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EL GIGANTE DE HALLE

El tricentenario del nacimiento de Haendel, primer gran aniversario musical del 85

25 de marzo de 1985

La fiesta musical de 1985 ya comenzó. Y el primer gran aniversario del año resuena con todo su clamor de fuego de artificios y fanfarrias. El pasado 23 de febrero se conmemoró el tricentenario del nacimiento de Haendel en la feraz Sajonia. Excelso organista y majestuoso compositor, su obra es uno de los hitos indiscutibles en el océano transparente de la música universal. Mientras Bach invita al recogimiento y Telemann a la ensoñación, Haendel es el maestro de la exaltación y lo grandioso. Profuso y profundo como ocurrió con otros artistas iluminados (Shakespeare en el teatro y Goya en la pintura), su obra es una gozosa travesía por el asombro y la sorpresa musicales: 39 óperas, 166 arias y cantatas para solista, 37 tríos y sonatas, 5 Te Deum, 20 antífonas, 12 conciertos para órgano, 18 concerti grossi para orquesta, 2 pasiones, 32 oratorios, diversidad de salmos y motetes, y un abundante repertorio de música festiva secular, además de numerosas colecciones de piezas y ejercicios para clave.
Hijo tardío de un cirujano del ejército, hubo de dedicarse al estudio de la música con especiales concesiones familiares pues su padre siempre quiso que se hiciera Jurista. Pero la historia le tenía reservado un destacado rol en el escenario de la música barroca: Haendel fue el compositor alemán más célebre y famoso de su tiempo. Conocido de Steffani y Buxtehude, viajo a las cortes cardenalicias italianas donde se codeó con lo mejor de las orquestas y las academias (Lotti, Marcello, los Scarlatti, Corelli). Con oeasión del estreno de una de sus óperas viajó a Londres donde contó con la adhesión de la reina Ana y el interés del rey Jorge 1, mecenazgo que llevó al maestro alemán a instalarse definitivamente en Inglaterra donde vivió un quehacer artístico de febril generosidad y una vida palaciega de gran señor. Abanderado sin par de !a ópera italiana en su país adoptivo, llegó a la cima de su estética y de su fama gracias a la fuerza músico-dramática de sus oratorios.
Ciego y solo, pasó los últimos siete años de su resonante vida interpretando conciertos para órgano con especial fervor y recogimiento: Murió un sábado santo a los 74 años y seguramente que, como siempre lo quiso, se unió a su dulce Salvador el día de su Resurrección. Yace sepultado en la abadía de Westminster, en medio de la amable compañía de un selecto grupo de poetas ingleses.
Y en materia de homenajes al maestro Haendel el país no podia quedarse atrás. El pasado 22 de febrero, justo la víspera de los 300 años de su nacimiento, se estrenó en el Teatro Colón de Bogotá el bello oratorio "El Festin de Alejandro", en un esfuerzo conjunto de la Orquesta Sinfónica de Colombia y del Coro de Colcultura, bajo la dirección de Jaime León y Mateo Hazelwood respectivamente, y con la participación de calificados solistas (Marina Tafur y Francisco Vergara, entre otros). Una grata ocasión de festejar y honrar al gigante de Halle, ahora de cumpleaños. "El Festin de Alejandro o El Poder de la Música", compuesto en el año 1736 sobre un poema de John Dryden a Santa Cecilia, representa la feliz culminación de una larga tradición musical en honor a la patrona de la música, inaugurada por Purcell y Charpentier y proseguida hasta nuestros días por Gounod y Britten. Con elementos dramáticos y melódicos propios tanto del oratorio como de la oda, su concepción musical es casi sinfonica en cada uno de sus cinco movimientos intercala con maestria recitativos, arias y coros. De gran riqueza y diversidad en su textura contrapuntistica, "El Festin" transita con naturalidad por el lirismo y la tragedia, la sensualidad y la alegria. Todo un banquete musical para celebrar este Prandioso v estruendoso aniversario. Salud y buen provecho. -
Jaime Valencia Villa -