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En contravía

Mientras más se habla de vanguardia más se cuestiona a la pintura. Pero la obra de Delcy Morelos, que estará en la Bienal de Arte de Bogotá que arranca el 6 de diciembre, demuestra lo contrario.

23 de noviembre de 2002

Blancos". Esa fue la palabra que debía emplear Delcy Morelos para referirse a la gente "rica" de Tierra Alta, Córdoba, lugar donde nació y vivió hasta los 15 años. Era inevitable. Y a los blancos tocaba mirarlos con respeto, con cierta distancia, de manera diferente a como lo podía hacer "con la gente de color". Pero pronto se dio cuenta de que esa distinción entre quienes eran blancos y los que no era algo propio de muchas regiones del país, de América, del mundo. Tal vez una mujer alta, rubia, de ojos azules, no tenga el mismo trato que una mujer de baja estatura, mestiza, morena. Y se percató de que la gente habla del blanco como si no fuera un color sino un estado aparte y que esos colores que definen los tonos de piel se han convertido, de paso, en toda una estratificación social.

"El color, componente principal de la pintura, ha actuado como característica que da nombres, por demás arbitrarios, a las razas humanas", dice el historiador cubano Gerardo Mosquera. Y la pintura de Morelos deja entrever, de alguna manera, esta preocupación. Su obra La base oscura (2000) está conformada por un cubo -la sociedad misma- que, a su vez, está dividido en paneles de diferentes colores. Arriba, el color que predomina es el claro y en la base es el oscuro y todo el cubo aparece como chorreado de pintura, tal vez por la misma pintura de la que están compuestos los colores a los que hace alusión el cubo. "Las pieles están construidas con la paciente superposición de velos de pintura, resultando en texturas irregulares, donde se puede sentir la presencia menos literal de la sangre y el sudor", comentó alguna vez el crítico José Ignacio Roca.

Ese interés por la identidad ha sido una de las principales características en la obra de Delcy Morelos. Como lo mostró en la exposición Color que soy, que llevó a cabo en la Asab en 1999. Tal vez la muerte de un político, de un periodista o de un personaje público sea, en apariencia, más importante que la de otras personas, sólo por el orden mismo que los estratos y los tonos de piel han ido formando. ¿Y, entonces, qué pasa con tantas muertes que suceden a diario y que se olvidan con una facilidad impresionante?

Ella quiso alterar ese orden a su manera. Hace un par de meses dispuso de 58 pinturas, todas de un gran volumen, en el Museo de Arte Moderno de la Universidad Nacional y ahora se presentarán en el MamBo como parte de la VIII Bienal de Arte de Bogotá (ver recuadro). El espectador se encuentra ante estas pinturas, que hacen alusión a ataúdes de diferentes colores que, a su vez, aluden al color de la piel. Y allí tal vez el café esté encima del blanco y el negro encima del amarillo, o viceversa, y el espectador ante el volumen de la obra no tenga más remedio que buscar en esa gama de posibilidades el color de su piel. El orden está trastocado y adquiere un aire de desolación. "Tal vez un interés mío ante esta obra es que la gente se sienta como una posible víctima", dice esta artista, considerada una de las mejores pintoras del momento.

En series como Rojos por naturaleza (1995) la artista hace referencia al problema teológico de la herida que abrió el pecado original o también, entre otras, a premisas como 'comer sin dejarse comer' que acrecientan la violencia cotidiana. En De lo que soy puede estar representada esa violencia que desde la artista hasta cualquier persona lleva por dentro. El fluir del rojo, que simula un movimiento, una ebullición que amenaza con salirse de las fronteras del papel, así lo insinúa. Es algo innato en el hombre. No sólo de un hombre armado sino de todos los hombres. A diferencia de las dos filas horizontales de pinturas que Morelos dispuso en la Universidad Nacional, en el MamBo ocupará cuatro hileras con más pinturas que permitirán un gran impacto en el espectador. Trabajar con volúmenes grandes también es uno de sus intereses para conseguir el efecto que se propone. Sin duda es una de las propuestas más interesantes de esta Bienal.