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Un esclavo y un cazarrecompensas (Foxx y Waltz) se unen en una misión en la que deben enfrentar a un terrateniente psicópata (DiCaprio).

CINE

Django sin cadenas

Quentin Tarantino hace un homenaje a las películas italianas de vaqueros, usando nuevamente la venganza como elemento central. ***

Manuel Kalmanovitz G.
2 de febrero de 2013

Título original: Django Unchained

País: Estados Unidos 
Director: Quentin Tarantino
Guión: Quentin Tarantino
Actores: Jamie Foxx, Christoph Waltz, Leonardo DiCaprio, Kerry Washington
Duración: 165 minutos

Como en sus últimas tres o cuatro películas (dependiendo si uno cuenta Kill Bill como una o dos), el genial.

Quentin Tarantino regresa a las historias de venganza. Al igual que en todas sus fantasías revanchistas, en esta película la violencia es excesiva, la música está exquisitamente seleccionada y la tensión funciona como un relojito. 

Pero en este caso no hay mucha profundidad. Las mejores películas de vaqueros del Hollywood clásico mostraban dilemas imposibles de resolver. A menudo los vaqueros debían escoger entre seguir siendo lo que eran, tipos solitarios y libres, o ceder en sus principios y hacer parte de la sociedad (por lo general aceptando el tentador llamado de una tímida muchacha de enaguas esponjadas). 

Acá no hay nada de eso: Django sin cadenas es heredera, más bien, de las películas italianas de vaqueros (comparte el nombre y la canción del título con un ejemplo especialmente sangriento del género, dirigido en 1966 por Sergio Corbucci) donde el oeste es un sitio mugroso y desalmado y donde el único dilema de los vaqueros es cuándo desenfundar su arma.

El vengador en esta ocasión es el Django del título (Jamie Foxx), un esclavo liberado en la primera escena de la película por el doctor King Schultz (Christoph Waltz), un exdentista alemán convertido en cazarrecompensas, que lo necesita para que reconozca a tres hermanos que las autoridades buscan “vivos o muertos”.

Django ha sido separado de su esposa y su único objetivo (y la columna vertebral de la película) es reunirse con ella y vivir en paz. Pero más memorable que Django es Schultz, que resulta esconder tras su urbanidad puntillosa un efectivo asesino a sangre fría. Una de las cualidades de Tarantino es mezclar lo serio y lo ridículo, y en Schultz la combinación es perfecta.

Después de encontrar los tres hermanos, Django se vuelve aprendiz y luego socio de Schultz, quien se compromete a ayudarle a buscar a su esposa cuando pase el invierno. Así llegan al más malo de los malos, Calvin Candie (Leonardo DiCaprio) el propietario aniñado de un ingenio con esclavos y dueño de su esposa. Candie es nervioso, vano, engreído, ambicioso, cruel y con dientes de color gris baboso. No tiene nada que lo redima, es una caricatura hecha para ser odiada.

Es una película entretenida y con una tensión absorbente. Las explosiones de violencia son más caricaturescas que realistas y, así, resultan un poco menos perturbadoras. Tarantino sigue también eligiendo malos que son malísimos y buenos que fueron oprimidos hasta que, con un gran esfuerzo, lograron liberarse de las ataduras de la civilización y acabar, a cuchillo, pistola, metralleta o roca, con sus malvados opresores. La venganza es un sentimiento primario y en ninguna de sus excursiones Tarantino ha mostrado curiosidad por preguntarse sobre sus efectos globales, ni sobre su efectividad dramática. En Django sin cadenas tampoco lo hace. La película simplemente arma el mecanismo que obliga a los espectadores a desear la venganza tanto como sus protagonistas.

CARTELERA
**** Excelente     ***1/2 Muy buena      *** Buena      **1/2 Aceptable     ** Regular      * Mala   
Argo ***
Efectiva película de suspenso basada en hechos reales sucedidos en 1979, durante la crisis de los rehenes en Irán.

Lincoln ***
Esta sombría película de Spielberg se centra en los últimos cuatro meses de la vida del expresidente de Estados Unidos. 

Locura en el paraíso ***
Comedia incómoda y con toques improvisados sobre una pareja de yuppies
que terminan viviendo en una comuna hippie.

Lo imposible **1/2
El tsunami que arrasó con Tailandia en 2004 dispersa a una familia de turistas en este drama impresionante y manipulador.