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EL ULTIMO ROUND

Francia le dio la nacionalidad y París vio morir a Julio Cortázar, el escritor que marcó a toda una generación y revolucionó la literatura latinoamericana

19 de marzo de 1984

Hace casi tres años, después de un chequeo médico de rutina y mientras pasaba la que él mismo definió más tarde como una de las etapas más felices de su vida, el escritor argentino Julio Cortázar comenzó a pelear su "último round": el de la leucemia que finalmente lo condujo a la muerte el pasado domingo 12 de febrero, pasadas las diez de la mañana, en el hospital parisino de Saint Lazare, cuando se preparaba para regresar a su apartamento de la rueMartel, después de ser sometido a una serie de exámenes.
Apenas le fue descubierta la enfermedad, el narrador, nacido en 1914 en Bélgica, pereció tomar una decisión: hacer lo imposible para que su vida no cambiara más de lo estrictamente necesario. Se había comportado siempre como un "cronopio", ese personaje viajero y libertario, enemigo de los horarios, las normas y los diccionarios, que él habia creado en uno de sus primeros libros, a principios de los años cincuenta.
A fines de los setenta habia conocido a su tercera mujer, Carol Dunlop, una canadiense que por entonces no contaba con más de 35 años, con quien se habia dedicado a viajar por todo el mundo, especialmente por Nicaragua. Sus amigos de París cuentan que ella se convirtió en la compañera ideal de Cortázar, quien, pese a su edad--69 años al morir--, irradiaba un espiritu juvenil inagotable que reflejaba en sus libros.
Con ella emprendió durante el verano de 1982 un viaje de 33 -dias por la autopista del sur, entre Paris y Marsella, que se convirtió en la base de su último libro, "Los autonautas de la cosmopista," escrito a cuatro manos con Carol. El final de la historia de ese viaje y del libro responde a ciertos presagios que, según quienes conocen el texto, pueden entreverse a lo largo de la narración: la muerte de Carol.
Algunos han dicho que Cortázar no sabia que sufria de leucemia. Pero otros los han desmentido asegurando que lo supo desde un principio y que incluso comenzó a poner a nombre de Carol todos sus bienes, entre ellos el apartamento de la rue Martel y una casa. Pero la suerte le jugó una de esas malas pasadas de las cuales no habían estado exentos algunos de los personajes de sus cuentos: Carol murió primero, victima también de una leucemia, que acabó con ella en pocas semanas, a fines del otoño del 82.
Si el saberse mortalmente enfermo no habia logrado cambiar sustancialmente su forma de vivir, la muerte de Carol si lo hizo. Cortázar se deprimió profundamente y sus más intimos allegados, los únicos que pudieron acercársele en esos dias, aseguran que ese golpe lo destruyó, aunque no le impidió terminar el libro producto del viaje por la autopista del sur. (Ver recuadro).
CUADERNOS Y PAPELES
En una de las pocas entrevistas que concedió para Colombia, realizada por Plinio Apuleyo Mendoza en 1979 para el programa de televisión Correo Cultural, Cortázar recordó sus primeros escritos. Se trataba de sonetos y pequeñas narraciones que él borroneaba en hojas sueltas y cuadernos de colegio y que sólo su madre salvó del fuego, cuando en un impetu juvenil, antes de viajar a Europa, el narrador quiso quemar.
A los 9 años, Cortázar se enamoraba de sus companeras y les escribia sonetos perfectos. Cuando alguno de sus tios o primos cumplia años, él les regalaba algún texto que era leido en medio de la reunión familiar y aplaudido por todos. El aseguró muchos años después que, por aquel entonces, no tenía una clara conciencia de que seria escritor.
En los años del bachillerato, dos Profesores lo estimularon al descubrirle sus dotes de escritor: Arturo Marasso, quien le enseñaba literatura griega y española, y Vicente Fatone, su maestro de filosofía. Ellos le regalaron libros, lo adentraron por los caminos de la mitología griega y le dieron a leer a Platón y Aristóteles.
Incluso él creyó que llegaría a estudiar filosofía, pero luego comprendió que "no servía para eso, pues no tenía una mentalidad filosófica".
Consiguió un empleo como traductor público en la Buenos Aires de los años 30. En varias entrevistas recordó, siendo ya un escritor conocido internacionalmente, un episodio de aquellos días, que se convirtió en base para el cuento "Diario", de su libro "Deshoras", publicado el año pasado.
Se trata de un grupo de prostitutas a quienes él les traducia las cartas que les enviaban los marineros europeos desde lejanos puertos. En una de esas cartas, Cortazar se enteró de un crimen, que sirvió de punto de partida para la trama de "Diario".
