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El documental sobre los peligros de dejar a los niños navegar libres Internet

‘Beware the Slenderman’ plantea un debate que parte de un episodio macabro, en el que dos niñas de 12 años apuñalaron a su compañerita. SEMANA habló con su directora Irene Taylor Brodsky.

16 de junio de 2017

El 31 de mayo de 2014, Payton Leutner, una niña de 12 años, fue encontrada acuchillada en un área boscosa y sus amigas Morgan Geyser y Anissa Weier, también de 12 años, eran las sospechosas. Interrogadas separadamente, Morgan y Anissa explicaron que habían sido obligadas a intentar matar a su amiga para congraciarse con ‘Slenderman’, una especie de ‘Coco’, un personaje de ficción de internet que ellas creían que existía en la realidad.

Bella sobrevivió, y Morgan y Anissa fueron acusadas de intento de asesinato en primer grado. Y, mientras esperaban el juicio en una casa de detención juvenil, sus padres intentaban entender lo que había sucedido. Expertos afirmaron que Anissa manifestaba características de trastorno delirante (que hace que la persona sea incapaz de distinguir la ficción de la realidad) y Morgan fue diagnosticada con esquizofrenia infantil, pero el juez decidió que ambas deberían ser juzgadas como adultas por la premeditación y gravedad del crimen.

Esa tragedia ahora también forma parte del mito de Slenderman en internet, uno que abordó la documentalista Irene Taylor Brodsky en su documental. Esto le dijo a SEMANA.

Semana: ¿Qué la motivó a abordar este tema?

Irene Taylor Brodsky: Siempre me ha interesado la manera en la que los niños perciben el mundo. Soy madre de tres niños y los veo creciendo en este ambiente de comunicación inmediata, imagenes ubicuas, información detallada que no necesariamente es cierta… y me concierne. Yo estaba en proceso de desarrollar una serie sobre los niños en la Era de internet, y nuestra tesis era que los niños se desarrollan distinto por causa de este bombardeo informativo 24 horas 7 días a la semana. Justo en ese momento sucedió el infortunado e impactante ataque de estas niñas. Triste, pero fue una oportunidad para abordar muchos de los temas que teníamos en mente, los cuentos de internet, su uso y consecuencias.

Semana: ¿Qué la sorprendió, incluso chocó en ese proceso de hacer ‘Beware the Slenderman’?

I.T.B: En ese momento, lo que más me impactó fue el hecho que los padres de las niñas que cometieron el crimen se preguntaban, tanto como el resto de nosotros, cómo pudieron haberlo hecho. Reconocían que eran imaginativas, pero no tenían ni media pista sobre algo así. Se trataba de chicas inteligentes, que aprendieron a su manera a navegar la web y encontrar contenidos. Esos padres, con quienes pasé tiempo, me parecieron genuinamente buenas personas. Asumí antes que quizás, de una u otra forma, ellos las habían empujado hacia un acto así, pero descubrí que no había como sostener esa idea, que se trataba de personas preocupadas, dedicadas, y entristecidas por las víctimas y asustadas con todo esto. Puedo redondear diciendo que la mayor sorpresa es que los padres de estas niñas eran gente ejemplar.

Semana: ¿Cuánto le tomó hacer el documental y qué fue lo más complicado de la realización?

I.T.B: En total estuvimos un año y medio en Wisconsin, y tuvimos que ser extremadamente discretos, tratando de mantenerlo casi en secreto para evitar agitar el ambiente. Los padres de las perpetradoras claramente vivían una etapa muy sensible y complicada y, si bien evitaron al resto de medios, afortunadamente optaron por hablar con nosotros.

Semana: En pocas palabras, ¿su cinta aborda las dificultades que viven los padres al luchar contra el influjo informativo de la red?

I.T.B: Desde el caso del Slenderman aborda lo ciertas que ciertas informaciones e historias que nacen y se comparten en la web pueden resultar ciertas para los niños. Slenderman, un mito creado en la red, sobre el cual hay 200, 400 historias que circulan, miles de ilustraciones.. Algunos lo disfrutan, otros creen que es real. Y, la mayoría de veces los padres no tienen como entender el poder de esta influencia en sus hijos.  

Semana: Es un tema delicado, ¿cómo abordarlo con los padres de las acusadas?

I.T.B: Tomó tiempo, no esperaba que hablaran de inmediato. Pero esa es la ventaja de ser documentalista en un proyecto de largo aliento. Se tiene el lujo de dejar el tiempo pasar, porque como humanos, no tomamos decisiones en un instante, las evaluamos, les damos tiempo… Me di cuenta de que si hacíamos nuestro trabajo profesionalmente, con respeto, iban a descubrir sus miedos, tristezas y enojos     

Por otro lado, el reto es condensar. Teníamos más de 60 horas de material, y las familias confiaron en mí para sacar de ahí lo más representativo y útil. también traté de incluir la voz de los padres de la víctima, pero no les interesó en absoluto. Escogieron una ruta más tradicional, hablaron con otros medios, de noticias de televisión y revistas.

Semana: Todo documental acarrea decisiones difíciles. Hacia el final usted aborda un antecedente médico de una de las niñas culpadas del crimen, ¿por qué no hacerlo antes?

I.T.B: Pensé que era importante contar la historia primero y luego entrar en los matices. Esto para evitar que la audiencia satara de inmediato al estigma de la enfermedad mental. Y si se habla de un comportamiento inexplicable, ese estigma puede ser la salida más rápida y fácil. ¿Cómo puede darse que un niña de 11 años apuñale 17 veces a su amiguita? si se introduce la esquizofrenia de inmediato, todo queda explicado y no queda lugar a discutir otros puntos importantes: acceso ilimitado y sin control a internet, contenido adulto accesible fácilmente. Para un niño esto puede no representar un problema, pues nadie le ha dicho que hay peligros. Es como el camino a la esquina oscura del sótano, puede no ser bueno para ellos.    

Era importante mencionar cómo una enfermedad mental irrumpe en las percepciones, pero más aún, discutir cómo estas niñas fueron sometidas a un sistema legal adulto. El estado en el que viven, Wisconsin, decidió ignorar su susceptibilidad, solo se enfoco en la severidad del crimen para condenarlas.

Semana: ¿Por qué cree que los padres de la víctima no le hablaron?

I.T.B: Le pregunta a quien no sabe la respuesta. Lo que puedo decir es que en mi proceder soy sensible. Me gusta escuchar, hasta encontrar el espíritu de la historia, y destilarlo, como un licor, tomar lo esencial, tiene que ser lo esencial. A estas chicas internet las llevó por un camino difícil y lo asumieron. Ahora pagan por su crimen.

Semana: ¿Qué tan distinto es de los otros documentales que ha hecho en el pasado?

I.T.B: Todos son filmes muy distintos. Nunca antes había abordado un crimen como tema, antes había tocado temas como la sordera de mis padres, pero ellos no son víctimas, solo asumen una condición que se sale de su control.

En este descubrí lo complicado que resulta, como un ser humano con valores morales, tratar de sentir empatía por perpetradores de un crimen. Un motor personal y profesional de este proyecto fue tratar de entender el ‘mal’. Fue un reto moral e intelectual, no quería desvirtuar este hecho macabro como un crimen pero necesitaba entenderlo… y creo que la tragedia se configuró por una enorme desconexión entre información y realidad, e inestabilidad mental. De una forma, considero que estas niñas también son, en un grado, víctimas de la circunstancia.        

‘Beware the Slenderman’ se puede ver en la plataforma HBOGO.