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EL PACIENTE INGLES

La cinta inglesa ganadora de nueve premios Oscar hace recordar la época dorada de Hollywood.

28 de abril de 1997

Director: Anthony Minghella Protagonistas: Ralph Fiennes, Kristin Scott Thomas, Juliette Binoche, Willem Dafoe Cierto es que hay un largo trecho entre Casablanca y El paciente inglés. Sin embargo hay mucho de El paciente inglés que hace evocar a Casablanca. Ambas suceden en el norte de Africa durante la Segunda Guerra Mundial, en ambas está de por medio un amor prohibido, en ambas es el hombre quien sufre. Pero, por encima de las similitudes, El paciente inglés ha logrado revivir la vieja gloria de Hollywood, esos romances capaces de sostenerse en el tiempo no sólo por la fama posterior de sus actores sino por el trasfondo épico que hace volver sobre ella. Aunque no es una película estadounidense sino inglesa, no cabe duda de que tiene mucho de Hollywood. Quizás no es la mejor película de cuantas optaban por el Oscar pero es sin duda la que más impacto puede tener en el libro de la historia del cine norteamericano, algo similar a lo que sucedió con Lo que el viento se llevó en 1939. Sin ser la de mejor factura de su época terminó convertida en un mito. El paciente inglés posee los elementos suficientes para generar un efecto similar. Apoyado en una fotografía espléndida de las dunas norafricanas, Anthony Minghella narra en su película la historia de un refinado conde que, tras un accidente de avión que lo deja desfigurado, comienza a recordar el drama amoroso de su vida, el que cristalizó como amante de la esposa de uno de sus mejores amigos. Ralph Fiennes, el mismo de La lista de Schindler y El dilema, y Kristin Scott Thomas, la insoportable novia de Hugh Grant en Cuatro matrimonios y un entierro, protagonizan la película, narrada a través de sucesivos flash back alimentados en el héroe por la presencia de una hermosa enfermera, Juliette Binoche, y un soldado en busca de venganza, Willem Dafoe. La imponencia de la naturaleza, los planos abiertos sobre paisajes amplios y sobrecogedores a la manera de Lawrence de Arabia y Africa mía le sirven de ámbito esencial a una historia nostálgica con guerra de fondo. La excelente producción garantiza la buena factura de una cinta marcada por su fotografía y por su elocuente banda sonora. Pero, por encima de estas consideraciones, El paciente inglés supo dar en el clavo del gusto de la Academia Cinematográfica al rememorar algunos de los momentos más lúcidos del cine romántico de antaño, una virtud recompensada con una buena suma de premios Oscar.