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EL RETORNO DE CHAPINERO

La Orquesta Sinfónica de Chapinero, el proyecto musical fundado hace 10 años por Karl Troller <BR>y Eduardo Arias, regresa con un homenaje arqueológico y humorístico a Bogotá.

13 de septiembre de 1999

Son muy diferentes. Ambos arriban al tiempo para la entrevista, y ambos saben que la
entrevista incluirá una sesión fotográfica; pero Karl Troller se ha ataviado a conciencia para la foto, en tanto que
Eduardo Arias se ha arreglado para que nadie piense que está arreglado. Pero cuando la conversación
empieza es fácil darse cuenta por qué han mantenido desde hace tantos años esa profunda amistad por
encima de las diferencias. Arias es biólogo de profesión y tímido por naturaleza; Troller es, en cambio,
comunicador social y extrovertido. Y en ese contraste radica la armonía que aflora en su humor y en su
música (aunque ambos se apresuran a pedir que no los llamen músicos, que no lo son). De paso echan por la
borda preconcepción. Transite bajo su propio riesgo, el álbum más reciente de la Orquesta Sinfónica de
Chapinero, es un disparate musical de principio a fin y, por ende, puede pensarse que los autores son
bromistas de tiempo completo. A cambio regalan conceptos, citan influencias y abordan los temas con tanta
seriedad que se entiende finalmente porqué este tipo de humor se ha mantenido. Es humor en serio. Troller y
Arias ya habían lanzado en 1989 Gaitanista, el primer disco de la Orquesta Sinfónica de Chapinero.
Transite bajo su propio riesgo parte de una idea irreverente: transcurre el futuro (no se especifica qué año) y
un grupo de arqueólogos descubre en sus excavaciones los vestigios de una antigua ciudad llamada Bogotá.
Con base en las ruinas y con la colaboración de la Sinfónica de Chapinero (en el exilio) hacen una
reconstrucción sonora de los aspectos pintorescos de la desaparecida polis. La idea es, de paso, un
llamado de atención, explica Troller: "Como esta ciudad no tiene historia, monumentos o personajes
mitológicos, nosotros nos inventamos una mitología propia, dándole importancia a cosas que pasan
inadvertidas". Y así es como en el disco hay 'tributos' a celadores, taxistas, vendedores de los sanandresitos
y hasta juglares de buseta. El concepto, además, se prestaba para un proyecto musical de un par de
bromistas que (ellos insisten) no son músicos. Los sonidos recurrentes son motores de automóviles,
alarmas, radioteléfonos de taxis y todo ruido urbano por definición propia. A ello Troller y Arias le han
agregado sus textos cáusticos y, por último, han llamado a sus filas a Félix Riaño, integrante del conjunto de
rock Ruido Rosa, para que les dé una mano en lo puramente musical. El trabajo fue arduo y duró varios
meses. "Cuando llegamos al estudio de grabación todo estaba ya estructurado" explica Eduardo Arias. "Lo
único que surgió sobre la marcha fue la canción 'Magdalena' y la parodia de una fiesta de 15 también tiene un
poco de improvisación". Lo cual es fácil de creer porque, en general, todo el disco tiene un tono de
espontaneidad. Pero cuando declaran cosas como: "Queríamos que el álbum fuera una especie de 'Sell Out' ,
el disco conceptual del grupo de rock The Who" se entiende que aquí el chispazo de última hora tiene menos
cabida que el chiste sopesado. Y al final el resultado es en verdad un álbum conceptual. No se trata de
entender a la Sinfónica de Chapinero como una versión nacional de The Who, pero cuando se escoge bien a
los maestros se pueden esperar sorpresas gratas. Con un esquema similar, Arias y Troller se burlan de toda
la urbe, tomando con ingenio un poco de Frank Zappa, un poco de los Tupamaros, un poco del órgano de
Jaime Llano_ y mucho de esa polifonía de ruidos llamada Bogotá. No son músicos, enfatizan una vez más.
Pero han logrado con este disco lo que muchos otros, que suenan en la radio y se hacen llamar así, no han
podido: agradan y, al mismo tiempo, ponen a pensar. n Las influencias de Chapinero THE WHO SELL OUT
MCA FRANK ZAPPA STRICTLY COMMERCIAL RYKO Pese a que el disco Transite bajo su propio riesgo
es único en muchos aspectos, los integrantes de la Sinfónica de Chapinero han confesado que la
audición de ciertas grabaciones clásicas del rock les brindó ideas originales para sus dos álbumes. En primer
lugar mencionan Sell Out, un disco del grupo inglés The Who que apareció publicado originalmente en
1968 pero que, de manera más reciente, fue reeditado con piezas previamente inéditas y sonido digital en el
formato de compact disc. El experimento de The Who consistió en elaborar un álbum en el cual, además
de las canciones, se incluían tonadas publicitarias de supuestos productos comerciales. De manera que la
audición de Sell Out se asemeja mucho a una transmisión radial de una emisora ficticia. Se trata de uno
de los más interesantes álbumes conceptuales de The Who pero es, además, una de las primeras muestras de
encuentro entre la música rock y el humor. Sell Out es ante todo una parodia de la radio comercial de aquel
tiempo_ y parece que no muchas cosas han cambiado desde entonces. La otra influencia, mencionada en
varias ocasiones por Eduardo Arias y Karl Troller, es la música de Frank Zappa (1940-1993). El guitarrista
estadounidense basó también buena parte de su obra en la utilización musical e ingeniosa del humor. Strictly
Commercial es una recopilación, no un álbum original. Pero puede ser, para quienes no conozcan a Zappa,
la mejor manera de acercarse a esa obra suya tan disparatada y extensa. En un total de 19 canciones (que
van desde Trouble Every day de 1966 hasta el éxito Valley Girl de 1982) se resume la trayectoria de este
desaparecido genio del rock que alguna vez demostró, parafraseando uno de sus títulos que, "el humor tiene
cabida en la música".