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"ESTAMOS EMPEZANDO A DAR LA BATALLA"

ENTREVISTA:FERNANDO CANO

20 de abril de 1987

Con motivo de la celebración de los cien años de El Espectador, SEMANA entrevistó a Fernando Cano Busquets, uno de sus directores.

SEMANA: Después del asesinato de su padre y de todo lo que eso significa ¿cómo se siente ahora en la dirección del periódico?
FERNANDO CANO: Nos sentimos como en kinder. Somos jóvenes y después de todo lo ocurrido estamos aterrizando. Pero conocemos bien la línea del periódico, sabemos cómo interpretarla y estamos empezando a dar la batalla.
S.: ¿ Qué admiraba más de su padre?
F.C.: En realidad la totalidad de su vida. Ningún lado específicamente sino la actitud que tuvo ante las cosas, ante el periodismo, ante el país, ante la familia. La manera en que construyó su vida, en que mantuvo una línea, constituye mi admiración y ese el ejemplo que nos dejó.
S.: ¿Cuál es la etapa más complicada que ha debido sortear El Espectador en sus cien años?
F.C.: Aunque todas han tenido sus complicaciones, me parece que la actual ofrece complejidades particulares. Que no es que hayan aparecido ahora, sino que vienen desde atrás y que últimamente se han agudizado. A mi padre le correspondió el manejo de unas situaciones del país casi dramáticas y esa es una herencia que nos ha tocado.
S.: ¿ Cuál cree usted que es el principal problema del país?
F.C.: El país está lleno de problemas cruciales. Un cúmulo. Tantos que no se puede escoger uno solo: ni el narcotráfico, ni el orden público, ni la situación económica, ni el desempleo. Son demasiados y por eso no se puede escoger uno solo, como sí ocurría en otras épocas donde el enemigo estaba totalmente identificado como en los tiempos del totalitarismo, por ejemplo. Se sabía que ese era el mayor problema y se ataba en bloque, una vez identificado. Ahora hay demasiados problemas.
S.: ¿Hay algún estadista que usted admire por su capacidad para enfrentar ese cúmulo de problemas?
F.C.: Qué vaina, pero no veo a nadie. No hemos encontrado a nadie que en estos instantes signifique una esperanza para sacar al país por un buen camino. No hay un López Pumarejo, por ejemplo o un Lleras Restrepo, como en otras épocas. Desde luego que hay dirigentes que tienen buenas intenciones, juventud y rectitud como Luis Carlos Galán. Pero para la magnitud de los problemas del país, sinceramente no veo a nadie con las dotes de un líder para tirar para adelante.
S.: El Espectador siempre ha tenido una mirada crítica frente a las dinastías políticas o económicas en Colombia, pero los Cano mismos forman una dinastía. ¿No le parece un contrasentido ?
F.C.: No porque esta es una dinastía distinta. Las demás no son independientes. Tienen frente a sí una necesidad de defender sus intereses o políticos o económicos, pero no tienen libertad ni credibilidad para opinar. La de los Cano constituye una dinastía pero para fiscalizar a las otras dinastías.
S.: ¿Cuál cree usted que es el mayor servicio que El Espectador le ha prestado a Colombia en estos cien años?
F.C.: Ser una tribuna de ideas. Un orientador de la opinión pública. Ese es un orgullo que, puede que resulte muy abstracto, pero es el principal porque ha asegurado la existencia de muchas corrientes de opinión. En eso de orientar a la opinión es donde ha estado el gran servicio de El Espectador y eso queremos seguir siendo.
S.: Usted y su hermano Juan Guillermo, compañero suyo en la dirección del periódico, recibieron de golpe una responsabilidad para dirigirlo: ¿se han transformado por esa responsabilidad ?
F.C.: Desde antes del asesinato de mi padre sabíamos que en algún momento habría que asumir el reto. Naturalmente que la circunstancia de su muerte nos radicalizó y nos entregó esa responsabilidad mucho antes de lo que esperábamos. Pero la hemos asumido conscientes de lo que significa. El Espectador se debe a Colombia y seguirá adelante en la medida en que el país siga adelante.