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EL LADO OSCURO DEL CORAZON

Con brujos, jugadores de lucha libre y bailarinas frustradas, 'Hechizo' busca a partir de este viernes la cara oculta de Colombia.

23 de septiembre de 1996

a mezcla de temas que propone este nuevo dramatizado a algunos podría parecerles un explosivo coctel molotov difícil de digerir. Y es que tradicionalmente los gustos de la pantalla chica colombiana se han inclinado por otros escenarios más plácidos, más maquillados o supuestamente más edificantes que el bajo mundo de mariachis, brujas ciegas, jugadores de lucha libre con pantalones veteados o mujeres tristes con mallas de bailarina barata. A primera vista no aparece la placidez de los amores perfectos, ni la denuncia social, ni la aventura light. Por el contrario, Hechizo parece prometer una serie de temas escabrosos en los que se hilan las eternas historias de amor que el espectador siempre reclama.
Detrás de este proyecto abiertamente popular, que se ubica en el lado oscuro de Colombia, está un libretista, Germán Escallón, y una programadora, Colombiana de Televisión, que llevan años midiéndole el pulso a estos submundos. Y es que esta propuesta ha tenido interesantes antecesoras. La que todo el mundo recuerda, sin duda, es el intenso fresco del hampa, la violencia y los amores desgarrados que fue Amar y vivir. En esta serie, con libretos del mismo Escallón, se logró el equilibrio entre la mirada fresca sobre la jungla de las deformidades sociales con las mejores expresiones de lo kitsch y del alma popular. Pero esa objetiva y honesta visión que supo amaestrar ese difícil e intrincado tema no ha sido siempre la constante en las otras producciones de esta misma programadora. Así como se recuerda con agrado la primera época de N.N., sus últimos capítulos trajeron la decepción de un mundo urbano vaciado de su contenido vital y tomado sólo por su parte más llamativa y grotesca. Con estos antecedentes, buenos y malos, hay que recibir la nueva propuesta de Hechizo. Esta puede lograr dar en el clavo de un mundo inédito como el de las prácticas de la brujería, la música mexicana o los antihéroes al estilo Kalimán, pero también puede caer en el peligro de tratar lo grotesco por lo grotesco, como se ha visto ya en otras ocasiones. Por el momento, simplemente se abre el telón para que baile la bella Salomé (Catherine Siachoque), mientras Adrián (Ricardo Vélez) logra devolverle el equilibrio a su vida personal y su entorno con un antifaz del Santo, la metáfora que Escallón eligió para hablar, como dice el libretista: "de la desmoralización de la vida cotidiana, en la que la gente se tiene que pegar de todo los fetiches que estén a su alcance".