A fines de los años treinta, Cortázar escribia cuentos con cierta frecuencia e inevitablemente los rompia o los quemaba. "Estaba decidido a no publicar hasta no merecerlo, hasta que no valiera realmente la pena", dijo muchos años después.
A los 25 años, con el seudónimo de Julio Denis, publicó un libro de poemas titulado "Presencia". Ocho años después, en 1949, publicó "Los Reyes", en una edición de pocos ejemplares que pasó prácticamente inadvertida en Argentina.
Para ese entonces, ya habia llegado lejos en su trabajo de traductor: habia traducido a Marguerite Yourcenar, Jean Giono y André Gide. Pero se encontraba profundamente insatisfecho con el medio intelectual argentino de la época y con los sucesos politicos que habian llevado a Juan Domingo Perón al poder en 1946. Se mezclaba poco en política, pero hablaba abiertamente de su posición antiperonista. En 1951, después de publicar su primer volumen de cuentos, "Bestiario", viajó a Paris, donde se radicó.
PAQUETES DE LIBROS
Para ir a Paris, Cortázar se benefició de una beca del gobierno francés, que apenas le permitía vivir. Se insta lo en la ciudad universitaria hasta que no resistió más el pabellón argentino, donde sus compatriotas se negaban a hablar francés y pasaban las tardes tomando mate y llorando mientras recordaban "el pago".
Entonces consiguió un empleo que siempre recordó con gran cariño: un exportador de libros lo contrató para que en horas de la noche, hiciera paquetes de libros. Pasaba largas horas empacando ediciones de todo tipo y robándole tiempo al trabajo para leer algunos volúmenes. Con el poco dinero que ganaba, alquiló una pieza en la rue d'Alessia y comenzó a meterse en Paris como siempre lo había deseado.
Se adueñó de esa ciudad como quizá ningún escritor latinoamericano lo hizo jamás. Finalmente consiguió un puesto de traductor en la Unesco, que le permitia vivir mejor y gozar de mayor tranquilidad para escribir lo que para muchos de sus lectores son sus mejores cuentos: los que escribió en los años cincuenta.
Después de "Bestiario", publicó en 1953 las "Historias de Cronopios y de Famas, luego "Final del Juego" en 1956 y "Las Armas Secretas", en 1959, que incluyen su cuento más importante: "El Perseguidor". Sus relatos se sucedian en Buenos Aires o en París y surgió asi ese doble mundo que Cortázar nunca abandonó y que llegó a entremezclar magistralmente en cuentos como "Las puertas del cielo" y luego, en su novela maestra, "Rayuela", que marcó a toda una generación y que sigue encontrando, como entonces, un público lector esencialmente joven.
UN EXPLORADOR
Después de consagrarse como cuentista y de ser ampliamente reconocido como novelista, Cortázar hizo lo más dificil, lo inesperado. Se negó a sentirse consagrado, se negó a sentirse lo que los franceses llaman "un escritor profesional" y tomó otro camino: el de la experimentación, el de la exploración, abriendo para la narrativa latinoamericana los más diversos caminos.
De esa actitud son prueba, después de "Rayuela", "62 Modelo para amar". "La vuelta al dia en ochenta mundos", "El libro de Manuel", "Ultimo round" y otras obras, escritas entre 1966 y 1973. Cortázar le estaba diciendo a los escritores que la narrativa era mucho más que los cuentos y las novelas, que las posibilidades eran infinitas y que era importante jugar con ellas. En esa medida, Cortázar fue el escritor latinoamericano que más revolucionó la literatura del continente. Y por eso mismo, sea quizá el que mayor importancia adquiera en el futuro.
Durante los años setenta, como él mismo lo dijo, "las dictaduras latinoamericanas me quitaron mucho tiempo para escribir literatura y tuve que dedicarme a escribir documentos sobre la problemática del cono sur, de Centroamérica y del Caribe, y a asistir a foros sobre los derechos humanos".
Sin embargo, su obra no se detuvo y Cortázar llegó a completar una veintena de libros, entre cuentos, poesia y otras experiencias de tipo narrativo. Su posición política se vió marcada por la revolución cubana, primero, y luego por el proceso sandinista, al que le dió todo su apoyo: "Es una revolución niña a la que resultanecesarioproteger. Y protegeria es darle una salida al mundo, una comunicación con el exterior, donde no siempre es muy bien comprendida."
Sobre sus posturas politicas, algunos han dicho que eran profundamente ingenuas y apasionadas. Pero lo cierto es que mantuvo su posición de defensa de Cuba y Nicaragua y de crítica furiosa a la violación de los derechos humanos en el cono sur y, en particular, en Argentina, donde a su regreso en diciembre de 1983, muchos se lo agradecieron, sobre todo los jóvenes.
