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EL MUNDO LOCO DE LOS CLASIFICADOS...

En esa sección tradicional de los periódicos colombianos está pintada la realidad del país

17 de junio de 1985

La sección de avisos clasificados, esas congestionadas páginas que dedican los periódicos al anuncio de compra y venta de toda clase de cachivaches, servicios, venpermutas, realizaciones, gangas y cuantas más genialidades se le ocurren a sus lectores se convirtieron, de la noche a la mañana, en el mejor inventario de las necesidades de los colombianos.
Si usted se toma el trabajo de abrir, de par en par, las páginas de anuncios clasificados, notará de inmediato que en esa infinidad de rectangulitos repletos de menuditas letras con avisos fuera de lo común, está pintado el país con todo su tropicalismo y toda la singularidad de nación en subdesarrollo. Por allí desfilan, cotidianamente, ofertas de locura, dramas personales, brujos, trata de blancas, sexo, desempleo, bolsas de empleos, agiotismo, usura, "avionadas" y desvares que la gente lee con la misma hambre con que devora el " pan del desayuno".
A través del efectivo servicio de los avisos clasificados, las empresas más serias de este país llenan sus vacantes de personal y el común del público los utiliza para indagar cuál es la tendencia de precios en el mercado de hoy. Así podrá saber si el Renault 4, que piensa ofrecer en venta, vale los 400 mil pesos en que lo avaluó y a cómo está el valor de la tierra en el exclusivo sector de Unicentro, o al extremo sur de la ciudad. También el "pueblo pueblo" utiliza esa modalidad de intercambio comercial para darle "gracias al Espíritu Santo por los favores recibidos" o para desahogarse, "camufladamente", lanzando dardos al gobierno de turno. El caso más reciente, tuvo lugar a comienzos de la semana anterior, cuando un alebrestado comerciante, indignado por la galopante recesión industrial, se atrevió a publicar el siguiente aviso en el diario El Tiempo: "Por exceso de trabajo, de utilidades y de liquidez, consecuencia lógica del mejor gobierno de la historia y del mundo, vendemos:
Grúa pluma "Gualteros" para 225 kgrs: $ 130.000.00. Dobladora Flejadora "Ugarola": 400 mil . Andamios colgantes tipo mecánico, cu. 30 mil. Soldador a gasolina "Hobart" motor Wisconsin (para reparar): 250 mil. Motor generador "Lincon" de 500 amperios: 300 mil. Andamios tubulares, angostos y medianos: 8 mil. Andamios tubulares standar: 10 mil. Parales ajustables (nuevos): 3.500. Partes equipo autógena: 3.500. Informes Tel.: 2372864". En los avisos clasificados, no cabe duda, hay de todo, como en botica. El viejito verde tiene allí, a mano, la mejor guía para buscar una tierna acompañante. Bastará con pasar una minuciosa ojeada a la columna de "belleza", donde un desabrochado y atrayente aviso de prensa le dirá, al respecto, todo lo que necesita saber: Cine mixto. Shows entre parejas. Cinematografía japonesa. Supermasajes americanos, orientales, turcos, otras actividades.
En resumidas cuentas, gracias al espacio que nos brindan por unos pocos centavos los avisos clasificados, usted encuentra quién le sirva de fiador cuando va a alquilar un apartamento, quién se lo arriende, quién le haga el trasteo, quién le destape la cañería y hasta quién lo "tumbe", si se descuida.

DE AYER Y DE HOY
El martes 22 de marzo de 1887, la primera edición de El Espectador incluía el siguiente aviso, en primera página, que para más señas circuló en Medellín y sin fotos: "Sucursal del Banco Nacional. A Manuel S. Toro se le ha perdido el primer tomo de la Historia Universal por Segur. Si alguno de sus amigos o relacionados lo tiene en su poder, sírvase devolverlo ".
Como se ve, los avisos de antes eran bien mojigatos, "chapados a la antigua". Y si no lo cree todavía, aquí hay otro que apareció en El Vigilante de Santa Marta, página 6, columna 1 en 1891: "El que suscribe está autorizado para alquilar las bestias de propiedad del señor Miguel Díaz Granados, de acuerdo con la siguiente tarifa: Al río: $ 40. Gira 160. Mamatoco 120. Masinga 240. Francisco F. Acosta".
De ayer a hoy, dicen con sobrada razón los defensores de la moral pública y las buenas costumbres, los anuncios clasificados han cambiado de tonalidad y pasaron de "la mojigatería al destape". Claudia Ortega, una jovencita, estudiante de Comunicación Social, define la incursión de avisos de sexi-shows y de masajistas como una nueva modalidad de destape "a la española" en nuestra prensa colombiana. "Qué lástima que los grandes medios de comunicación impresos no hagan algo por evitar ese camuflado mercado pornográfico", rezonga, a tiempo que agrega que "los gestores de esa vergonzosa estrategia publicitaria no respetan hogares; cuando ordenan un aviso semejante no piensan que niños y adultos tienen que leer a la fuerza todo ese tipo de propuestas lascivas".
En efecto, si se repasa una buena cantidad de diarios colombianos comprobamos fácilmente, que las columnas de clasificados albergan, en un 30 por ciento, llamados de atención pornográfico. Sorprendidos de la proliferación de tales anuncios, elaboramos la siguiente clasificación:
Clasificación A (Apto para todos). "A ventura telefónica, teléfonos 2498002, 2119591".
Clasificación B (Blasfemia). "500 triple masaje privado dentro cámaras de vapor hechos por señoritas educadas, decentes, renovado, suficiente personal. Parqueadero, todas las tarjetas crédito. Informes 2489620" (El Tiempo) .
Clasificación C (Cállese, no comente nada, por favor). "Atractiva señora se ofrece como dama de compañía a turistas, residentes en Miami.Informes (305) 868-6049. Recorte este anuncio". (El Tiempo).
"Tel. 2424498. Los exclusivos masajes, baños turcos, relax, estética, corporal, descanso, expertos masajistas unisex, domingos y feriados, domicilios, llámenos" (El Espectador).
"Intercambie parejas confines comunes. Absoluta reserva. Afiliaciones A v. 6 Norte N° 23DN-90, segundo piso, Tel. 687344 señorita Sully" (EL País) .

