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EL MURO DE LAS INSINUACIONES

Juan Carlos Dávila dibuja con martillo y cincel.

23 de marzo de 1998

Se presenta en la facultad de diseño de la Universidad Nacional una exposición de Juan Carlos Dávila, joven artista barranquillero que se ha hecho acreedor a los dos premios más cotizados entre quienes se inician en el área de las artes plásticas en Colombia: el Salón Cano, realizado en la Universidad Nacional, y el Salón de Nominados que se lleva a cabo en la Fundación Gilberto Alzate Avendaño. Los muros, las paredes de los recintos donde se expone su trabajo, constituyen, más que el soporte, el medio de expresión de Dávila. Sobre su superficie el artista dibuja formas inesperadas, por ejemplo una camisa o un saco, pero picando y desmoronando el estuco y otorgándole a la imagen cierto aire de recuerdo, de hallazgo arqueológico, el cual se acentúa con el montón de escombros a sus pies. En otra obra la pared se ha derrumbado en la forma de una columna dórica cuyo diseño transparente parece levantarse de sus propios residuos. Mientras que en el más ambicioso de sus trabajos, alambres de púas asoman en la superficie de los muros como vestigios de sucesos pasados que hablan de libertad y de opresión pero que además resultan amenazantes. Si bien algunas obras _como el balde que recoge una gotera que se seca de inmediato por efecto de una resistencia eléctrica en el fondo_ acusan un agudo sentido del humor, su producción gira más bien sobre conceptos como presencia y ausencia, al tiempo que pone de presente una argumentación política que se reitera con la frase "la letra con sangre entra", la cual brilla milagrosamente por debajo del pañete y la pintura de otra de las paredes de la sala donde tiene lugar la exposición.