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La codirectora del documental Adriana Mariño (con la cámara) graba a Long Hair (con micrófono), un parlamentario de Hong Kong, durante una manifestación. Long Hair siempre viste con camisetas del Che

PROYECTO

El máximo ícono

Una colombiana y un brasileño graban alrededor del mundo un documental que muestra hasta dónde la imagen del Che Guevara ha sido reinterpretada en los países más diversos del planeta.

12 de agosto de 2006

Durante los días que antecedieron el enfrentamiento entre Hezbolá y el ejército israelí, el musical más famoso de Beirut, que tenía agotadas sus entradas durante los meses de julio y agosto, estaba dedicado a la vida del Che Guevara. Un Che muerto reflexionaba y analizaba sobre lo que había hecho durante sus 39 años de vida, al tiempo que los episodios más importantes de su existencia eran recreados en el escenario durante tres horas por 60 actores y bailarines. Pasará mucho tiempo para que este musical se pueda volver a representar en Beirut (si es que se puede volver a hacer), pero los directores del documental PersonalChe alcanzaron a grabarlo. Ellos viajaron hasta allí para ver cómo en Líbano se interpretaba la vida de quien se ha convertido en el ícono más reconocido en todo el mundo.

Entender lo que hay detrás de la leyenda del Che motivó a la colombiana Adriana Mariño y al brasileño Douglas Duarte a realizar este documental que estarán terminando a comienzos de 2007, cuando se cumplan 40 años de la muerte del líder revolucionario. "La idea no es hacer un juicio moral sobre lo que fue el Che. Ni tampoco queremos reconstruir su vida, lo que pretendemos es mostrar por qué no ha muerto", explica Adriana, quien, junto con Douglas, ha visitado 12 países en busca de personas que hubieran tenido relación con este personaje: sus biógrafos, sus amigos, sus fotógrafos, sus seguidores. La intención era buscar las diferentes maneras como se han reinterpretado la imagen y el pensamiento del Che a través de estos años.

Se dice que el Che ícono ha sobrepasado a la imagen del Che revolucionario. Incluso Oliviero Toscani, el genio detrás de la campaña publicitaria de Benetton, llegó a decir para el documental (Adriana y Douglas viajaron hasta Pisa, Italia, para hablar con él) que "el Che no existe, lo que existe es su imagen". Todo puede ser cierto. Pero lo que sí está claro es que sigue más vigente que nunca. Esto tiene su origen en esa reproducción en la que el Che mira de reojo furiosamente hacia el infinito y que ha sido impresa y reimpresa hasta el cansancio en camisetas, paredes, mugs, banderas, tatuajes, carteras y mil objetos más.

La imagen de ese Che de 30 años, que quedó reflejada en la foto que Alberto Korda le tomó una mañana de marzo de 1960 durante un funeral en La Habana y que fue manipulada entre otros por el irlandés Jim Fitzpatrick (hasta Dublín llegó el equipo del documental), la utilizan y ven millones de personas que ni siquiera saben ya quién fue él. "¿Es él? Yo creía que era una estrella de rock", le dijo un día a Adriana un alto funcionario del gobierno estadounidense, quien había asegurado que no sabía quién era ese hombre. "El Che era muy atractivo para fotografiar. Regañaba a los fotógrafos por gastar tantos rollos en él, pero nunca pararon de tomarle fotos. Tenía un magnetismo impresionante", cuenta Adriana.

Pero más allá de haberse convertido en el gran ícono gráfico del siglo pasado, el Che también se ha convertido en el norte de las vidas de muchas personas. Adriana y Douglas han detectado a través de su investigación cómo muchas personas han hecho de este personaje casi un dios. "El actor del musical en Beirut nos dijo que desde que interpretaba el personaje del Che se sentía una persona distinta y ha hecho que sus amigos le llamen'Che'", cuenta Adriana. Pero él no es el único. En Hong Kong hay un parlamentario llamado Long Hair que dice que el espíritu del argentino ha invadido su cuerpo. Este hombre no utiliza traje de corbata, como todos los miembros del Parlamento, sino que lleva una camiseta con la imagen del Che. Y en Alemania hay grupos de ultraderecha que lo tienen como símbolo.

En Vallegrande, Bolivia, donde fue asesinado en octubre de 1967, este argentino se ha convertido en un santo al cual le rezan y le piden milagros. La tumba donde estuvieron depositados sus restos por muchos años se ha convertido en un lugar de peregrinación. Afiches con su imagen están pegados en las paredes de casi todas las casas del pueblo. En Cuba, por su parte, es un héroe. A pesar de los años para los cubanos no ha muerto la imagen del Che como el gran símbolo de la lucha antiestablecimiento.

Se dice que el hecho de que el Che muriera joven ayudó para que su imagen haya permanecido viva durante todos estos años y para que su leyenda llegara hasta los sitios más escondidos del planeta. También se dice que el hecho de que su imagen manipulada apareciera en la escena internacional en el momento en que la nueva ola del pop art se relacionaba con el negocio musical ayudó a expandir este símbolo por todo el mundo. Se dice que se convirtió en un ícono como le habría podido suceder a cualquier otro personaje. Se dicen muchas cosas. Pero la verdad es que no deja de ser paradójico que ese "guerrillero heroico" que luchaba contra el imperialismo terminara por ser uno de los íconos más globalizados del mundo y de la sociedad de consumo. Un personaje cuya leyenda es mucho más rica que su misma historia, tal como queda demostrado en PersonalChe.