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EMISORAS EN CINTURA

Emisoras de todas las tendencias son sacadas del ring por el gobierno francés

27 de septiembre de 1982

En la pelea por los espacios de radio todas las presiones y todas las protestas son pocas.
En Colombia como en Francia, la lucha por las adjudicaciones de las frecuencias es frontal y aguda. Cada órgano de prensa, cada agrupación política ha pedido su respectivo espacio.
Si un escucha decide girar el dial en el centro de París, puede sintonizar estaciones administradas por anarquistas, feministas, entusiastas de la computación, sacerdotes, grupos musulmanes, anti y pro Khomemi, etc.
Estas emisoras tienen nombres como Radio Tomate, Radio Barata, o Radio Torre Eiffel. Esto ha sido producto de la promesa de Mitterrand cuando estaba de candidato a la presidencia que of reció a los franceses descentralizar las emisoras de radio, entonces limitadas a una poderosa cadena estatal y a tres cadenas comerciales.
Después de diez y seis meses en que cada grupo emitió lo suyo, el gobierno de Mitterrand quiere meter en cintura y legalizar la cantidad de emisiones y su potencia. En la pelea de las emisoras por superar unas a otras la potencia radial, el dial en la capital de Francia presentaba una sobresaturación. El gobierno ofreció, a través de Filloud, el ministro de Comunicaciones, 18 espacios para 63 emisoras.
La comisión excluyó más de doscientas emisoras, interfirió otras por infringir regulaciones del gobierno en materia de publicidad y de potencia de los transmisores.
La comisión del Ministerio de Comunicaciones fue atacada por adjudicar frecuencias a intereses minoritarios y por excluir exitosas radios como RFM, Mégalo y Aquí y ahora, que lograron grandes audiencias con base en una mezcla de comentarios noticiosos y música rock.
Pero la crítica no proviene solamente de las emisoras excluídas. Por ejemplo dos radios judías derechistas, Shalom y Radio J están inquietas, porque tienen que compartir el espacio con dos emisoras judías izquierdistas y, al lado del dial, tienen una emisora pro OLP. Radio-Express, de propiedad del semanario del mismo nombre, se negó a participar en una nota semi-editorial del noble Yann de l'Econtais. Su crítica se centraba en la falta de profesionalismo periodístico de las emisoras.
De esta manera, quedan más de 1.000 emisoras en París y en provincia -sin contar las que transmiten desde aguas internacionalesque, a pesar de ser "libres", quedan en cintura. Es la difícil empresa de dar voz y de manejar las minoría.-