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‘El adversario’, Carrère reconstruye el crimen cometido por un hombre que vivió una existencia falsa y decidió asesinar a su esposa, sus hijos y su amante cuando su mentira se derrumbó.

LETRAS

“Creo en la honestidad, no en la objetividad”

Emmanuel Carrère sedujo a los lectores con sus crónicas, reportajes y retratos de personajes reales. El francés, comparado con Truman Capote, habló con SEMANA durante el Hay Festival de Cartagena.

1 de febrero de 2014

Emmanuel Carrère fue novelista poco tiempo. En su juventud incursionó en el mundo de la ficción pero muy pronto se dio cuenta de que lo suyo era otra cosa: las historias reales. “Esto no quiere decir que no tenga el mismo rigor en la escritura o que no utilice las mismas técnicas narrativas de un novelista. No me gusta ponerle una etiqueta a los libros que escribo”, le dijo a SEMANA durante su reciente visita al Hay Festival de Cartagena.

Carrère es un parisino de 57 años, pausado, amable y con una voz muy suave. Muy poco en su actitud delata que es uno de los autores más respetados y vendedores en Europa. En los años ochenta empezó a publicar con regularidad y, en 1995, sorprendió a los lectores con Una semana en la nieve, una historia de abuso sexual infantil por la que recibió el premio Femina.

Carrère siguió trabajando en sus proyectos, pero su vida cambió cuando leyó por primera vez sobre el caso de Jean-Claude Romand, un hombre que durante muchos años vivió una existencia falsa. Romand era, en apariencia, un exitoso médico e importante funcionario de la OMS. Sin embargo, todo era una mentira fabricada por él. Cuando Romand vio que su vida se iba a derrumbar , decidió asesinar a su esposa, sus hijos, sus padres y su amante. Carrère se enteró de la historia e inmediatamente decidió que tenía que escribir algo al respecto. Le escribió varias cartas a Romand y le mandó sus libros, hasta que el asesino accedió a hablar con él.

De esa manera, poco a poco, fue descubriendo sus más íntimos secretos. Como había hecho muchos años atrás Truman Capote en el clásico A sangre fría, el periodista se dedicó a investigar minuciosamente los detalles del crimen atroz. También, como Capote, entró en el pensamiento del asesino y exploró los sentimientos que el crimen generaba en él. “Muchas veces escojo contar historias de personajes perturbadores. Cuando uno decide dedicarse por horas a examinar, a explorar la mente de un asesino, empieza a descubrir lugares muy oscuros de la mente humana. También empieza a ver partes de su propia personalidad que pueden ser inquietantes”, dice.

A Carrère le tomó siete años terminar el libro que, finalmente, se publicó con el nombre El adversario, en 1999. Varias veces, cuando empezaba a tener pesadillas y angustia, se detuvo. El francés reconoce que fue un trabajo muy duro y dice que se trató de una prueba psicológica. Sin embargo, la obra se convirtió de inmediato en un éxito de ventas, recibió algunos de los premios más importantes del mundo editorial francés y fue adaptada al cine en 2002.

“Creo en un periodismo narrativo bien investigado, de largo aliento y con ambiciones literarias. Cuando encuentro una historia que me parece atractiva, la puedo seguir por varios años, hasta armarla como un rompecabezas”, explica. Uno de los elementos más complejos de su escritura es que no pretende dar una versión definitiva de lo que narra. Se vuelve un observador que comparte sus dudas, sus miedos e incluso sus contradicciones. En ese sentido, para él no existe la objetividad en el ejercicio periodístico. Hay un narrador que cuenta, desde la primera persona, lo que ve y toma decisiones. Trata de ser lo más honesto posible en lo que dice, pero no cree que esa sea la versión ‘real’ de los hechos. Esa subjetividad, dice, le da valor a sus textos.

Durante el Hay Festival de Cartagena, Carrère habló sobre Limónov, una novela biográfica o biografía novelada en la que reconstruye la vida del escritor ruso. “Conocí a Limónov en los años ochenta, en París. Entonces era un personaje muy apreciado por el mundo intelectual parisino. Era un representante de la movida ‘punk’. Después lo dejé de ver por veinte años en los que no pensé mucho en él. Cuando viajé a Moscú, me lo encontré de nuevo y había cambiado completamente: ahora era un fanático religioso”, cuenta.

En este nuevo proyecto, Carrère retomó muchos de los elementos con los que trabajó en El adversario: “Creo que lo que más me llamó la atención de Limónov eran todos los contrastes de su personalidad. Por un lado un intelectual y por el otro un personaje radical. Y fue a partir de esas contradicciones que escribí el libro. Creo que cuando uno decide hacer un perfil tan extenso de un personaje empieza con algunas preguntas. Pero cuando termina deben quedar aún más preguntas. En el caso de Limónov se trata de un personaje casi sacado de una novela”.

Emmanuel Carrère es la prueba viva de que el periodismo narrativo de calidad está más vigente que nunca. “Hay una ilusión que nos han vendido y es que la gente solo quiere ver noticias breves, de dos párrafos, sin ninguna investigación. Los medios quieren bombardear a sus lectores con información vacía. Creo que es una gran mentira: el público aprecia las historias bien contadas, con personajes sorprendentes. El éxito de las publicaciones de periodismo narrativo lo confirma”, dice. El francés, que además es guionista y director sabe que, al final, lo único que debe mover a un narrador son las buenas historias, sin importar el género en el que se cuenten.