EL COLOR DE LA MUERTE

UNA EXPOSIción de la obra de Beatriz González siempre será un hecho importante. Ella ha sido no sólo una de sus más polémicas y activas creadoras, sino una de las figuras que ha definido lo que puede denominarse 'colombiano'.
Desde el inicio de su carrera centró sus preocupaciones en el reconocimiento de una identidad, no obstante la utilización de cánones foráneos. En los primeros años de la historia moderna del arte nacional, fué una de las artistas que evidenció la posibilidad de fluir en la contemporaneidad con una temática referida a lo provincial y contextual latinoamericano, sin el peso de la imposición teórica o de un lenguaje por fuerza adoptado.
Beatriz González, junto con otros pintores como Obregón o Botero, descubrió los que hasta entonces constituían, a pesar de su natural presencia, los signos ocultos de la identidad nacional. Su obra cáustica, irónica, humorística y sin embargo, conmovedora, ha sido el resumen visual de la experiencia particular del arte en esta parte del mundo, de una sicología, de un comportamiento que abarca los campos de lo social y lo político, y en fin, de una esencia, que inscrita o no en el nivel de lo popular, revela una cultura y una identidad, que en diferentes niveles le ha servido al país en su autoconocimiento y en la construcción de su propio discurso.
En la consecución de este fin, en el trabajo de Beatriz González han cobrado validez todo tipo de temas, siempre que ellos visualicen aspectos en algún sentido críticos o esclarecedores del acontecer o de la historia de Colombia. Desde los Suicidas del Sisga (su primera obra conocida) hasta hoy se pueden identificar con claridad capítulos y series en su obra, con los que ha introducido, ya sea desde la ridiculización o la ternura, nuevas interpretaciones a los relatos establecidos o por establecer.
La actual exposición en el Museo de Arte Moderno La Tertulia de Cali, descubre, en un recorrido por su producción artística, su relación, a un mismo tiempo poética y mordaz, con el tema de la muerte, hecho reflexión nuevamente a partir del simple suceso cotidiano y noticioso con el que devela los hábitos y la conducta de la violencia y de su entorno cultural, en el cual, aun la muerte, a pesar del trágico concepto que encierra, mantiene una relación estrecha con la inconcebiblemente festiva idiosincrasia colombiana. -