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EL ITALIANO REBELDE

El MAM expone la obra de Aligi Sassu, uno de los pintores más irreverentes de comienzos de siglo.

29 de junio de 1992

SER REBELDE A los 16 años no es algo que sorprenda. A menos que, como en el caso del italiano Aligi Sassu, esa rebeldía se convierta en escuela. A esa edad este pintor milanés, que cumplió recientemente 80 años, se enfrenta los dogmas cerrados del novecento, y llevó al lienzo una propuesta que de inmediato fue calificada como futurista e incluida en el salón Joven de la Bienal de Venecia.

Considerado por muchos como el último figurativo del arte italiano contemporáneo, y como un colorista de excepcionales condiciones, una retrospectiva de la obra de Sassu se expone por estos días en el Museo de Arte Moderno de Bogotá. Al recorrer la muestra, lo primero que llama la atención es que la irreverencia de los primeros años haya cedido en su edad madura, cuando aprendió, como asegura el crítico Fabio Magalhaes, que "la modernidad no conduce necesariamente a la ruptura con las enseñanzas de la historia del arte".

Militante del socialismo en el período más fuerte del fascismo, Sassu fue encarcelado por criticar en su pintura los excesos de la guerra civil española. Aún así, Sassu jamás dejó de llevar al lienzo los problemas sociales de su pueblo, aunque es evidente que más adelante prefirió la simbología al lenguaje directo de los comienzos.

Además de la constante social, su obra ha exaltado siempre la historia, la mitología y la vida de sociedad, y en los últimos años sus paisajes inspirados en el Mediterráneo han mostrado un giro hacia la abstracción.

La retrospectiva estará recorriendo destacadas salas de América Latina, mientras Sassu termina en Bruselas un mural para la nueva sede del Parlamento europeo. En todo caso se habla de la posibilidad de que visite en los próximos días a Colombia, un país al que se halla sentimentalmente unido, debido a que su esposa, la soprano María Helena Olivares, nació en la ciudad de Cúcuta.