Otros, nunca le perdonaron que hubiera tomado la nacionalidad francesa que en 1982 le ofreció el presidente Francois Mitterrand. El siempre respondió a esas criticas diciendo que "el pasaporte se lleva en el bolsillo, pero el corazón va mucho más adentro".
Su regreso de una semana a Argentina, después de 10 años de no poder ir a causa de la dictadura y de las amenazas muy concretas que le hizo llegar la triple A, estuvo marcado por momentos de gran emoción, como una noche en una confitería, cuando una joven muchacha se le acercó y le regaló un ramo de jazmines, que de alguna manera anunciaban una nueva primavera para Cortázar, según lo cuenta su amigo Carlos Gabetta.
Pero esa primavera nunca llegó. El narrador murió antes de que terminara el invierno. Eso sí, la naturaleza le hizo un último regalo. La mañana de su muerte estuvo enmarcada por un cielo abierto y soleado que le permitió a Cortázar recibir rápido y sin mayores sufrimientos el campanazo que anunciaba el final de su "último round".
·Mauricio Vargas Personajes -
PERSONAJES
Las libertades narrativas que Julio Cortázar conquistó para sí mismo y para la literatura latinoamericana le permitieron utilizar para sus cuentos y novelas, los más diversos personajes. De La Maga, quizá el más famoso de todos, la mujer del lado parisino de "Rayuela", Cortázar nunca quiso hablar demasiado. Eludia el tema con habilidad, pero en una entrevista concedida a Plinio Apuleyo Mendoza, reconoció que estaba inspirado en un personaje real, que él había enriquecido con anécdotas y características imaginarias.
Otro personaje real que se volvió ficción en la narrativa de Cortázar fue Ernesto "Che" Guervara. El Che es protagonista delcuento "Reunión"del volumen "Todos los fuegos el fuego", que narra el desembarco del Granma en las costas de la provincia cubana de Oriente, cuando BO hombres liderados por Fidel Castro se dieron cita en la Sierra Maestra para iniciar la guerra contra Batista. El Che leyó un día el cuento, según le contó a Cortázar, Roberto Fernández Retamar, quien se lo prestó cuando los dos hacian una larga travesia en avión. El Che dijo al terminar su lectura: "Está bien, pero no me gusta". Cortázar supo esto despues y no se sorprendió: "El Che y yo no podíamos tener la misma vision de su personalidad".
Un tercer personaje, el famoso y genial saxofonista negro norteamericano Charlie Parker, fue la base para el cuento "El Perseguidor", el más largo y sin duda el más importante entre los relatos de Cortázar. El narrador argentino cuenta el final de la turbulenta vida del saxofonista, que en la historia se llama Johnnie Carter, y, a través del relato, el lector descubre el mundo de sueños y alucinaciones que llevan al narrador a comprenderque Carter no es un perseguido sino un perseguidor.
A CUATRO MANOS
Bajo el título "Los autonautas de la cosmopista" acaba de aparecer en España y Francia el penúltimo libro de Julío Cortázar(el último será publicado próximamente y es una edición póstuma de sus más recientes poemas bajo el título "Acaso el crepúsculo".)"Los autonautas" fue escrito a cuatro manos con su tercera mujer, Carol Dunlop, la joven canadiense que lo acompañó en sus últimos años y que murió en noviembre de 1982.
Cortázar y Carol realizaron un viaje de 33 días entre París y Marsella durante el verano del 82. Fue un recorrido particular. Tenían el proyecto de utilizar el viaje como base para un libro que recogiera las impresiones de todo el trayecto.
Este debía realizarse cumpliendo ciertas reglas. La primera consistía en que no podia, bajo ninguna excusa, abandonar la autopista del sur, a lo largo de la cual se lleva a cabo la travesia. No podían detenerse-en más de dos descansos por día y estaban obligados a pasar la noche en el segundo parador que encontraran en la carretera. Si resultaba un buen hotel, pues bien, no había problema: allí dormían y tomaban una ducha. Si por el contrario no era un buen sitio, estaban obligados a dormir allí y debían ducharse en la camioneta en que viajaban, un carro-caravana alquilado especialmente para el viaje. Llevaban para el viaje todos los víveres a consumir las máquinas de escribir, algunos libros y cassettes y un radio, para oir las noticias de la guerra de Las Malvinas, que estalló por aquellos días y cuyo reflejo se aprecia en el relato.
El libro fue terminado por Cortázar después de la muerte de Carol, utilizando sus apuntes y los que ella habla dejado. Está ilustrado con fotos que ella tomó y dibujos de su hijo, Stephane Hebert. En uno de sus apartes se puede leer: "Escribir es siempre aceptar el riesgo de decirlo todo, incluso--y, sobre todo--sin saberlo. Hay que decirlo todo no en el sentido de "no callar nada, sino de darle al todo su libertad mientras se escribe".