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EL NUMERO UNO

Clint Eastwood, el héroe más popular de los Estados Unidos y el actor mejor pagado de Hollywood

17 de junio de 1985

En Estados Unidos, el país del superlativo absoluto, él es el número uno, el héroe más popular. Reagan es el tercero y el Papa ocupa el séptimo lugar.
Tambien, es el actor mejor pagado de Hollywood ya que se gana diez millones de dólares al año y recibe un 33 por ciento de las entradas de sus últimas películas. Por la primera, "Por un puñado de dólares", había recibido 15 mil dólares. A la tercera, "El bueno, el malo y el feo" ya se ganaba un millón.
También es el más taciturno: aproximadamente unas doce palabras en doce películas: apenas se limitaba a disparar y masticar un pedazo de tabaco.
Sin duda alguna es el más alto: mide 1.95 y durante el reciente festival de Cannes, donde él fue la estrella más importante al presentar su nueva película, "El jinete solitario" (Pale Rider), logró imponer con su presencia un nuevo concepto para una muestra que durante los últimos años había caído en manos de los intelectuales encabezados por el ministro de la Cultura francesa, Jack Lang. Esta vez, con él a la cabeza, el cine popular, el entretenimiento físico, la diversión completa se apoderaban de las playas y las avenidas y los hoteles y las proyecciones de un festival que sigue siendo el primero.
La apoteosis de Cannes era sólo la culminación de una extensa gira que él había iniciado en enero de este año en París, cuando la Cinemateca Francesa, la misma que se incendió varios meses atrás, organizó una muestra de todas las películas suyas a tiempo que el gobierno lo condecoraba como Caballero de las Artes y las Letras. De París voló a Munich donde el ritual se repitió: una retrospectiva en salas escogidas, largos análisis sobre el significado de sus personajes y su persona en la cultura norteamericana de los últimos quince años y la convicción de que, en estos momentos, es la única superestrella.
Han cambiado las cosas en el campo ideológico y crítico para este hombre, cuya penúltima película, "En la cuerda floja" donde interpreta a un policía que tiene las mismas obsesiones sexuales del asesino de mujeres a quien persigue, se exhibe actualmente en varias ciudades colombianas. Han cambiado porque con sus películas que tienen como eje al personaje del inspector Harry Callaghan, "Harry el Sucio", se ganó el apodo de "fascista" y algunos llegaron a afirmar que él era peligroso porque en el fondo lo que sentía ear una profunda nostalgia por el retorno de los norteamericanos a una contienda como Vietnam pero con un escenario distinto, ya no era la selva sino las calles de San Francisco.
Algo cambió. Jane Fonda se desvivió en elogios, Yves Montand atacaba a los comunistas, los críticos comenzaron a mirar las películas suyas con otros ojos, llegando a la exageración de comparar "El solitario Josey Wales" con un clásico, "Las uvas de la ira". Un periódico inglés que habla por los de izquierda dijo que detrás de la violencia y la sangre de ese Magnum esgrimido se esconde una gran capacidad de ternura, especialmente hacia las mujeres y los niños. Hasta Norman Mailer, el cínico, ha expresado que él es el más norteamericano entre sus paisanos.Hasta con cara de Presidente.
Ahora, cuando es uno de los actores más ricos, sigue manteniendo una vida ascética, casi puritana. Se muestra obsesionado con el tiempo y el dinero invertidos en hacer una película y trata de reducir los gastos al máximo. Su compañía productora, la Malpaso, mantiene una estrecha relación con la Warner, quien se encarga de la distribución en todo el mundo. Filma en pocas semanas y a un ritmo veloz y para un hombre que vive en el sector elegante de Carmel, en California, siempre viste como si acabara de salir de Sears.
A pesar de la dureza que demuestra en todas sus películas, cuando habla con la gente es cordial aunque seco y sólo se frunce cuando alguien le pregunta por su primera esposa de quien se divorció después de 25 años de vivir juntos, para irse con Sondra Locke, la actriz rubia de sus últimas películas.
