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El triángulo amoroso entre el lobo Jacob (Taylor Lautner), el vampiro Edward (Robert Pattinson) y la mortal Bella (Kristen Stewart) sigue su tortuoso curso.

CINE

Eclipse

La tercera parte de 'Crepúsculo' no es ni la mejor ni la peor de una saga perezosa que presenta a las nuevas generaciones los mitos de siempre.

Ricardo Silva Romero
10 de julio de 2010

Título original: Eclipse
Año de estreno: 2010
Género: Aventura
Dirección: David Slade
Guión: Melissa Rosenberg basado en la novela de Stephanie Meyer Actores: Kristen Stewart, Robert Pattinson, Taylor Lautner, Ashley Greene, Billy Burke, Bryce Dallas Howard, Xavier Samuel?

La verdad es que ha habido poco para ver en estas vacaciones. Si no hubiera sido por El secreto de sus ojos o por La muerte del Che, podríamos decir que ir a las salas de cine colombianas ha sido perder el tiempo. Si no hubiera sido por Toy Story 3 y por Cómo entrenar a tu dragón, que caen en la tentación de ese 3D que no aporta nada a la historia, podríamos decretar la enésima crisis de creatividad en los principales estudios de Hollywood: desde la nueva versión de Alicia en el país de las maravillas hasta la nueva versión de Los magníficos, desde la vergonzosa Plan B hasta la aburridora El príncipe de Persia, hemos ido de decepción en decepción. Ha estado más claro que nunca que hoy en día el mejor cine del mundo está en la televisión: que muy pocas de las películas de cartelera están a la altura de, por ejemplo, un capítulo cualquiera de Dr. House.

Y ahora aparece la tercera parte de la saga de Crepúsculo: Eclipse. Y aunque no es la peor de las tres, ni más faltaba, porque trata de tener sentido del humor y logra concentrarse en la historia que quiere narrar (el triángulo amoroso, en medio de la batalla, entre el descamisado lobo Jacob, el anticuado vampiro Edward y la despistada heroína Bella), llega a las salas de cine a confirmar la pobreza de las ideas de estas vacaciones: a decirnos que mejor veamos True Blood en la televisión o alquilemos el DVD de Déjame entrar. Y sin embargo, como todas las generaciones tienen todo el derecho a agarrarse de las historias de moda para asimilar los mitos de siempre, las seguidoras de la serie la han convertido en todo un éxito en las taquillas del mundo: en medio de gemidos, de suspiros, de exclamaciones tales como "¡es divino!" o "¡yo me muero!", Eclipse ha recaudado 260 millones de dólares en el planeta en los primeros cinco días de exhibición.

Repito: la saga de Crepúsculo es todo un fenómeno sociológico, se ha ganado su público a pulso y tuvo un arranque prometedor que quizás le sirva para llegar a un final que valga la pena. Pero sin duda podría ser mucho mejor. Podría seguir siendo lo que es, una tortuosa historia de amor entre lo gótico, lo gringo y lo romántico dirigida a las quinceañeras de hoy, y al mismo tiempo convencer (igual que lo han hecho sagas como las de Harry Potter o El señor de los anillos o La guerra de las galaxias) a todos los que en teoría no estamos ya en edad de comernos el cuento. Podría hacer algo más aparte de parodiarse a sí misma, sin perder un solo dólar en las taquillas de las salas de cine, para no desaprovechar los talentos de intérpretes como Kristen Stewart o Dakota Fanning, de músicos como Alexander Desplat o Howard Shore, de cinematógrafos como Javier Aguirresarobe o Carter Burwell.

Porque las modas caen tarde o temprano. Y las películas que quedan de pie, a pesar del paso de los años, son exhibiciones de talentos.