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EL AÑO ROSSINI

El mundo celebra a partir de esta semana los 200 años del nacimiento del autor del "Barbero de Sevilla".

23 de marzo de 1992

NO CELEBRARA el mundo musical el "Año Rossini" con la pompa con que fue conmemorado el "Año Mozart". Pero al cumplirse este 29 de febrero el bicentenario del nacimiento del genio italiano, las salas de ópera y concierto recordarán al "Rey del crescendo" presentando parte de su voluminosa producción.
Esta efemérides servirá para rescatar del olvido decenas de obras del compositor que el mundo hizo de lado. Si se tiene en cuenta que apenas cuatro o cinco óperas y algunas oberturas de un muy extenso legado son interpretadas, es válido afirmar que no se ha hecho justicia con Rossini. Una gran parte de su obra está por oírse. Pero está su inmortal "Barbero de Sevilla": pocas óperas han alcanzado tanta popularidad en el mundo.
Una de las razones por las cuales la producción operática de Rossini fue cayendo en el olvido, fue por la carencia de idóneos intérpretes y la ausencia de partituras. Cantantes capaces de salvar las tremendas dificultades técnicas y musicales que exigen los roles protagónicos, hizo que las obras empezaran a archivarse. Conchita Supervía revivió en los años 20 las voces femeninas graves y ágiles. Tras su retiro ocupó su lugar Giulietta Simionato. Años más tarde la excelsa soprano australiana Joan Sutherland -hoy retirada de los escenarios- fue intérprete de excención. Pero la reina indiscutible es la norteamerieana Marylin Horne, que todavía deleita al mundo con su voz de timbre casi único, calidad, color y agilidades extraordinarias.
Nacido en Pesaro, Italia, Gioacehino Rossini tuvo el privilegio de escuchar las primeras notas musicales en su propio hogar. Su padre, que era trompetista, y su madre, sin formación musical pero con bella voz, ilustraron al niño hasta donde les fue posible.
Tuvo Gioacchino en calidad de maestros a los hermanos Malerbi, al padre Mateo Mattei y a dos genios: Mozart y Haydn. A los 12 años escribió su primera obra. Y con el mismo entusiasmo escribió hasta cumplir los 37. Sin embargo, cuando estaba en el cenit de su carrera y había escrito la nada despreciable suma de casi 40 óperas, se alejó de las grandes obras y pasó a escribir las breves composiciones instrumentales y vocales, entre ellas 40 volúmenes que se conocen como "Pecados de vejez". Sólo volvió a escribir en grande cuando compuso la Pequeña misa solemne y el extraordinario Stabat Mater.
Para quienes han entendido su obra, Gioacchino Rossini fue figura determinante no sólo en el desarrollo de la ópera italiana sino que estableció los cánones de lo que sería la gran ópera francesa. Su sentido del ritmo, el genial manejo de los "crescendos", la habilidad para escribir concertantes, la frescura de las melodías y el genio para crear situaciones bufas, hacen de Gioacchino Rossini una figura determinante en la historia de la música.
De Rossini dijo Georges Bizet: "Lo venero igual que a Mozart". Brahms manifestó lamentar no haber podido detenerse en Pesaro para rendir homenaje al genio musical, y Adolphe Adam, autor del célebre ballet Giselle, fue más lejos cuando afirmó ser Rossini "el genio musical más completo que haya existido ".
Como Colombia no podía marginarse de este concierto de voces, que el 29 de febrero se unirán para rendir homenaje al compositor, la Orquesta Filarmónica de Bogotá presentará el viernes 28 y el sábado 29, bajo la dirección de Francisco Rettig, en el auditorio de la Universidad Nacional, un concierto en el que se escucharán la obertura "La escalera de seda" y el "Stabat Mater". -