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ENTRE EL CIELO Y LA TIERRA

El director Oliver Stone redondea su trilogìa sobre la guerra de Vietnam, esta vez desde el punto de vista de los vietnamitas.

7 de marzo de 1994

OLIVER STONE no es un director para desprevenidos. Los que lo conocen saben que detrás de su pulido manejo de cámaras, de su brillante cinematografía, se esconde una intención personalísima de mostrar la historia: la más rebelde y osada, para sus seguidores; la más insensata y resentida, para sus detractores. Stone siempre arremete contra el espectador, armado hasta los dientes.
Así lo hizo recientemente con JFK, la excelente producción sobre el asesinato del presidente Kennedy que le valió el Oscar al mejor montaje en 1992, después de la cual muchos terminaron reconociéndole su maestría como director, pero también reprochándole su obsesión de buscar culpables hasta debajo de la cama.
Su obsesión real, sin embargo, ha sido otra: el tema de Vietnam. La inició con Platoon, a través de la cual planteó el drama de los frágiles soldados estadounidenses en medio de un infierno que no les pertenecía. La continuó con Nacido el 4 de julio, en la que el horror de la guerra de Vietnam dejaba secuelas difíciles de borrar. Y ahora, con Entre el cielo y la tierra, Stone redondea esta trilogía de películas sobre el tema contando la historia desde el punto de vista vietnamita.
Basado en los libros When Heaven and Earth Changed Places y Child of War, Woman of Peace, de Le Ly Hayslip, Stone narra las vivencias de la propia Le Ly, una vietnamita que vivió el drama de la guerra en carne propia, con todas sus desgarradoras consecuencias. La película, protagonizada por Joan Chen y Tommy Lee Jones, está dividida en dos partes: la primera ocurre en Vietnam, durante el conflicto; la segunda, en Estados Unidos, cuando Le Ly acepta buscar mejor suerte en Norteamérica con un militar estadounidense que conoce en plena guerra. Durante dos horas y 20 minutos, Stone prácticamente fusila al espectador con un drama de grandes proporciones, lo conmueve hasta dejarlo demolido en su silla. Después de ver Entre el cielo y la tierra, es difícil que la historia de Le Ly y la de su familia, sumidos en esa guerra en la que no hay aliado confiable, sea olvidada con facilidad.
Cinematográficamente, no cabe duda de que la película es impecable. Los escenarios los encuadres, la fotografía e, incluso, la música de Kitaro, la hacen imponente. No obstante, muchos de los elementos son reiterativos, sacados de los archivos de sus dos producciones anteriores, como las tomas de los interminables cultivos de arroz y el descenso de los helicópteros sobre ellos en cámara lenta.
Quizá lo que más incomoda del filme es esa insistencia del director en explotar el melodrama, hasta el punto de caricaturizar los personajes y teatralizar los acontecimientos. Más de 20 años después de la guerra, Stone quiere seguir haciendo llorar a Vietnam, pero tal vez ya no encuentre un público que lo soporte.


ABRACADABRA
Bette Midier transfonuada en una bruja de esas que ya no se ven ni en el cine.

TRES BRUJAS, CONdenadas a muerte por hechicería hace 300 años, vuelven a Salem (Massachusetts), dispuestas a llevar a feliz término sus maléficos planes en la noche de Halloween.
El argumento de marras ha sido retomado por la Walt Disney para recrear en pantalla, bajo la dirección de Kenny Ortega, una típica historia de brujas, con encantamientos mágicos, hechizos ingeniosos y, sobre todo, con escobas voladoras. Las protagonistas son tres de las actrices más destacadas del momento, encabezadas por la incansable Bette Midler. Al lado de ella -la bruja mayor-, Sara Jessica Parker (Zona de impacto) y Kathy Najimy (Cambio de hábito 1 y 2) la siguen en sus divertidas fechorías en busca de un objetivo final: apoderarse de la juventud de los niños para alcanzar la eternidad.
Abracadabra explota a su antojo los elementos característicos de las historias de brujas: libros mágicos, recetas encantadas, pócimas siniestras. Todo esto trabajado con humor, con el sello inconfundible de la Disney. Sin embargo, a pesar de la buena actuación de la Midler y los efectos especiales la película pierde ritmo en ocasiones, mientras el argumento inicial -el regreso de las brujas- no encuentra suficientes soportes para llevarla hasta el final con energía. No obstante, no deja de ser curiosa para aquellos amantes de esas extrañas habitantes de la noche.


LOS VISITANTES
TODOS Los años por esta época, como antesala al Festival de Cine de Cartagena, se empeiezan a barajar los posibles visitantes de honor. Como siempre, muchas son las personalidades invitadas, pero pocas las que realmente vienen. En esta ocasión, los organizadores hablan de la participación de Sofìa Loren y del escritor checo Milan Kundera. Y como jurado estaría nadie menos que el director Warner Herzog. De ser asì, el Festival de Cine de 1994 serìa uno de los más importantes de los últimos años, en lo que a invitados se refiere. Por ahora se sabe que es casi seguro que el escritor mexicano Carlos Fuentes regrese, lo cual podría ser un gran atractivo para que Kundera acepte la invitación, ya que Fuentes, García Márquez y el autor checo, son grandes amigos.