Considera la lealtad como el principal atributo en los seres humanos y entre sus actores favoritos cita a Montgomery Clift, James Cangney, Simone Signoret y Maggie Smith, y entre sus peliculas, Breaker Morant y "Fiebre del sábado por la noche". No se considera un intelectual y se pone incómodo ante la sola idea de tratar temas profundos. Por regla general espera que le lleguen propuestas de temas y guiones y casi nunca pide que le escriban algo especial. Curiosamente, el personaje de Harry el Sucio que lo lanzó a la consagración había sido concebido por Harry Julian Fink y R.M. Fink pero no para él, sino para Frank Sinatra. Este se enfermó, él lo tomó pero cambiando sustancialmente el carácter del detective que mata con una Magnum. Su nueva película, "El jinete solitario", se aparta un poco del sistema de conseguir argumentos porque la idea la tuvo él, la pensó, la maduró y sobre eso se escribió el guión. Cuando le muestran o entregan un guión no hace análisis técnicos o literarios, simplemente comenta: "Este soy yo. Este no soy yo.
Mis limitaciones son reales".
Dentro de esa pasividad, hay algo que lo saca de quicio, lo enfurece: las críticas de algunos comentaristas quienes lo acusan de detestar las mujeres y hacer apología de la violencia en sus películas. El dice que esos críticos son "las mismas personas que más tarde se convertirán en dictadores y piensan que pueden mandar en todo. Es que hay un puñado de tontos que se creen con el derecho a decirles a los demás lo que deben pensar y hacer... Son personas con un ego enorme que no les cabe".
El mismo no se explica por qué los críticos lo miran ahora de forma distinta ya que el patrón básico de sus películas sigue siendo el mismo y es más, en algunas de ellas, con una distancia de diez años, ciertas situaciones se repiten.
Este viraje de los críticos lo mira como un reflejo del reacomodamiento intelectual y político tanto en Estados Unidos como en Europa y piensa que los prejuicios que en 1971 había contra "Harry el Sucio" ya no existen, han sido superados. Admite que quizás con la edad ha madurado más o quizás han cambiado los espectadores.
Durante la depresión le tocó vivir en más de diez sitios distintos en California, aunque admite que nunca pasaron hambre. Estudió en Oakland, luego prestó el servicio militar, enseñó natación, fue al City College en Los Angeles, recogió basura, trabajó en estaciones de gasolina, limpiaba piscinas, entró a los estudios Universal con un sueldo de 75 dólares a la semana para desempeñar papeles pequeños en las películas de Francisquita, la mula parlanchina. Entró a la televisión, con la serie Rawhide y comenzó a ser reconocido.
En 1964 se fue a Europa llevando su propio poncho, su pistola de seis tiros y cigarros pequeños que siempre morderia. Hizo tres peliculas del género vaquero-espagueti con Sergio Leone. En Europa la gente se divertia con esta parodia de los westerns norteamericanos pero en Estados Unidos el interés fue muy escaso. Sin embargo, críticos como Pauline Kael y Rex Reed escribieron interesantes análisis sobre el empleo de la violencia en estas peliculas y el nuevo lenguaje narrativo que se implantaba al usar el rallenti (cámara lenta) en algunas escenas claves, así como la casi ausencia de diálogos.
Entonces filmó la primera de sus películas con el personaje de "Harry el Sucio" y el impacto político, cultural y social fue tremendo porque la gente, manejada por burócratas que defendían la guerra y la pobreza y la segregación, se sintió defendida por ese vigilante que mataba primero y luego hacía las preguntas del caso.
Irónico, burlón, despreciando las mínimas garantías para la vida de los hampones y antisociales, Harry emergió como el auténtico héroe que la gente estaba esperando.
Lo que más sorprendia a los espectadores y los obligaba a llenar las salas (todavía se sigue presentando ese fenómeno con sus últimas películas, era la frialdad, la forma impasible, la dureza, lo inconmovible de ese hombre que se tomaba todo el tiempo antes de disparar para decirle a la víctima, en el suelo: "Tienes que formularte, ahora, una sola pregunta:¿hoy es mi día de suerte?", Por supuesto que no lo era.
Con Harry el Sucio él se convirtió en un actor millonario y popular pero nunca contó con el respaldo de los críticos aunque, al comenzar a dirigir, algunos comentaristas se fijaron en el lenguaje que empleaba como realizador. Lo elogiaron. Los años siguientes los alternó como director y actor con películas como High Plains Drifter, "Bronco Billy", Every wich way but loose, Any wich way you can, Honkytonk Man, Sudden Impact, Play misty for me y otras más entre ellas Firefox, "Escape de Alcatraz"... El sostiene que nunca se identifica con sus personajes:
"No soy ni un vaquero ni un policía rebelde, no me complazco con una Magnun, pero en el fondo tengo algún parecido con todos ellos. Soy por encima de todo un individualista, soy independiente hasta rabiar y la mejor prueba es que tengo mi propia compañía". Cierra los ojos por el humo del cigarro que muerde, monta en el caballo y galopa con calma. Va solo, en busca de la muerte.
Se llama Clint Eastwood.