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El show de Jimmy

Jimmy Bosch, uno de los duros de la salsa y el 'latin jazz', llega este 6 de agosto a Bogotá para sonear su trombón.

2 de agosto de 2008

­SEMANA: ¿Es su primera visita a Colombia?

Jimmy Bosch: A Colombia he ido muchas veces, pero no he ido a tocar la música mía. La última vez que fui, hace nueve años, aún no había sacado Soneando el Trombón, mi primer disco. Pero he ido a tocar con La India, Eddie Palmieri, La Perfecta Combinación, Rubén Blades...

SEMANA: Va a tocar con el Sexteto Latino Moderno, una agrupación de salsa bogotana dirigida por Yasser Aguancha. ¿Cómo coordinaron el ensayo de las canciones?

J.B.: La música mía, como es salsa dura, tiene un formato muy flexible. Les mandé mis discos y me imagino que ensayaremos un vez y luego nos tiramos a tocar. Es lo que hago en muchas partes del mundo cuando no puedo llevar mi propia banda. Lo que necesito de los músicos es pasión, amor por la salsa. Lo demás lo dejamos en las manos de un poder más grande que nosotros.

SEMANA:¿En sus conciertos toca solamente música suya, o también versiones de otros artistas?

J.B.: Los temas que traigo son míos. En mis discos tengo un par de covers como La Soledad, de Hugo González, que la hizo famosa Ismael Rivera. Yo la grabé con Pete el Conde Rodríguez. Y tengo también otra de Wayne Shorter, Speak No Evil. Pero como voy de solista invitado, voy a tocar trombón seguramente sobre temas del Sexteto Latino Moderno. Pero yo le meto groove a toda la salsa.

SEMANA: Esa improvisación que lo caracteriza, ¿es lo que usted llama la 'moña'?

J.B.: La 'moña' es improvisación, pero son líneas o melodías que yo creo en el momento dentro de un son montuno. Es lo que voy sintiendo, lo que voy viviendo. Eso causa una reacción positiva en la banda, y el público lo siente, lo goza y lo baila. Es una forma de arte que pienso que por un tiempo se estaba muriendo, porque cuando entró la salsa romántica de los 80, no hubo espacio para la improvisación ni para los solos. Se tocaba simplemente lo que estaba en el papel y nada más. Y como los cantantes no eran soneros, sino caras lindas que cantaban esa salsa estúpida, la misma cosa exactamente todas las noches, se perdió la esencia de la improvisación, que era una característica de la salsa. El formato que utilizo yo se presta para que haya mucho espacio para que los músicos hagamos lo que es normal, que es crear música en el momento. Es una de las cosas que permiten que yo todavía esté haciendo esto después de 37 años de haber empezado a tocar el trombón. Es lo que más me llena: poder improvisar, poder crear la música que cause una reacción distinta cada noche. Ahí es donde empiezan las conversaciones musicales. Y el público lo disfruta porque pasa solo una vez. Al día siguiente es otra experiencia distinta, auténtica y nueva. Esa es la razón de ser de un solista como yo.

SEMANA: ¿Cómo ve la escena de la salsa dura y el 'latin jazz' hoy día?

J.B.: Yo diría que el movimiento de la salsa está muy fuerte. En lo personal, yo toco casi todos los días y eso que no tiro una producción hace cuatro años. Sin contar que he quedado gratamente sorprendido cuando voy a un sitio como Bulgaria y tocan la salsa y bailan como si estuvieran en Nueva York. Para mí la salsa está caminando mejor que nunca.

SEMANA: ¿Pertenece usted al movimiento que se ha denominado 'Salsa Global'?

J.B.: Es la primera vez que oigo esa expresión. Salsa global para mí es simplemente llevar salsa dura para el mundo entero. Cuando la gente va a un concierto de Jimmy Bosch puede estar segura de que no va a incluir nada de reggaeton ni ningún ritmo que esté de moda y no tenga nada que ver con la salsa. O con esa sombrilla que se llama salsa donde caben otros géneros como el latin jazz. Cada loco con su tema. Pero yo tengo un compromiso por mantener la tradición de la salsa dura.


Jimmy Bosch 6 de agosto

8.00 p. m. Teatro Astor Plaza