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EL SUEÑO REALIZADO

EL Perro andaluz', la que para muchos ha sido la única película verdaderamente surrealista en el cine, cumple 70 años.

4 de enero de 1999

En un aparte de las memorias que escribió pocos años antes de su muerte, el cineasta español Luis Buñuel consignó lo siguiente: "Si me dijeran: te quedan 20 años de vida, ¿qué te gustaría hacer durante las 24 horas de cada uno de los díasa vivir?, yo respondería: dadme dos horas de vida activa y 20 horas de sueños, con la condición de que luego pueda recordarlos". Con esta confesión Buñuel reconoció su permanente inclinación hacia el surrealismo. Y no en vano gracias a esa pasión por los sueños, que según él la mayoría de las veces eran pesadillas, consiguió a los 28 años, al lado de su amigo, el pintor Salvador Dalí, la realización de El perro andaluz, película que para los expertos ha sido la única ciento por ciento surrealista en la historia del séptimo arte. Según el crítico Enrique Pulecio, "es la primera y la única irrupción plena del surrealismo en el cine. Estos planteamientos no tienen continuidad de otros realizadores y su impacto representa el surgimiento de la vanguardia". Y es que si bien no se puede desconocer la presencia de elementos oníricos en otras producciones, lo cierto es que sólo El perro andaluz los emplea en todo su conjunto. Quizá sea esta la razón por la cual 70 años después de su estreno el clásico de Buñuel, su primera realización cinematográfica, no sólo sea considerada como una pieza única sino que siga siendo de múltiples investigaciones.
La idea surgió de la mezcla de un sueño del cineasta, con otro del pintor. El primero soñó con una nube que cortaba la luna, a la vez que un ojo era hendido por una cuchilla de afeitar. El segundo soñó con una mano completamente cubierta de hormigas. Estas imágenes, célebres en la película, dieron origen a un guión conformado por una serie de secuencias que aparentemente son, como se lo propusieron sus creadores, una "puerta a lo irracional". Quienes busquen un argumento en la cinta no lo van a encontrar. Según sus realizadores, ellos no querían introducir ninguna imagen que pudiera dar lugar a una explicación sicológica o cultural. Sólo cabían las ideas que consideraran impactantes. El nombre del filme también surgió del azar, sin que diera alusión a alguna imagen específica. Pensaron en Prohibido asomarse al exterior y en Prohibido asomarse al interior, hasta que Dalí sugirió el título de un viejo libro de poemas de Buñuel: El perro andaluz.
Para la filmación Buñuel viajó a París con 5.000 francos que le dio su propia madre, de los cuales sólo la mitad la invirtió en el rodaje llevado a cabo en 15 días en los estudios Billancourt. Sólo hubo dos protagonistas: una mujer (Simone Mareuil) y un hombre (Pierre Batcheff), aunque en algunas escenas aparecen Buñuel y Dalí. Los intérpretes siguieron los dictámenes del director sin saber exactamente lo que hacían, pues las instrucciones parecían ilógicas.
Escenas como la cortada del ojo con la cuchilla, la del brazo lleno de hormigas y aquella en la que el hombre arrastra dos pianos llenos de patas, colas y excrementos de burro mientras persigue a una mujer son apenas algunas de las excentricidades que quedaron inmortalizadas durante los 17 minutos del corto y han hecho que la película haya sido interpretada de muchas maneras. Para Enrique Pulecio "es la manifestación y la realización del amor" . Para otros es la muestra del placer en el momento de la muerte y la representación del doble que cada persona lleva consigo. Para otros, la cinta es una metáfora sobre la represión que existe sobre el impulso sexual. Y para otros es la decadencia del catolicismo y del amor en Occidente. En este sentido las protestas de la Iglesia no se hicieron esperar, más aún cuando el propio Buñuel había sentenciado: "Soy ateo, gracias a Dios".
A pesar de las especulaciones Buñuel y Dalí nunca dieron explicaciones al respecto. Sin embargo algunos críticos siempre sospecharon un fin premeditado: "Sus creadores le dieron la etiqueta de surrealista, después del éxito que alcanzó la cinta, pero ellos no la concibieron como tal", comenta el experto Augusto Bernal. No obstante, fue gracias a la cinta que sus dos creadores fueron admitidos en el selecto grupo de los surrealistas. La noticia la recibieron después del estreno en el teatro Les Ursulines, que contó con la presencia de personalidades como Picasso, Le Corbusier,Ernst, Breton, Magritte y Eluard. El mismo Buñuel confesaría, años más tarde, que su temor ante el fracaso de la cinta llegó a tal punto que en la premiere estaba dispuesto a lanzar piedras contra los que la abuchearan.
Pero no todo fue bueno. La misma película se encargó de distanciar a sus dos creadores. El afán de protagonismo por adjudicarse el éxito de la cinta sería el comienzo del fin de la amistad de dos grandes del siglo XX. Buñuel se refirió así sobre Dalí en sus memorias: "Pese a todos nuestros recuerdos de juventud, pese a la admiración que me inspira parte de su obra, me es imposible perdonarle su exhibicionismo y su odio declarado a la amistad". Aunque Buñuel siguió representando algunos de sus sueños en otras películas, la concepción que tuvo de El perro andaluz no se volvería a repetir. Diecisiete minutos habían sido suficientes para hacer de ese experimento cinematográfico una huella imborrable en la historia del cine.