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EL MUNDO DE CHARLOT

Un vagabundo de bigotico y sombrero hongo sobrevive a su creador, Charles Chaplin, 10 años después de su muerte

18 de enero de 1988

Hace 10 años, en la madrugada del 25 de diciembre cuando los niños del mundo dormían soñando con el regalo que les traería e Niño Dios, su ídolo, ese vagabundo genial Charles Chaplin, emprendía su viaje hacia la inmortalidad después de 88 años de errabundaje por la vida.

Al morir, Chaplin había recibido todos los homenajes de admiración que un hombre puede recibir en vida.
El mundo se había rendido ante la genialidad de su obra. Se puede afirmar, sin exageración, que conquistó el corazón de todos los niños que en este desvirolado siglo 20 han visto sus películas.

Nació en un barrio pobre de Londres el 16 de abril de 1889. Su padre, un borracho empedernido. Su madre, una actriz frustrada por la pobreza y la locura. Desde muy niña Chaplin se vio obligado a trabajar en espectáculos callejeros para procurarse su supervivencia y, más tarde, para pagarle a su madre un mísero manicomio en la imponente capital del Imperio Británico. Su niñez recuerda a los héroes infantiles de Charles Dickens.
Las habilidades del chico le permitieron dejar las calles y alistarse en una troupe cómica dirigida por Fred Karno, un maestro de la pantomima.
Con él actuó de pueblo en pueblo y de vez en cuando, en los teatros pobres de la rica urbe. Así hizo su primer y duro aprendizaje, al que tantos frutos le sacó en su larga y exitosa vida artistica. A los 20 años de edad, Chaplin era un experto mimo, gran bailarín, inigualable malabarista y además, buen cantante. Su innata facilidad para comunicarse con el público contrastaba con su mutismo, podia pasarse semanas sin hablar con sus compañeros. En 1910, Chaplin ya habia actuado dos veces en la deslumbrante París.

Por esa época, al otro lado del Océano Atlántico, surgían un pueblito y una industria. El primero era Hollywood y la segunda era el cine.
Chaplin viajó por primera vez a Estados Unidos en septiembre de 1910. El 3 de octubre debutó en Nueva York con un éxito aceptable, pero las fuertes cláusulas de su contrato con la Compañía de Karno, quien estaba cansado de que sus alumnos se quedaran en el Nuevo Mundo, lo hicieron regresar. Siguió actuando en Gran Bretaña y en octubre de 1912 volvió a pisar tierra norteamericana. Hollywood había encontrado la veta del cine en las películas de humor. Los cómicos eran la materia prima. Después de muchas semanas de buscarlo, lo ubicaron en Kansas City. Allí actuó por última vez en las tablas y el 28 de noviembre de 1913 partió para la naciente Meca del Cine, de la cual sería su rey indiscutido.

Contratado por la Compañía Keystone de Mack Sennett, protagonizó su primera película que se estrenó el 2 de febrero de 1914; su título era premonitorio: "Haciendo por la vida". Ese año protagonizó 35 películas cortas, 17 de las cuales dirigió y escribió. Con Sennett aprendió el ABC del cine, las otras letras del abecedario se las enseñó su genio intuitivo. Tanto Fred Karno, primero, como Mack Sennet, después, se quedaron cortos ante este discípulo. Pero de todos modos les cupo el honor de haber sido los maestros del gran Charlie.
Cada año era menor el número de películas que realizaba, pero su calidad mejoraba. En 1923, Chaplin ya había encontrado, o mejor creado, todos los elementos de lo que seria el mundo inmortal de ese héroe antihéroe que conquistó el mundo entero y lo convirtió en el amo y señor del cine mudo. Para entonces dos de sus películas eran consideradas obras maestras: "El chico" (1921) y "El peregrino" (1922). Ya nadie le podía enseñar, salvo su genio interior.
En los 30 años siguientes, 19231953, sólo hizo 8 películas. En la "Quimera del oro" (1925), "Luces de la ciudad" (1931) y "Candilejas" (1952), Chaplin mostró el sorprendente mundo en el que su personaje Charlot (Carlitos), se mueve con el ágil dramatismo de que quien, a pesar de tener todo en contra y estar inmerso en una realidad apabullante, sale airoso. En "Tiempos modernos" (1936), "El gran dictador" (1940) y Monsieur Verdoux (1947), Chaplin se dignó entrar en el mundo de sus contemporáneos, al que atacó con fiera ironía por considerarlo injusto e inhumano, y se trenzó con él en la siempre desigual batalla de la que vuelve a salir airoso, contra todos los pronósticos.

Victima de la prepotencia de Joe Mc Carthy, Chaplin fue "expulsado" de Estados Unidos. Su respuesta no se hizo esperar. Realizó "Un rey en Nueva York" (1957), la dirigió, la protagonizó, la escribió, y la musicalizó. Hermosa venganza: el desterrado y perseguido regresó coronado.

En 1966 realizó su última pelicula, " La condesa de Hong Kong" con Sofía Loren y Marlon Brando.
Chaplin se reservó para si un papel secundario, como para demostrar al mundo que los genios también envejecen. Fue una pelicula mediocre que los criticos desconcertados no se atrevian a descalificar por ser de quien era. Causar desconcierto es otra de las armas del humorista.

Hoy después de 10 años de su muerte pocos recuerdan a Sir Charles Spencer Chaplin. Su imagen real esta diluida en la frágil memoria de los hombres. No ocurre lo mismo con su inmortal creación, ese vagabundo genial de sombrero pequeño, ojos sombreados y asombrados, juguetón bigotillo, rebelde mechón, estrecha chaqueta, anchos pantalones, gigantescos zapatos y picaro bastoncillo, que sigue recorriendo los polvorientos caminos de este mundo que sólo conducen a la tristeza de reir o a la alegria de llorar que, en pocas palabras, no son cosa distinta que la vida misma. --