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EL TUNEL DEL TIEMPO

Michael Fox se pasea entre el futuro y el pasado en su nueva película.

8 de enero de 1990

Marty McFly y Doc Emmet Brown son dos de los personajes más populares creado por el cine norteamericano de lo ochenta. En 1985 y a bordo de un De Lorean rutilante regresaron al pasado, conocieron a los padres de Marte y ayudaron a que las relaciones de lo dos jóvenes fueran menos torpes inútiles. Pero ahora, el director Robert Zemeckis es más agresivo y después de implantar un lenguaje personal con películas como I wanna hold you hand, "Dos bribones tras la esmeralda perdida" y, por supuesto "Quién traicionó a Roger Rabbitt?" se lanza a contar una historia escrita a cuatro manos con Bob Gale porque sorpresivamente, el científico loco que tiene el pelo largo y blanco y usa zapatos tenis se muestra preocupado porque en el año 2015 los hijos de Marty tienen serios problemas. Entonces rompen de nuevo la barrera y quedan descentrados. A los 28 años, Michael J. Fox, el actor canadiense que estuvo protagonizando durante siete temporadas la serie de televisión "Lazos familiares", que también se pasa en Colombia los fines de semana, se ganó el respeto de los críticos con dos películas filmadas en la pausa entre las dos "Volver al futuro": "El secreto de mi éxito" y "Luces de la gran ciudad", y este año volvió a impresionar con la dolorosa crónica de "Heridas de guerra", al lado de Sean penn, y mientras esta secuela de "Volver al futuro" comienza a convertirse en la gran competidora de "Batman" y "Raiman", Fox ya está filmando "Volver al futuro III". Por cada película se gana cinco millones de dólares y en esta interpreta tres personajes, incluyendo el de una muchacha, su propia hija, con senos postizos que divierten a los espectadores más que las maravillas de ese auto que en "Volver al futuro III" lo llevará junto al científico a una época y a un lugar salvajes: 1885, en el Oeste.

Fox, un auténtico símbolo de la fama, el dinero y los conflictos en Hollywood (tuvo que contratar seguridad privada por las constantes amenazas que recibía en cartas y llamadas telefónicas), logra un personaje cálído y auténtico en esta segunda versión de una historia que a muchos espectadores les hizo cambiar los conceptos que tenían sobre la ciencia; en este caso, de la mano de ese muchacho embarcado con un anciano enloquecido a quien, en el futuro, su propio barrio se encargará de rechazar. Los efectos especiales, creados por la empresa de George Lucas, son sorprendentes mientras los dos personajes intentan rearmar el desorden que han creado.
"Todo en familia" se nutre de las experiencias personales del realizador Ron Howard. Padre de cuatro hijos, cada uno de ellos encierra una experiencia diferente y él mismo lo explica: "Al comienzo uno tiene enormes esperanzas, grandes expectativas con cada uno de los hijos. Luego asisten al colegio y responden a lo que uno les dice y ejercen entonces su propia personalidad. Al convertirse en adolescente te dan la espalda a ratos se creen autosuficientes y cuando piensas que te has deslindado de ellos, más te necesitan. Es un ciclo curioso, repetitivo, y como sé que le ocurre a todos, por eso hice esta película".

Steve Martin, uno de los grandes cómicos de los ochenta, interpreta a Gil Bukman, padre de tres muchachos, para quienes no quiere un padre perdedor como el propio (interpretado por Jason Robards). Se empecina en ser el mejor, pero pronto descubre que el desarrollo de sus hijos escapa a su control. Mary Steenburgen es su esposa, Karen, presionada por toda clase de situaciones. Gil Buckman tiene una hermana, divorciada y con dos hijos, la mayor de los cuales se siente más madura que la propia madre. Y así sucesivamente, porque hay más tíos y primos y en la atmósfera de esa casa del abuelo tres generaciones buscan entender los vacíos que tienen enfrente.

Ron Howard un auténtico niño prodigio de Hollywood con películas como Splash, Cocoon y "Willow en la tierra del encanto", tiene un toque característico para el humor, para las situaciones tiernas y cómicas, para ese otro lado de la vida que lo ridículo y lo cursi saben llenar muy bien. Y será ahí, en esa familia empujada por tantas presiones internas donde todos, grandes y chicos, aprendan a conocerse ellos mismos, con todo lo bueno y todo lo malo que tienen.-