LA CULPA FUE DE UN AVISO
Por un aviso clasificado, publicado en el diario La Información de Alicante (España), en el que se ofrecía a matrimonios solos niños colombianos en adopción, perdió su puesto en 1981 el entonces cónsul de Colombia en esa ciudad, Alonso Cabal. El escándalo fue mayúsculo. Por ese anuncio quedó al descubierto que altos funcionarios del servicio diplomático y del Bienestar Familiar habían montado una red internacional para vender niños a medio millón de pesetas.
A través de avisos clasificados se han negociado rescates de adineradas personas, secuestradas en el país. El caso que más estremeció a la opinión pública salió en la prensa colombiana en diciembre de 1981, cuando la familia Ochoa de Medellín ofreció la bicoca de 20 millones de pesos a quien suministrara informes para rescatar sana y salva a su hija, Martha Nieves Ochoa de Yepes.
Por un anuncio clasificado, ocurren diariamente miles de problemas en Colombia. Lo más usual es que la gente se endeude, porque un atractivo párrafo comercial le dice que "paciente fiador" le presta los dos millones de pesos que requiere en ese momento para ampliar su negocio. De la noche a la mañana ese bondadoso prestamista resulta ser una fiera de la usura y los dos millones de pesos, prestados al cinco por ciento llevan a la irremediable quiebra al ingenuo lector de avisos limitados. Gracias a una ingeniosa estrategia publicitaria los colombianos vieron nacer en 1970 el movimiento guerrillero más audaz de las últimas décadas en Colombia: El M-19. Nunca sé olvidará que entre un mar de anuncios publicitarios apareció este curioso texto: "Acabe con los parásitos, tome M-19".
Por culpa de un modesto aviso clasificado, don Mateo Gutiérrez, propietario del apartamento 502 de las Torres de Fenicia en Bogotá, terminó exigiendo la entrega del inmueble a sus inquilinos, porque se dio cuenta de que estaban subarrendando una alcoba. Por culpa de esa profusion de avisos de prensa millones de personas son estafadas diariamente por habilidosos timadores que ordenan la publicación de una leyenda solicitando secretarias, recepcionistas, mensajeros, latoneros, extras de televisión o panaderos. Esa es la carnada tradicional que ponen en sus anzuelos los ocasionales empresarios de agencias de empleo y que les deja jugosos dividendos, pues cada persona que se declara aspirante al puesto tendrá que pagar una inscripción que oscila entre los 300 y 1.000 pesos. Cuando el incauto visitante vuelve a preguntar qué pasó con su empleo, encuentra que la famosa agencia de empleos desapareció del lugar ya conocido.
Pero no todo es malo en la sección diaria de los avisos clasificados. Ayer, doña Pepita Torres recuperó su cachorrita Springer Spaniel, de color blanco que se le había extraviado en el barrio La Floresta. Por un aviso más, que encontró perdido en El Tiempo, Jairo Quintana recuperó su potencia juvenil, porque supo que las pastillas "Testosex" era la solucion a su problema de virilidad. Por obra y gracia de los mismos avisitos clasificados, hoy miles de colombianos juegan al intercambio de las tapas retomitades de Pepsi y de Coca-Cola pues unos y otros ya comenzaron a publicar simpáticos anuncios como este: "Cambio Cara A retomitades de Chevette, moto, betamax". Sobre las bondades de ese tipo de publicidad, hay muchos testimonios. Carlos Peñuela, conductor de bus, declara que a través de la prensa encontró un tipo que le rescató el pase apenas un día después de habérsele vencido. Por un aviso escueto y sincero, Magola Barrios, empleada doméstica, curó para siempre la caspa y el acné pues apuntó bien la dirección que le daba El Espectador y fue donde un especialista que le trató los males orgánicamente. Por un aviso clasificado a usted lo casan, lo divorcian, le tramitan el pasaporte, la visa, le solucionan su problema conyugal y hasta le curan el herpes genital. Gracias a la inmediatez y a la magia de los avisos clasificados, si usted lee un periódico cualquiera, se desplaza de un sitio a otro, de una ciudad a otra como si estuviera viviendo un mundo de película: Iván González, contador público, le ofrece elaborar su declaración de renta un músico organista le anuncia presentaciones con repertorio variado y una agencia matrimonial le dice a aquellas personas que están a punto de quedarse solteronas y de vestir santos que en tal dirección abandonará para siempre la soledad prometiéndole relaciones con fines matrimoniales. En fin, en esa sección de los periódicos colombianos, desfila diariamente la realidad del país.