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Este jueves 28 de mayo se estrena la película en las salas de cine del país. | Foto: Cortesía

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“Es el gran momento del cine colombiano”

En días excepcionales para el cine criollo, Franco Lolli estrena 'Gente de Bien'. Semana.com habló con él sobre su película, el difícil mercado nacional y el momento del cine.

Nathan Jaccard, colaborador de Semana.com
27 de mayo de 2015

Gente de bien. Tres palabras que resumen una esquizofrenia típicamente colombiana. Más que personas honradas, la expresión se refiere a los poderosos, los acaudalados, a esas familias que controlan el país desde siempre. Es también el título de la película de Franco Lolli, un director de 30 años que explora con realismo, sutileza y emoción temas poco abordados por el cine nacional: lo cotidiano, la infancia y la difícil comunicación entre las clases sociales.
 
Con un reparto –salvo Alejandra Borrero- compuesto por actores no profesionales, Lolli narra la historia de Eric (Brayan Santamaría), un niño de 10 años abandonado por su madre, cuya crianza queda a cargo de su padre (Carlos Fernando Pérez), un humilde carpintero que lucha para ganarse la vida y trabaja para una mujer de clase alta (Alejandra Borrero). Ella tratará de ocuparse del niño, pero al unirse esos dos mundos brotarán profundos dilemas.

Lolli, de 31 años, se graduó del Liceo Francés de Bogotá y estudió en La Fémis, la Escuela Nacional de cine francés en París. Ahí hizo en 2007 el cortometraje Como todo el mundo, con el que ganó el Festival del Cortometraje de Clermont-Ferrand, el más importante para ese género. En 2012 filmó el corto Rodri, antes de realizar Gente de Bien, su ópera prima que se estrena en Colombia el próximo 28 de mayo. La película, que ganó premios en Bélgica, Perú, España, Alemania, Ecuador, Argentina, Cuba y pasó por más de 60 festivales, lleva 10 semanas en cartelera en Francia donde más de 50.000 personas la han visto.

Semana.com: Se acaba de terminar el festival de Cannes donde las producciones colombianas brillaron. Su película, que se presentó hace un año en ese mismo festival, se estrena esta semana. ¿Hay una nueva ola?

Franco Lolli: Este año llegó el reconocimiento externo, pero hace ya 3 o 4 años que están saliendo directores interesantes. El año pasado Simón Mesa se ganó la Palma de Oro en Cannes por el mejor cortometraje, en 2015 Colombia fue el cuarto país del mundo más representado en Cannes, yo estrené Gente de Bien, que es la película más taquillera en Francia desde María Llena Eres de Gracia. Es el gran momento del cine colombiano ante el mundo.

Semana.com: ¿Qué cuenta en Gente de Bien?

F.L.:
La película viene de mis impresiones de la infancia. No es mi historia, pero integro vivencias propias: la burguesía bogotana; mi familia donde solo éramos mi madre, un perro y yo; la crisis y la falta de trabajo; nuestra relación con un carpintero y su hijo. Cosas personales, pero con las que muchos se identifican. Todo el mundo tuvo infancia, todo el mundo ha tenido relaciones familiares complicadas y todo el mundo ha tenido problemas de plata en algún momento.

Semana.com: ¿Cómo fue el casting?

F.L.:
¡Una locura! Nos demoramos 7 meses, tres veces más de lo normal. Vimos a 2000 niños, 500 personas para el papel del padre, 100 actrices antes de escoger a Alejandra Borrero. Yo buscaba gente que fuera como los personajes de mi guion, que no tuvieran que actuar. A Brayan, el niño de 10 años que tiene el papel principal, lo vi en el centro de Bogotá vendiendo libros a las 10 de la noche. Apareció de la nada, por casualidad, después de buscar y buscar.

Semana.com: Usted combinó actores no profesionales con alguien muy reconocido como Alejandra Borrero, ¿por qué?

F.L.:
Los actores profesionales pueden tener un problema, a veces piensan que tienen que hacer mucho, actuar demasiado. Prefiero que actúen lo menos posible y sean más ellos mismos. Con los actores naturales pasa lo contrario, necesito que actúen un poquito y no sean tan ellos. Esa combinación me permitió llegar a un equilibrio, una realidad intermedia que da una sensación de naturalidad. Es cine, es ficción, pero es como la vida real.

