Home

Cultura

Artículo

EL FESTIVAL TRAS BAMBALINAS

A PARTIR DEL 8 DE ABRIL, 72 GRUPOS DE TEATRO DE LOS CINCO CONTINENTES SE DARAN CITA EN EL III FESTIVAL IBEROAMERICANO DE TEATRO DE BOGOTA.

27 de abril de 1992

PARA LOS ESPECTADORES, EL III Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá comenzará el próximo miércoles 8 de abril, cuando al menos 700 artistas recorran a pie, al ritmo de cumbia, guabina y joropo, el trayecto que separa la Plaza de Toros y la Plaza de Bolívar. Comenzará cuando un ramillete de cuatro mil globos de helio, pintados de amarillo, azul y rojo, se eleve sobre las casonas de La Candelaria. Comenzará cuando un foco de luz ilumine el escenario del Teatro Colón, y "Tirano Banderas" sea entonces una promesa hecha realidad.
Pero el festival comenzó hace mucho tiempo para un grupo de personas que debió imprimirle todo su amor por el arte a una empresa que se encargará de producir el suceso cultural más grande de Colombia en 1992. Este grupo, comandado por Fanny Mikey, no se subirá a los escenarios ni se desdoblará en los parques públicos. Pero desde finales del año pasado ha estado pendiente de los mil y un detalles que, tras bambalinas, lograrán que los telones se suban a la hora señalada.
Si no fuera porque ya se han llevado a cabo, con total éxito, dos versiones del festival, cualquiera pensaría que hace falta un milagro para que las cosas salgan bien en esta oportunidad. En las oficinas del Teatro Nacional, incluso en horas de apagón, el teléfono no deja de sonar.
Un director llama desde Grecia para aclarar que el tablado sobre el cual se moverán sus actores debe tener una inclinación de 30 grados.El luminotécnico de un grupo venezolano llama para saber si ya le consiguieron los 75 bombillos de dos kilovatios que requiere para la función. Desde Senegal, la productora de "Germaine Acogny" quiere saber si está lista la conexión aérea Dakar-Madrid Madrid Bogotá. Los húngaros llaman para decir que su comitiva ya no es de 80 personas, sino de 85. Todos llaman. LIaman, incluso, los que se quedaron por fuera del Festival, y todavía no pueden creer que no se harán presentes en el evento teatral que convoca al mayor número de países.
Este año estarán representados los cinco continentes. 72 compañías, de 31 países, les estarán demostrando a los colombianos que el teatro es un idioma universal. Que no hace falta saber húngaro, chino o griego para entender un espectáculo que, al fin y al cabo, ofrece otra manera de ver la vida, otra manera de ver a los hombres. ¿O es, acaso, un impedimento no hablar ruso, para asistir a "El jardín de los cerezos", la obra con la que Stalinsnasky estrenó el Teatro de Arte de Moscú y, al mismo tiempo, el teatro moderno? No lo es. Al menos así lo confirmó el millón y medio de espectadores que se hizo presente en el pasado festival. Y para éste se espera una asistencia aún mayor, entre otras razones porque se amplió la participación de grupos callejeros y porque en la programación figuran 170 espectáculos gratuitos. Espectáculos que se llevarán a cabo en parques, en plazas, en cárceles, e incluso en escenarios al aire libre de municipios como Chía, Zipaquirá, La Calera, Soacha y Facatativá.
En pocas palabras, el festival se tomará, durante 12 días, a Bogotá y sus alrededores. Durante casi dos semanas se respirará. teatro en todas las esquinas. Y el público tendrá la oportunidad de asistir a algunos de los espectáculos más hermosos del mundo, por un precio definitivamente bajo. "Tirano Banderas", por ejemplo, una obra por la que hay que pagar en España el equivalente a 50 mil pesos, podrá verse durante el festival por mil, dos mil, cuatro mil o 12 mil pesos. La clave está en que de los cinco mil millones de pesos que podría costar el III Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá, los organizadores y el Estado colombiano sólo deben asumir una quinta parte. El Gobierno mexicano, por citar un caso, decidió asumir los 250 mil dólares que significa traer al grupo Casa de Teatro para que realice en Bogotá el estreno mundial de "La noche de Hernán Cortés". Y como éste, hay varios casos. Incluso algunos de no creer, como el de un grupo francés que solicitó no ser alojado en hoteles de cinco estrellas, por considerar que esta actitud no va con su espíritu artístico.
No obstante, para conseguir los mil millones restantes los organizadores han tenido que hacer verdaderos milagros. Tantos como tendrán que hacer los técnicos para armar y desarmar una escenografía en poco más de 12 horas, con o sin apagones. Tantos como están haciendo actualmente los encargados de coordinar la llegada de las decenas de vuelos que traerán a los 2.300 protagonistas del festival, y los cientos de toneladas de carga, desde diversos lugares del planeta. Y es que hay factores que el público ignora, cuando ya todo está listo. ¿Quién se imaginará, por ejemplo, que para ubicar en la Plaza de Bolívar el gigantesco libro del Royal Deluxe que narra la historia de Francia, fue necesario contratar siete tractomulas, que transportaron esas páginas de 12 toneladas a un costo de 18 millones de pesos?
Pero lo importante es que los milagros se están dando. Incluso, los organizadores han asegurado que se dará el milagro de contar con fluido eléctrico para las diversas funciones. Gracias a esto, se podrán ver espectáculos tan aclamados como "Sheherezada" de Eslovenia, "Sueño de una noche de verano" de Rumania, "Triton" de Francia, "Disturbios en el palacio" de China, o "Yo tengo un tío en América", una obra del grupo Els Joglars, que a pesar de estar en contra de lo que sucedió en América hace 500 años, forma parte de la muestra auspiciada por el Gobierno español.
De cualquier manera, superadas todas las barreras, el III Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá es ya una realidad. Pero al día siguiente de la clausura, los organizadores tendrán que empezar a pensar en la cuarta versión de este evento, sobre todo porque los mejores grupos del mundo planean su itinerario con dos años de anticipación.