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EL SEXO MANDAMIENTO

"El espejo de tinta" y "Cuentos eróticos", dos nuevos ejemplares en el renacimiento de la literatura erótica.

27 de febrero de 1989

Un hombre se halla tan enamorado de una mujer llamada Aída que no come, no duerme, no trabaja, no sale a la calle, no habla con los vecinos y sólo piensa en el momento en que podra, angustiosa y tiernamente, disfrutar del joven y hermoso cuerpo de la amada. Es una obsesión destructora que recuerda los mejores pasajes de peliculas como "Ultimo tango" "Nueve semanas y media" o "El imperio de los sentidos", o fragmentos de libros de Carlos Fuentes, Julio Cortázar, Anais Niño John Irving.

Ese hombre, adherido a la piel de Aída es el narrador anónimo de una novela inquietante, "Solitario de amor", escrita por una mujer que conoce muy bien el enferno sexual propiciado por esta pareja. Cristina Peri Rossi da la impresión de haberse sentado a la máquina con un espejo en la mano para poder describir, segmento a segmento el cuerpo asaltado de esa muchacha, todos sus recovecos, todas sus posibilidades sexuales, todas sus angustias antes y después del amor. La novela aparece en la colección "El espejo de tinta" de Grijalbo y ha coincidido en Colombia con otra muestra de este género, "Cuerpos eróticos", un volumen que recoge trabajos, algunos apresurados y otros estupendos, de catorce escritores españoles y una uruguaya, Peri Rossi.

"Solitario de amor" reconstruye momento a momento las relaciones de esta pareja, que se prolongarán durante dos años. Pocas veces se había visto en la literatura latinoamericana una pasión tan profunda, devastadora y aniquiladora como ésta. Es que el macho desaparece, succionado síquica y físicamente por la amada.
Es una adoración demencial. Lo confiesa sin pudor, desvergonzadamente, como si fuera la única posibilidad de sobrevivir y lo exclama en momentos terribles .

Peri Rossi escribe muy bien, tiene un sentido exaltante y turbador del sexo, lo describe lenta y agónicamente, fotografiándolo, demostrando su dominio total de la palabra e inaugurando una etapa de un género inacabable, la novela erótica. "Cuentos eróticos" es un volumen preparado con textos especialmente escritos por Paloma Díaz-Mas, Jesús Ferrero, Alejandro Gándara, Juan Garcia Hortelano, Javier García Sánchez, José Luis Giménez, Antonio Muñoz Molina, Lourdes Ortiz, Ana Rossetti, Javier Tomeo, Gonzalo Torrente Ballester, Esther Tusquets, Manuel Vásquez Montalbán, Luis Antonio de Villena y Cristina Peri Rossi.

Curiosamente, los mejores cuentos de esta antologia son escritos por mujeres "Alicia" de Lourdes Ortiz, es turbador e inquietante porque reconstruye las perversas relaciones de Lewis Carrol con esa niñita que lo acaricia y complace; "El testigo" de Peri Rossi, con ese niño que asiste a las relaciones lesbicas de la madre y una amiga, y las somete a un brutal ritual de caricias para demostrarles que la inocencia ya se acabo en esa casa; "La sortija y el sortilegio" de Ana Rosetti, aunque encierra cierta similitud con la historia de "Aura" de Carlos Fuentes, con esa anciana poseída por el muchacho, logra sacudir por las descripciones de lo que pasa cuando esa muchachita de 14 años, Laura, ayudada por la bruja Cornelia se empecina en ser poseida por un forastero llamado Fabricio, tosco y vulgar, en una ceremonia enloquecedora que mezcla magia, sexo y muerte; "La niña lunática" de Esther Tusquets, con ese hombre enamorado de una joven a quien le gustan las peliculas intelectuales. En este volumen hay un cuento sobre amores homosexuales, "En elogio de las malas compañias" de Luis Antonio de Villena, morboso, explícito y perverso, incitador como una película pornográfica, y hay que destacar el relato de Manuel Vásquez Montalbán, auténtico hedonista quien reconstruye las caricias lograda con un pie, debajo de una mesa.

Para los aficionados a la literatura erótica, éste es un buen año y la cosecha ha comenzado con estos dos titulos estimulantes. -