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El otro Txillida

El artista vasco Pedro Txillida expone en Quinta Galería.

25 de noviembre de 2006

Pedro Txillida decidió recurrir al euskera (vasco) para escribir su apellido y así desmarcarse un poco de su padre, el maestro Eduardo Chillida (1924-2002), quien es considerado uno de los más grandes artitas españoles de los últimos tiempos. "Fui sólo pintor por mucho años, porque el hecho de que mi padre fuera escultor de alguna manera me lanzó más hacia la pintura. Pero curiosamente, lo que siempre me ha pasado es que si voy a una feria de arte o a un museo, por ejemplo, al final de todo lo que veo, lo que más se me queda pegado al alma es una escultura. No sé por qué, debe ser por la genética. Tal vez porque en la escultura las cosas son más reales o más corpóreas. En una escultura las cosas son lo que parece".

Ya hace mucho años rompió el recelo de meterse en el campo de su padre y hoy divide su tiempo entre la escultura y la pintura. "Si yo hubiera detectado la más mínima inclinación a deslizarme hacia el terreno de mi padre, yo me habría retirado del arte automáticamente. Pero jamás lo detecté. Y él tampoco". En San Sebastián, ciudad donde la marca Chillida hace parte de la imagen y la esencia de la ciudad, Pedro tiene sus dos talleres. En el País Vasco se suele decir que a los pintores de San Sebastián se les nota. El tipo de luz, el enclave donde está la ciudad hacen de Donostia un lugar especial. "Yo cuando he pintado en otros lugares pinto diferente", dice este hombre que desde su casa tiene uno de los panoramas más encantadores del mundo: la bahía de su ciudad.

Veinte obras de Txillida, entre pintura y escultura, estarán expuestas hasta el 22 de diciembre en la Quinta Galería, que también tiene algunas obras del artista vasco en la feria de arte ArtBo.