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El gurú del siglo XXI

Rem Koolhaas es, junto con Le Corbusier, uno de los arquitectos más trascendentales de los últimos tiempos. Perfil de este 'ilustre desconocido'.

27 de marzo de 2005

Son muy pocas las personas que saben que al visitar el restaurante Wok de la calle 122 con avenida 19 de Bogotá o el futuro centro de exposiciones de Medellín están entrando a un edificio inspirado en la arquitectura del holandés Rem Koolhaas. Y esa es precisamente su virtud: la gran influencia que ha ejercido y ejerce sobre miles de arquitectos en todo el mundo.

Para definir a Koolhaas se podría decir que es el alumno aventajado del movimiento moderno que lideraron el alemán Mies van der Rohe y el suizo Le Corbuiser hace más de 60 años. En sus obras, las formas rectangulares y el uso de materiales como el concreto y el vidrio son una clara alegoría al legado de sus maestros. Pero su arquitectura también se fusiona con elementos propios del movimiento orgánico -antagonista del modernismo- impulsado por el norteamericano Frank Lloyd Wright. Por eso, la arquitectura de Koolhaas es un equilibrio entre las dos corrientes que marcaron el siglo XX.

Pero más que un arquitecto, Rem Koolhaas es un trasgresor de los dogmas que generalmente se imponen en la arquitectura. Su taller, ubicado en Rotterdam y bautizado como OMA (Oficina Metropolitana de Arquitectura), es ante todo un laboratorio de experimentación de formas arquitectónicas, teorías, urbanismo, literatura y diseño gráfico. Fue Koolhaas el primero en aplicar, de manera posmoderna, una de las frases más célebres de Mies Van der Rohe: "Menos es más". En 1991 construyó en París la Villa Dall'Ava, una casa rectangular que contiene un juego de volúmenes en las fachadas combinado con un trabajo austero en el interior del edificio. Algunos de los más respetados críticos de la época calificaron este proyecto de ser algo "vago" y "simple". Pero al poco tiempo la casa se constituyó en un referente para miles de arquitectos en todo el mundo y fue el punto de partida de una tendencia que se conoció posteriormente como 'minimalismo'. En medio del furor de estos espacios, que se caracterizan por el rechazo del ornamento, Koolhaas se apartó de las masas y empezó a experimentar con volúmenes recargados y ángulos desviados que le valieron de nuevo algunas críticas, pero después, y como generalmente sucede, fue admirado e imitado.

Pero la verdadera importancia de Koolhaas radica en que ha creado, como lo han hecho no más de tres arquitectos en los últimos 200 años, toda una escuela de arquitectura que se reproduce por el mundo. Basta revisar los principales concursos mundiales o visitar algunas facultades de arquitectura para encontrar propuestas claramente inspiradas en la obra del holandés. Su trabajo ejerce una gran influencia en las nuevas generaciones, lo que podría explicarse porque él siempre se rodea de arquitectos y artistas jóvenes, como algunos de sus alumnos de Harvard que lleva a hacer las prácticas en su taller. De OMA han salido en los últimos años jóvenes arquitectos que han fundado algunos de los talleres más exitosos en la actualidad, como la iraní Zaha Hadid, Ben van Berkel, Alejandro Zaera y Winny Maas, entre otros.

Sin embargo, la carrera de Koolhaas no empezó en la arquitectura. Nació en Holanda en 1944 y vivió parte de su infancia y juventud en Indonesia. Después regresó a Ámsterdam, donde trabajó como guionista de cine y periodista antes de empezar sus estudios de arquitectura en la Arquitectural Association de Londres. Después de graduarse en 1972 ganó una beca para estudiar urbanismo en Nueva York. De alguna u otra forma Koolhaas empezaba a recorrer un camino similar al que hizo su gran maestro Le Corbusier. Ambos nacieron y vivieron en Europa y después viajaron a Estados Unidos, donde la escala de las ciudades y el vigor de una economía boyante les transformarían su percepción de la arquitectura y la ciudad. En ambos casos el encuentro con el nuevo mundo quedó registrado en dos libros clásicos: Cuando las catedrales eran blancas, de Le Corbusier y Delirious New York, a retrospective manifesto for Manhattan, de Koolhaas.

La segunda coincidencia es que ambos arquitectos se dieron a conocer después de que sus trabajos se exhibieron en el Museo de Arte Moderno de Nueva York bajo la tutoría del recientemente fallecido Philip Johnson. En 1932, Johnson visitó Europa para conocer de primera mano el trabajo de varios arquitectos que estaban experimentando con nuevas maneras de hacer arquitectura y que estaban en claro antagonismo con cualquier referente del pasado. Quedó tan maravillado en este viaje que a los pocos meses se inauguraba en Nueva York una exposición con los trabajos de Mies Van der Rohe, Walter Gropius y Le Corbusier que se llamó La arquitectura moderna.

En 1998, el mismo curador del museo de Nueva York reunió el trabajo de arquitectos que proponían, a partir de las teorías de filósofos como Derrida y Fucault, unos volúmenes que rompían con la geometría tradicional de la arquitectura de la época. La exposición contó con proyectos de Frank Gehry, Daniel Libeskind, Peter Eissenman, Bernard Tscumi y Rem Koolhaas. A ellos se les conoció a partir de ese momento como los 'deconstructivistas'. Pero nuevamente Koolhaas rechazó el calificativo y criticó públicamente algunos de los trabajos más representativos de esta corriente, como el Museo Guggenheim de Bilbao de Frank Ghery. Valiéndose de sus experimentos literarios como los libros S-M-L-XL (small, medium, large, extra large) y Guía de compras de Harvard, Koolhaas ha arremetido en contra de lo que considera "una arquitectura globalizada que se expande como una mancha que atropella la identidad de los países más pobres".

Pero paradójicamente, el holandés es uno de los íconos de un fenómeno mediático que ha llevado a un puñado de arquitectos a convertirse en figuras mundiales y que se conoce como 'La arquitectura de autor'. En sus libros acusa a políticos, economistas y arquitectos de ser "esclavos del sistema"; mientras que él acepta trabajos como el diseño de los principales almacenes de la marca de ropa Prada, inaugura recientemente el museo Guggenheim de Las Vegas y es uno de los principales constructores en el continente asiático, cuna del capitalismo y de la arquitectura globalizada. Esta aparente contradicción le ha costado fuertes críticas.

Ha construido sus principales obras en edificios públicos como el Educatorium de la Universidad de Utrecht en Holanda, el Centro de Negocios y Estación de Tren de Euralille en Francia y la Embajada de Holanda en Berlín. También ha realizado proyectos pequeños como la Casa Holandesa -homenaje a la Casa de Cristal de Mies- y la Mansión de Bordeaux, en Francia. Por todo el trabajo construido y por sus aportes teóricos a la arquitectura, ha recibido innumerables premios y reconocimientos. El más importante fue el Pritkzer de arquitectura -similar al premio Nobel- que ganó en el 2000. Actualmente OMA emplea alrededor de 100 arquitectos y diseñadores que trabajan en diferentes proyectos alrededor del mundo. El más importante es un rascacielos y un centro cultural para la nueva sede de la televisión china que se inaugurará para los Juegos Olímpicos de Beijing en 2008.

No se requiere que una persona muera para convertirse en leyenda. Es el caso de Rem Koolhaas, quien desde ya es considerado el padre del posmodernismo y uno de los grandes maestros de la arquitectura en toda su historia.