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En Colombia, el cine va por carretera

Aunque el cine en Colombia alcanzó su mejor momento en 2016, con más de 60 millones de espectadores, aún hay muchos municipios que no pueden gozar del séptimo arte.

3 de junio de 2017

En Yopal, Casanare, las horas corren más rápido desde que el teatro Estero hizo su primera proyección en 1979. La sala no era más que un cuarto lleno de bancas largas –tipo iglesia– en el que cabían 150 personas, solo había dos funciones y las boletas costaban entre cinco y diez pesos. Allí se vieron en grande los éxitos del cine mexicano y muy pronto Pedro Infante y la India María fueron los favoritos del público. El Estero cerró, pero la cinta nunca dejó de correr y ahora hay tres compañías que exhiben y distribuyen lo mejor del séptimo arte.

Sin embargo, la historia no se repite en otros rincones de Colombia: de un total de 1.101 municipios apenas 58 tienen salas de cine. Es por ello que Cine Colombia, con motivo de su aniversario 90, trazó una ruta para visitar 90 municipios en los que el cine aún no hace su entrada. Además, tiene un plan de inversión de 100 millones de dólares para encender pantallas en lugares como Soacha, Popayán, Fusagasugá y Jamundí. 

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A pesar de que hay ausencia de teatros en las regiones, el 2016 fue un año de crecimiento para la industria del cine en el país: la  asistencia aumentó un 4,4 por ciento y alcanzó los 64.438.550 espectadores; 11 teatros abrieron sus puertas –para completar un total de 189– y el número de salas llegó a 978.

A comienzos del año, dos camiones de Cine Colombia emprendieron un camino de 8.000 kilómetros con el único fin de “llevarles a las poblaciones más vulnerables, necesitadas y lejanas la dicha del séptimo arte”, dice Munir Falah, presidente de la compañía. Empacaron 200 sillas plegables, pantallas inflables, parlantes y proyectores de última tecnología para presentar al aire libre El paseo 4 y Bailarina.

La primera parada fue en San José del Guaviare, lugar al que el cine tardó más de 40 años en regresar, luego de que el último proyector apagó sus luces. De hecho, son pocos los que todavía recuerdan que en un rincón de la ciudad, frente a un muro, un hombre armó alguna vez un teatro. Los más jóvenes no saben que los sábados fueron ‘días de película’, pues el negocio duró tres años y la pantalla, después de eso, se instaló a tres horas de la ciudad.

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La dicha del reencuentro (o del encuentro) fue enorme. Y luego se ha extendido a 40 municipios, 160 funciones y 95.000 espectadores felices. Así como este esfuerzo, hay otras iniciativas que permiten que el séptimo arte llegue a muchos rincones del país a través de festivales, cineclubes, casas de cultura, universidades y las mismas Alcaldías.

El caso de Antioquia sirve como ejemplo para hablar del eco que hacen los eventos de cine. En efecto, gracias a los festivales de Jardín, Santa Fe y Oriente, entre otros, muchos municipios tienen acceso a una programación cinematográfica seleccionada y concentrada en ciertas fechas. Asimismo, los esfuerzos de la Universidad de Antioquia, con los cineclubes en las nueve sedes de la institución, son actividades de formación que causan impacto en zonas como Apartadó, donde alguna vez el conflicto armado pisó fuerte.

Así, el cine en la región deja de ser propiedad única de la televisión. “Y aunque la mayoría de la gente todavía no acude a las funciones, hay un pequeño público al que le producen un beneficio enorme”, insiste el profesor de periodismo César Alzate, también experto en literatura y cine. Agrega que hay que hacer todo lo posible para llevarles un cine no tan ‘crispetudo’ y comercial para alimentar la cultura audiovisual de una manera correcta.

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En otras zonas, los esfuerzos aún son tímidos. En el Catatumbo, por ejemplo, la Policía organiza, de vez en cuando, eventos de cine al aire libre para atraer a los más pequeños. En La Guajira, entre tanto, las únicas salas están en Riohacha y fueron fundadas recientemente, mientras que su teatro emblemático, El Aurora, pide a gritos una restauración. Y en ciudades pequeñas como San Gil, Sogamoso, Yopal, Villavicencio y Neiva, la presencia de Cinelandia ya empieza a marcar un nuevo patrón. El cine está creciendo como nunca antes lo hizo, con iniciativas como la caravana de Cine Colombia que sigue recorriendo el país. Sin embargo, eso no quiere decir que para todos el show ya comenzó.