Semana.com: También recurrió a la improvisación. ¿No se volvieron locos en el set?

F.L.:
Sí, un poco. Los actores no conocían el guion, yo les iba diciendo qué pasaba en cada escena. Es un desafío, pues los técnicos tampoco saben que va a pasar y yo no sabía si iba a lograr lo que quería. Pero crea momentos de magia que vale la pena esperar.

Semana.com: Usted incluso instigó el matoneo entre los niños actores, ¿era necesario?

F.L.:
Hay una escena de matoneo de tres niños ricos hacia Brayan, el protagonista de clase baja. Como busqué que los personajes fueran lo más cercano posible a mis actores, la exclusión se daba de manera natural, tristemente. Yo los regañaba por portarse así, pero para esta escena los empujé a que lo hicieran, no solo en la toma, también cuando la preparábamos. Fue fuerte, los niños sufrieron, pero el límite aún estaba lejos. Hubo muchas escenas similares, ese principio se aplicó en todo el rodaje.

Semana.com: Uno de los temas centrales en Gente de Bien es el lenguaje invisible que divide las clases sociales. ¿Por qué nos cuesta tanto hablar de eso?

F.L.:
No tenemos distancia frente a lo que somos. Es más fácil contar una historia en el pasado, o con chistes, uno no se le mete al rancho a la gente de frente. En Colombia el problema, la enfermedad es la desigualdad, de ahí sale todo. El narcotráfico, la guerrilla, el paramilitarismo, la delincuencia son síntomas de la enfermedad. Las clases sociales son un tabú, a pesar de que están presentes todo el día, en todas partes. Pero Gente de bien no dice cómo hay que pensar, eso no me gusta. Transmito emociones, sensaciones, impresiones.

Semana.com: ¿Por qué a pesar del éxito de las películas nacionales, al público le cuesta responder? ¿Hay demasiadas? ¿Son aburridas?

F.L.:
Hay muchos factores, el más importante es la falta de costumbre del público frente a una industria naciente. Hace una década se hacían 5 películas al año, en 2014 alrededor de 30. La gente no tiene la costumbre de ver cine nacional y este, hasta hace poco, no era lo suficientemente variado e interesante, se centraba en dos ejes: la pornomiseria o la narconovela. Poco a poco ha surgido otro cine, y la gente se demora en conocerlo.



Semana.com: Muchos directores se quejan del mercado de distribución…

F.L.:
Es un problema, es mucho más duro que en un país como Francia. Allá estrenan más del doble de películas, pero hay posibilidad de estar dos semanas en la cartelera como mínimo. Eso da tiempo para darse a conocer. En Colombia si las cifras no dan a los cuatro días del estreno, sacan la película de la cartelera. Es un mercado salvaje, demasiado capitalista.

Semana.com: ¿Y entonces qué hay que hacer?
 
F.L.:
Formar a los más jóvenes puede ser un camino. Estoy armando un proyecto donde proyectamos en los colegios. Más de 5.000 alumnos de colegios públicos y privados en Cartagena, Cali, Pereira y Bogotá van a ver Gente de Bien. Hasta ahora la reacción ha sido excelente, les ha gustado, no se han aburrido. Es importante mostrarles que hay otro cine que no es Mad Max, Rápidos y Furiosos, que puede ser entretenido y ponerlos a pensar. Es como el whisky. Hace diez años no me gustaba, pero ahora lo disfruto. Es un gusto adquirido. La Coca Cola me sigue gustando, puedo tomar ambos e incluso mezclar uno con otro. No hay cine bueno y malo, sino varios tipos que coexisten.
 
Semana.com: En Francia le fue muy bien a su película. ¿No sería triste que en Colombia no logren la misma cantidad de espectadores?

F.L.:
Es un miedo que tengo, en Francia seguimos en cartelera 10 semanas después del estreno y ya pasamos la barrera de las 50.000 entradas. En Colombia nunca nos van a dar tanto tiempo, acá a las más taquilleras les dan como máximo seis semanas. Gente de Bien es una película que ha funcionado con espectadores de todo el mundo. Pero mi primer público, es el colombiano. Solo ellos se ríen con los chistes, tararean las canciones, entienden lo que muestro. La lógica cinematográfica querría que le vaya mejor en Colombia. ¿Quién sabe si la comercial?

Vea el tráiler: