Home

Cultura

Artículo

EL BUHO DE LA RADIO

Con él, los habitantes de la noche pueden comunicarse entre sí. Su programa compite con el famoso "Tango y algo más".

12 de julio de 1982

Le dicen "El Miserable", porque no deja dormir los primeros cinco días de la semana. De lunes a viernes, de doce de la noche a cuatro de la mañana, Antonio Ibáñez salta de tema en tema para hacer hablar a los colombianos. De todas partes del país llaman para comentar, informar y discutir el asunto que está sobre la mesa. O para cambiarlo. Todos opinan sobre el andinismo, el control de la natalidad, el caballo de paso, la soledad, la falta de plata, la concepción del amor de alguna "vedette". El taxista de Cali, el estudiante de cuarto semestre de arquitectura en Bucaramanga, el intelectual de Bogotá, el guardavía del ferrocarril de Caracolí, el profesor de hebreo de Pasto, todos ellos comentan, instruyen e informan lo más ampliamente posible sobre el tema propuesto por Antonio Ibáñez.
"Una voz en el camino", de la emisora "Nuevo Mundo", es un programa que llega a gran parte de la población noctámbula del país. Según información de la comercializadora del programa, este, en sus tres meses y medio de existencia, ha logrado una audiencia de más del 10% de los radiooyentes. Antonio Ibáñez está satisfecho de su reciente programa, pero afirma que todavía está "en plan de estudio y aprendizaje", como lo ha estado toda la vida. Tenazmente labrada.
Huérfano y pobre, recorrió de niño las calles de Medellín y de la provincia vendiendo "cacharros". Hizo primaria y bachillerato buscando becas y estudiando en libros prestados. Viajó y trabajó por todo el país, para establecerse en Bogotá en 1953, donde hizo teatro y se vinculó con la intelectualidad de la época. Gracias a esto, Jorge Gaitán Durán lo recomendó a un grupo de intelectuales venezolanos. En Caracas trabajó en televisión y estudió sociología y sicología durante tres años.
Volvió a Colombia y se estableció en Cali, donde llegó a ser presidente del Sindicato de Palmolive. Consiguió ser corresponsal de "El País" en Europa y allí escribió para revistas españolas. Vivió un tiempo en México, volvió a Venezuela, y desde hace algunos años está establecido en Bogotá, donde ha trabajado en televisión y radio. Ahora tiene dos programas: "Las mejores respuestas", donde especialistas responden a las inquietudes de la gente que llama, y "Una voz en el camino".

LA GENTE MIENTE Y ENGAÑA. NO HABLA
Con Antonio Ibáñez los habitantes de la noche pueden comunicarse entre sí, y su programa está compitiendo con el famoso "Tangos y algo más" y con repertorios de música vieja de los cafetines de las ciudades. Antonio fundamenta la necesidad de su programa diciendo "lo importante de un programa es el oyente y si este no llama a conversar, mejor es que pongan música y den la hora cada tres minutos. Lo que pasa es que el mundo, a pesar de las comunicaciones y los adelantos tecnológicos, no sabe conversar, y además está solo. La gente corre a la casa después del trabajo a oír música, a tomarse una copa o a empastillarse, y cuando conversa en la calle, sólo dice mentiras, viendo cómo puede engañar al otro, para escalar posiciones. La gente es farsante para poder superarse".
El programa ofrece muchas posibilidades de hacer estos contactos. El oyente es el que manda. Generalmente, Antonio pone una serie de temas para ser discutidos durante la noche, mientras espera que llamen los oyentes del programa, cosa que sucede de inmediato. El oyente puede cambiar de asunto, como ocurrió el miércoles 9 de junio, cuando Antonio propuso hablar de la adopción de los niños. Al segundo, Enrique Bonnet de Bogotá, llamó y estableció relación entre la adopción infantil y los precios de la leche, para protestar por esto último. Minutos más tarde, el señor Bonnet hablaba con toda propiedad sobre la cama de lady Diana y sobre la ausencia de sombreros en las cabezas de los colombianos.

MALACOLOGIA Y POLITICA
Antonio Ibáñez habla de los radioescuchas como de los "protagonistas de la noche". Esto ha creado un ambiente de solidaridad tal que, en las conversaciones que se hacen simultáneamente desde varios puntos del país, se llaman a sí mismos "malacólogos". Los estudiantes de moluscos, los seres encerrados en cascarón.
Para Antonio hay dos temas que tienen que ser tratados con mucha cautela, es decir, por gente muy empapada en la materia: la política y la religión, que se prestan para romper cualquier tipo de solidaridad: "Hay gente que escucha a un izquierdista hablando al aire libre y llama a contestar con ideología goda, sin saberla sustentar. Ahí, todo termina en la ofensa. En Colombia no se puede discutir a nivel popular, porque la gente se exaspera, la gente es muy dogmática y de la palabra y el diálogo se pasa a la ofensa personal".
En el programa participa gente conocida al lado de frecuentes anónimos con los cuales tienen que discutir. Por él han pasado Pedro Gómez Valderrama, Nicolás Suescún, Manuel Zapata Olivella, Pacheco, Franky Linero, Judy Henríquez, Mario Gareña. "Cuando estan trasnochados, llaman y hablan de cualquier cosa" Antonio se queja de que muchos de los oyentes de "Una voz en el camino" no pueden llamar, tanto por falta de plata, como por presión de los patrones. "Los celadores y los taxistas no llaman porque los regañan si usan el teléfono".
Antonio Ibáñez prepara los temas para dos semanas. Hasta el momento ha tratado unos cien, sacados de periódicos, de enciclopedias, de revistas, y de su misma cabeza. Trabaja todo el día -y la noche- para sus dos programas. En ellos entrega su experiencia, "las cosas que he aprendido en la vida con los campesinos, los policías, los detenidos y los marineros".