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El rey Arturo

Una película épica que no logra convencer de la gran aventura de sus héroes.**

29 de agosto de 2004

Título original: King Arthur.
Año de producción: 2004.
Director: Antoine Fuqua.
Actores: Clive Owen, Ioan Gruffudd, Ray Winstone, Keira Knightley, Stephan Dillane, Stellan Skarsgård.

Desmontar la leyenda de El rey Arturo: ¿a quién se le habrá ocurrido semejante idea? Suena tan absurda como la de contar la verdadera historia detrás de los poemas de Homero o la de filmar -ya lo harán: no me cabe la menor duda- el curioso cambio climatológico que nuestra tradición convirtió en un avasallador diluvio universal. ¿Quién, que entienda qué es una leyenda, quiere descubrir la verdad de los hechos? Y bueno, si ya estamos en esto, si ya hemos tomado la decisión de revelar que 'es sólo una leyenda', ¿a quién se le va a ocurrir desdibujar a todos los personajes en beneficio de una trama que jamás es explicada con cuidado? No se le pueden negar a esta producción algunas virtudes (en este momento pienso en su fotografía), pero no se nos debe olvidar que fracasa en el intento de revivir la emoción de El señor de los anillos con un guión calcado del de Gladiador.

Y es que Jerry Bruckheimer, el productor, que en este caso debe ser considerado el autor de la película, ha montado esta última etapa de su importante carrera (ver Pearl Harbor) sobre los éxitos de otras personas. Y aunque algunas veces le ha salido bien (ver La maldición del perla negra), ha corrido el riesgo de fabricar películas tan mecánicas, tan desabridas, tan sin espíritu como esta versión de El rey Arturo. Resulta increíble que no se haya preguntado, en el proceso, ¿quién quiere saber que el mago Merlín era sólo un viejo guerrero sin poderes, enemigo de los malvados sajones y cubierto de tierra?, ¿a quién le interesa saber que Lancelot era un miedoso?