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Nicolás Montero ganó Premio Tv y Novelas a mejor actor de reparto por su papel en 'Escobar: el patrón del mal'. | Foto: Esteban Vega

ENTREVISTA

“El teatro no es algo sólo de intelectuales o de personas muy cultas”

Nicolás Montero habló con Semana.com acerca de su nuevo papel como director artístico del Teatro Nacional. Cuenta sus planes para hacer que las obras puedan llegar a otros públicos.

14 de febrero de 2017

Semana.com: ¿Cómo recibe la dirección del Teatro Nacional?

Nicolás Montero: No lo he pensado mucho. Hay tanto trabajo por hacer que ni siquiera hay tiempo de ponerse a pensar. Estoy todo el tiempo en citas, reuniones, cosas que toca hacer. Me toca ir pensando en lo que venga en el día a día. Y es mejor así porque si me pongo a pensar mucho, a lo mejor no acepto el cargo. (Risas).

Semana.com: Usted siempre ha sido muy cercano al Teatro Nacional, en especial cuando Fanny Mikey estaba viva, ¿qué quisiera conservar de ella?

N.M.: Así es, siempre he sido muy cercano al teatro. Y dirigí más obras de teatro cuando Fanny estaba viva que ahora… De Fanny quisiera conservar muchas cosas, pero hay una en especial y es que la palabra Teatro sea una posibilidad para todos. Es decir, el teatro no era algo solo de los intelectuales o de las personas muy cultas. El teatro era de todos. Y yo quiero que eso vuelva a ser así. Cuando digo teatro es porque había obras de Shakespeare, Chejov… No había tanta comedia. Ir al teatro era cosa de cualquiera. Esa idea la ahondó más el Festival Iberoamericano de Teatro.

A eso quiero añadirle, que el teatro sea un sitio de encuentro, en el que haya conferencias, charlas, en donde hablemos de lo que nos interesa. Que no solo nos hagan reír.

Semana.com: ¿Y de Anamarta?

N.M.: La capacidad de trabajo. Su convicción de que el teatro tiene que volver a la sala.

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Semana.com: Aunque usted es director artístico, ¿de alguna manera tendrá que sentar su posición frente a asuntos financieros?

N.M.: No, yo no tomaré decisiones financieras. Todo lo que tenga que ver con plata será asumido por la banca financiera que administra el Teatro. Lo que sí va a pasar es que yo voy a hacer propuestas de obras y ellos deciden si es viable o no.

Semana.com: ¿Eso no le parece una limitación a su cargo?

N.M.: No hay tal. No es la gerencia la que decide qué contenido va o no. Todo es un consenso. El teatro es una empresa de contenido, debe proteger el contenido, elegir contenido que sea interesante para el público y que sea de calidad, que sea diverso, que sea significativo. Básicamente mi función es elegir ése contenido.

Semana.com: Usted y Daniel Alvarez Mikey tienen una buena relación. ¿Cree que su llegada al teatro puede ayudar a que se limen asperezas?

N.M.: No quiero ahondar en eso. Es que yo no sé si pueda. El tema es ver cómo ponemos las instituciones por encima de las rencillas personales. Es una discusión que se debe hacer frente al público, en la que se hable de programación, de cómo estaba el Teatro cuando Daniel era el director. Si es viable mantener un estatuto en el que el director es vitalicio, como funcionaba antes, pero porque se trataba de Fanny Mikey…  Es que ¿cómo puedo ayudar?, ¿Los invito a una reunión y les llevo un agua aromática?

Semana.com: Daniel propone que el Festival solucione sus problemas aparte del Teatro

N.M.: Es que el Teatro y el Festival funcionan en conjunto…  

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Semana.com: ¿Qué cambios se verán con su dirección?

N.M.: Por este primer año yo recibí una programación y la idea es ejecutarla, y yo participé en algunas cosas… Digamos que no puedo decir ‘no más Stand Up, que a mí no me gustan’; tengo que pensar de una forma global. Pero lo que sí podemos hacer es enriquecerlos. Por ejemplo, en Mi puta obra, Daniel Samper va a explotar lo de la risa fiscalizadora, eso de reírnos de esos políticos poderosos. Pero también habrá clásicos, musicales, conversatorios. Vamos a tratar temas importantes como la corrupción.

Semana.com: En su discurso dijo que le interesa hacer obras que exploran al ser humano, ¿qué partes del ser quisiera explorar?

N.M.: La definición más bella de actor la tiene Shakespeare en Hamlet. Cuando llegan los actores a representar la muerte de su padre, Hamlet le dice a los guardias “ahí vienen los actores, trátalos con cariño porque son pequeñas crónicas de su tiempo”. Los actores toman las preocupaciones de la gente que vive en su tiempo y las pone en escena. Algunas preocupaciones duran 2.500 años, por eso seguimos montando Edipo Rey. ¿Qué es la condición humana? Pues la contradicción. Pero hay veces que nos interesan unos temas más que otros. Creo que el tema de la corrupción en nuestra sociedad es muy fuerte, tanto que nos acostumbramos a vivir con ella. Entonces, seguramente, habrá obras que nos hablen de eso. En Colombia, podemos hablar de cómo vivir con personas a las que consideramos enemigos tanto tiempo, por ejemplo. En el escenario todo es posible, se puede indagar de todo. Es un laboratorio de la vida.

Semana.com: Usted es antropólogo también, ¿en qué se parece esa ciencia humana con el teatro?

N.M.: Se parecen en la posibilidad de reconocer al otro. En antropología cuando vas a conocer una cultura diferente a la tuya, te empiezas a preguntar por qué ellos actúan de una manera y tú de otra. Empiezas a entender quién eres tú a través del reflejo. El escenario hace lo mismo; allí hay personajes que hablan sobre la vida, pero no es la vida. El público, y los actores mismos empiezan a preguntarse por qué alguien actúa así… Lo que quiero es que la relación entre lo que se presenta en el teatro y en la vida cotidiana de los colombianos sea muy estrecha.

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Semana.com: ¿Cuál es su posición sobre la ley del actor?

N.M.: Es fundamental que sea aprobada. Es necesario que haya reconocimiento a los actores que han trabajado tantos años… Para un actor es muy difícil ahorrar porque trabaja por temporadas, tributa de una manera distinta. Ese debate no se puede dar solo cuando se muera alguien, cuando nos damos cuenta de cómo mueren nuestros actores. Pero sigue pasando. Ya hay ejemplos en varios lugares en el mundo de cómo una ley para el actor puede funcionar.

Semana.com: Con todo lo que tiene por hacer ahora, ¿será posible seguir viéndolo en las tablas, en la televisión y el cine?

N.M.: Sí, claro. Tengo que ser muy organizado… Hay varios proyectos que pueden salir, pero aún no puedo contar.

Semana.com: ¿Qué quiere que pase después de que alguien salga de una sala del Teatro Nacional?

N.M.: Quisiera que sientan que es algo significativo, que algo pasó. Quisiera que se apropien de la sala, que le exijan, que lo vean como un lugar de encuentro.