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El Álamo

Este intento por reconstruir los hechos de 1836 pasará a la historia como un noble fracaso.

Ricardo Silva Romero
11 de diciembre de 1980

Título original: The Alamo.
Año de producción: 2004.
Director: Sam Raimi.
Actores: Dennis Quaid, Billy Bob Thornton, Jason Patric, Patrick Wilson, Emilio Echevarría.

Las películas sobre batallas históricas no tienen por qué ser aburridas. Pero esta, que recoge con sumo cuidado los hechos ocurridos en el fuerte de El Álamo entre el 23 de febrero y el 6 de marzo de 1836, tiende a perder muchísimo tiempo en personajes memorables que no logra desarrollar, en diálogos que fracasan en el intento de mostrar el drama humano detrás de la contienda y en escenas de guerra que se dedican a hacer atractiva -así sucedía, si lo recuerdan, en Pearl Harbor- una derrota lamentable desde cualquier punto de vista. Tiene actuaciones destacables (Dennis Quaid como el inescrupuloso Sam Houston y Billy Bob Thornton como el realista Davy Crockett sostienen la historia cada vez que aparecen en la pantalla) y le da paso, hacia el final, a momentos que logran emocionarnos, pero uno mira el reloj casi todo el tiempo, no sólo por lo mal espectador que se puede ser, sino porque todo parece inconcluso en ese relato.

Lo mejor que podemos hacer para presentar esta producción es conocer las dos historias verdaderas que la recorren. La primera, la del cerco de El Álamo (una misión en San Antonio, Texas, transformada en caballeriza por los españoles), ha llegado a nuestros libros convertida en un símbolo del coraje norteamericano: sucedió en el marco de la guerra por Texas -que se negaba a ser parte de aquel México que prohibía la esclavitud y la colonización por parte de ciudadanos estadounidenses- cuando 188 tejanos, comandados por William B. Travis y dispuestos a proteger esa fortaleza en ruinas con sus propias manos, se enfrentaron a un ejército mexicano de 6.000 soldados encabezado por el general Antonio López de Santa Ana. Fue una horrible masacre que duró 13 días. Y que seis semanas después, el 21 de abril de 1836, inspiró a las tropas de Sam

Houston (el grito de combate fue "recuerden el Álamo") para conseguir la independencia en la batalla del río de San Jacinto.

Casi igual de interesante es el recuento de los obstáculos que tuvieron que vencer los productores para estrenar este largometraje desigual: se sabe que la idea era precisar unos hechos falseados por la entretenida versión dirigida por John Wayne en 1960, que el director Ron Howard y el actor Russell Crowe dejaron el proyecto unas semanas antes de comenzar la filmación, que su estreno -previsto para la temporada del Oscar de 2003- tuvo que ser aplazado porque la copia final duraba tres horas y ridiculizaba a Davy Crockett, y que su terrible fracaso en las taquillas de Estados Unidos (costó 137 millones de dólares y sólo recaudó 24 millones) produjo, según datos de la Bolsa de Nueva York, un bajón del 3,7 por ciento en las acciones de Walt Disney.

El Álamo, realizada por el autor de El novato, sin duda cuenta estas dos historias. Se pierde del drama en sus esfuerzos por ser fiel a los hechos. Y en sus intentos por convencer a un público que no quiere entrar en el teatro.