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EL PASADO EN PRESENTE

Con réplicas contemporáneas idénticas al original, la Editorial El Navegante se ha puesto a la tarea de rescatar el patrimonio histórico literario de América Latina.

14 de marzo de 1994

AUNQUE LOS INDICIOS DE LA dinámica actual de la industria editorial en Colombia son alentadores, es obvio que su desarrollo no sólo puede basarse en balances numéricos, ni en términos cuantitativos. Los aspectos estético y cualitativo hablan otro lenguaje, pero no menos elocuente. Así lo ha demostrado la Editorial El Navegante, que en conjunto con la Editorial Testimonios, de Madrid (España), ha puesto en manos de los exigentes amantes de curiosidades y rarezas bibliográficas una elegante colección, única en el mundo, conformada por los libros de las Ediciones Emblemáticas de los países de América Latina, con sus series Tabula Americae y la Thesaurus Americae.
Se trata de ún proyecto cultural e intelectual, más que industrial, que estaba haciendo falta en Colombia, pues en los países con una rica tradición del libro este aspecto resulta tan vital para la cultura como la producción de libros de gran tirada. Las ediciones reducidas, raras y curiosas, que se inscriben dentro de un gusto específico y de un conocimiento particular, buscan en el conocedor y amante de las ediciones especiales a un lector privilegiado. Con esta perspectiva nació El Navegante, una empresa cultural que se asemeja mucho más al taller del Renacimiento que a la fábrica industrial del siglo XX. Pero en este regreso no hay una simple postura nostálgica hacia la cultura humanística renacentista. El Navegante es una empresa con vocación profundamente americanista que busca en el pasado histórico recuperar lo más significativo de la época del Descubrimiento como una forma de ahondar -como se ha dicho- en "el reconocimiento de aquellos hombres adelantados al horizonte moral y científico de su tiempo".
Unica en su género en Colombia, El Navegante tiene las virtudes de las pequeñas grandes empresas, pues aporta a la vida cultural del país un razgo diferencial al relacionar el presente con el pasado, es decir, restablece una tradición: la de los libros como obra artística única; la de los libros como producto del espíritu, pero también de la sabia y paciente labor del artesano. Es aquí en donde el saber desarrollado en el siglo XX interviene, tanto con sus instrumentos técnicas y científicos como investigativos, para la obtención de papeles de calidades semejantes a los de su época, pero con características tales que desafían el proceso natural del deterioro.
Este aspecto sólo puede tener intereses en la medida en que los títulos elegidos para su publicación resulten de verdadero interés. De lo contrario sería una simple labor técnica y artesanal. Así, la filosofía de El Navegante resulta prodigiosa. Pretende reencontrar las raíces de la identidad reflejada en el lenguaje primigenio de los países de América Latina.
Publicados bajo un estricto rigor metodológico, allí están los temas y momentos fundamentales en la historiografía americana y que sólo a partir de la celebración del Quinto Centenario del Descubrimiento ha venido a señalarse su importancia en la dimensión histórica justa y pertinente. Nuevo descubrimiento este, no ya exterior y territorial, sino en el interior de una cultura que ha sabido conservar sus tesoros en museos, archivos y bibliotecas a partir de los cuales se erigen estos pequeños, sabios y encantadores monumentos que conmemoran, más que un espíritu conservador, una circunstancia, con sus luces y sus sombras, en el desarrollo de la civilización occidental. Así, el Catecismo de Fray Pedro de Gante revela el carácter figurativo que en la incomunicabilidad de las lenguas y las culturas fue adaptado de la Edad Media para la evangelización de los nativos en las tierras recién descubiertas. O bien, el homenaje a El carnero, de Juan Rodríguez Freile, será la primera edición faccimilar que se realice en el país. Puesto que no se trata únicamente de la curiosidad arqueológica del libro del pasado, sino de recuperar también el valor de su contenido para encontrar de nuevo su significado, este se ha vertido en una edición paralela según la versión realizada especialmente para esta edición por Delia Palomino y con un estudio introductorio de R.H. Moreno-Durán. Presentado el libro como réplica exacta del original, se rinde así un homenaje al texto puro. Doble edición, en la cual por una parte se echa una mirada al libro tal como fue leído en su tiempo, y, por otra, se realiza esa transcripción en versión moderna.
Desde aquellos días cuando El Navezante publicaba las preciosas ediciones de los mapas de los grandes cartógrafos europeos hasta hoy, han pasado cinco años de una actividad de paciente investigación, transitando por distintos continentes del mundo bibliográfico. Y aunque ha conservado las rutas trazadas desde su fundación, El Navegante sigue abierto a las nuevas aventuras.
Dos ideas le han servido de guía: la edición de libros sin restricción de temas o formatos, y los libros de colección Ediciones Emblemáticas, que han consolidado esta exploración arqueológica, histórica y humanística, en la cual se ha reunido la erudiciòn y la belleza que sitúan a esta editorial en el rango de la alta escuela de la obra de arte editorial.