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Entrevista completa con Jorge Franco

3 de septiembre de 2001

Semana: ¿Cómo nació la idea del libro?

Jorge Franco: Nació de un sueño. El origen es hasta cursi. El sueño era de alguien que no podía llegar a un sitio donde ya había estado. Después me dije: ¿qué pasaría si llegó a una ciudad sin conocerla?. La primera ciudad que se me vino a la mente fue Nueva York, es una ciudad en la que yo había estado una vez y me hizo snetir que uno se podía perder muy fácil. Me pareció interesante el tema de los emigrantes, y confrontar lo que significa ser colombiano tanto afuera como adentro. Y con esos elementos comencé a construirla.

Semana: ¿Estuvo en Nueva York para escribir la novela?

J.F: Sí yo volví porque tenía que ver cómo vívian los indocumentados y ver tantas cosas que como turista uno no ve. Yo me fui con 100 páginas escritas. Fui inicialmente a Miami y desde ahí me fui en bus hasta Nueva York porque quería contar la historia desde un bus. Fueron 30 horas muy complicadas.

Se me empezaron a caer muchas cosas del sueño americano pues yo no veía tanta comodidad como unop se la imagina. Son más incómodos los buses de allá que los buses colombianos, pero eso era lo que yo quería: ver qué era lo que veía el personaje por la ventanilla. Yo llegué a un apartamento en Manhattan oero yo llevaba dos buenos contactos en Queens: una periodista colombiana que se llama Elizabeth Mora, una mujer muy aguerrida que estaba estudiando el tema de los indocumentados y Orlando Tobón, un líder social. Incluso en el libro hay un personaje como él. Yo iba a su oficina donde todo el mundo llegaba con problemas y ahí uno se encuentra con todo. Conocí la problemática del Colombia en otras dimensiones: desde casos de extorsión, guerrilla, sicariato, vacuna, es lo mismo que aquí pero guardaba las proporciones. Esas situaciones pueden dar para tres o cuatro libros.

Semana: ¿Cómo determinó la llegada de los personajes a Estados Unidos?

J.F: Hablando con indocumentados. Muchos llegan a una agencia de viajes cualquiera a decir que quieren ir a Estados Unidos pero que no tienen visa. Los de la agencia tienen vínculos con otras empresas aunque yo diría que son mafías. Cuando fui a México a averiguar del problema, dentro de los negocios ilegales, después del narcotráfico, el tráfico de humanos es el más lucrativo que tiene la industria ilegal en México.

Semana: ¿Cómo nacen los personajes de Reina y Marlon?

J.F: Yo frecuentaba sitios donde de alguna manera se ve reflejado el sueño americano. Los restaurantes, los bares. Yo traté de recoger algunas voces, algunos personajes. Porque como hay gente muy bien, muy decente, también está el pillo, el ventajoso, y la mujer que va a prostituirse y a exhibirse.

Semana: Se sietne que trabjó mucho en la estructura de la novela. ¿Fue así?

J.F: Esa fue la parte que más trabajo me dio. Es una misma historia contada desde tres tiempos diferentes. Hay un presente, un pasado inmediato y un pasado remoto que es cuando están en Medellín. Eso lo hago por el placer que me da la literatura. La posibilidad de jugar con el tiempo, de moverme. Yo trataba de que no quedaran cabos sueltos y que todo confluyera a un punto que era un reencuentro aunque yo nunca supe como iba a ser ese reencuentro.

Semana: La situación de Marlon cuando llega a Nueva York es muy dramática. ¿Por qué quiso que fuera así?

J.F: Eso tiene que ver con el hecho de que se perdió desde el primer día.

Tal vez si hubiera llegado a la casa de la prima de Reina todo hubiera sido diferente. Uno en Queenes se encuentra todos los estratos sociales que hay en Colombia, desde la indigencia hasta la clase más alta. Gente que tiene casa al lado de la playa, o gente durmiendo junto a los puentes, eso lo hay. Por eso Marlon es solo una de esas situaciones.

Semana: Le molesta que haya tanta expectativa luego del éxito que tuvo con ‘Rosario Tijeras’?

J.F: Lo que me inquieta es que muchos lo ven como un libro de llegada pero yo lo veo como un punto de partida. Fue un muy buen punto de partida del que yo salí con bastante impulso. Sin embargo, veo mejor a ‘Paraíso Travel’, como un paso adelante.