Home

Cultura

Artículo

EL POETA ROBADO

Escándalo en España al aparecer centenares de libros saqueados de la biblioteca de Pablo Neruda después de su muerte.

11 de diciembre de 1989

Dos hechos deben haber sacudido en su tumba al poeta chileno Pablo Neruda durante los últimos días. El primero, que su amigo y compañero de causa en la internacional comunista, Mikis Teodorakis (quien musicalizó su "Canto general"),haya terminado de candidato de la derecha griega. Y el segundo, que parte de su biblioteca personal, que con tanto esmero recopiló, haya terminado expuesta en España, en manos de un empresario.
La colección bibliográfica que tan cuidadosamente atesoró el poeta en su residencia de Isla Negra, donde escribió la mayoría de sus libros, apareció -en parte- hace 15 días en una exposición que se abrió en Madrid, con motivo de la inauguración de una nueva sede de la conocida librería Miessner Libreros. Cerca de un centenar de libros encuadernados por el propio Neruda, entre los que se encuentran algunas de sus obras, fue seleccionado para mostrar al público, como "gancho" publicitario del nuevo almacén de libros.
La exposición despertó inmediatamente una controversia con la Fundación Pablo Neruda, de Chile, la cual dice que "la colección exhibida en Madrid proviene de un saqueo hecho durante la dictadura militar a la biblioteca traída por Neruda desde Francia". En una carta publicada en Chile por el diario La Epoca, el 28 de octubre, el presidente de la fundación, el abogado Juan Agustín Figueroa, sostiene que "los ejemplares en cuestión han sido indudablemente mal habidos" y afirma enfáticamente que "jamás Pablo Neruda vendió un solo libro de su biblioteca personal".
El tesoro literario, que consta de unos 3.000 volúmenes de primeras ediciones de escritores latinoamericanos, algunas de las cuales están dedicadas a Neruda y a su mujer, fue adquirido por el empresario Jacques Hachuel, dueño de las editoriales Génova y Turner, y quien recientemente adquirió también la librería en donde se llevó a cabo la exposición. Unos 87 títulos del propio Neruda y más de 58 ediciones completas de revistas literarias, en las que se cuenta la de la famosa Sur, hacen parte de esta colección, que al parecer también incluye la biblioteca de Luis Urrutia, cuñado del poeta.
La Fundación Pablo Neruda ha desplazado a Madrid a su abogado Jorge del Río para que intente, inclusive por la vía jurídica, reclamar la totalidad de la colección que, a su juicio, le pertenece. Por su parte, el empresario Jacques Hachuel ha hecho pública una nota en la que aclara que él compró la biblioteca de Neruda al librero Detlev Auvermann, de Francfort, y que pagó en 1986 cerca de 350 mil marcos (algo así como 100 millones de pesos). Mostró, además, un catálogo de venta de la obra, que se había elaborado antes de que él la adquiriera, lo que indica, según Hachuel, el carácter público de la operación.
En defensa del librero alemán salió el editor español Manuel Arroyo, quien afirmó que "Auvermann compró las obras en un remate de Sotheby's en 1985" y exhibió, además, una carta de Neruda dirigida a Auvermann, en la que se mostraba entusiasmado por la iniciativa de hacer una edición facsimilar de la revista Caballo Verde para la Poesía, que Neruda editó con Manuel Alto laguirre. Por su lado, el portavoz de Sotheby's, que se niega a dar información sobre quién puede haberlos llevado desde Chile, afirma que "después de un gran remate de cosas de Neruda que se realizó entre el 26 y el 27 de mayo de 1983, se ha subastado una que otra cosa del poeta".
Aunque inicialmente la secretaria del dueño de Miessner Libreros afirmó que los libros exhibidos venían de la biblioteca de Luis Urrutia, cuñado de Neruda, el abogado de la fundación chilena sostuvo que se trataba de una mentira y que tenía en su poder una declaración juramentada de su hija, Graciela Urrutia, en la que se lee: "Mi padre, en vida, jamás vendió un libro que le hubiese pertenecido o que le hubiese obsequiado mi tío, Pablo Neruda". Lo único que se sabe, según Juan Agustín Figueroa, es que el poeta donó 6.500 libros a la Universidad de Chile y conservó unos 10.000 volúmenes, que ahora son propiedad de la fundación.
De acuerdo con el presidente de la Fundación Pablo Neruda, la viuda del poeta, Matilde Urrutia, se mantuvo fiel a la actitud de su esposo, y la única salida que existe es la de seguirle la pista a los libros de Neruda. Para tal efecto, ha reunido documentos que incluyen las memorias de la viuda del poeta. "Durante su estancia en París, cuando fue embajador en Francia del gobierno de Salvador Allende, se compró todos los libros que durante su vida quiso tener", contaba Matilde Urrutia.
Al regresar a Chile, el poeta envió su colección en varios contenedores, los cuales llegaron después de su muerte. Durante el gobierno del general Augusto Pinochet los paquetes del embarque fueron violados y saqueados. Cuando llegaron al puerto de Valparaíso, los contenedores fueron llevados directamente de la aduana a un recinto militar."Lo más doloroso fue el saqueo de los libros, me dejaron muchas colecciones incompletas. Los libros más valiosos se perdieron", decía en sus memorias la esposa de Neruda.
Hasta el momento nadie se ha ocupado de establecer a ciencia cierta cuántos ejemplares se perdieron, tanto de los enviados desde París como de los saqueados de la residencia del poeta en Santiago (La Chascona), pero lo que se ha visto es que en la exposición de Madrid había verdaderas joyas. Primeras ediciones de Vicente Huidobro, César Vallejo, Gabriela Mistral, Miguel Angel Asturias y hasta el archiagotado "Inquisiciones" de Jorge Luis Borges.
Sin embargo,el grueso de la exposición madrileña lo constituyeron obras del propio Neruda, entre las que se encuentran ejemplares de sus primeros libros como "El habitante y su esperanza", " La canción de la fiesta" y "Tentativa del hombre infinito". Además se puede ver uno que otro libro publicado en un principio anónimamente por el poeta, como "Veinte poemas de amor y una canción desesperada" y "Los versos del capitán". También se encuentran en la colección, cuya propiedad está en discusión, primeras ediciones de "Residencia en la Tierra", "Canto general" y "Memorial de Isla Negra". Por el momento no está claro el mecanismo que permitió que estas obras fueran a parar a Madrid. Las investigaciones y pesquisas de los abogados tal vez arrojen luz sobre el hecho. Pero lo cierto es que, sea como fuere, Chile perdió una parte considerable de su patrimonio cultural y su gobierno no supo cuidar el mayor tesoro de uno de los poetas más grandes del siglo XX.