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Marta Sanz | Foto: SEMANA

ENTREVISTA

“A la literatura la tomamos muy poco en serio”

La escritora madrileña Marta Sanz, ganadora del premio Herralde, hablará el próximo domingo 1 de mayo en la Feria del libro. Semana.com la entrevistó.

27 de abril de 2016

Su trayectoria incluye algunos ensayos publicados, como No tan incendiario, y poemarios como Vintage. Después de visitar Colombia en el 2015 y participar en el Hay Festival, regresa a al país para conversar con Camilo Hoyos, subdirector académico del Instituto Caro y Cuervo, sobre cómo la cultura puede transformar la vida de la gente.

En esta entrevista habla también de la crítica y la ironía presente en su más reciente novela, como en casi toda su obra. Y de como ella no encaja en una sociedad construida a partir de tantas ideas preconcebidas de éxito y oportunidades.

Marta Sanz ha escrito once novelas y la última de ellas, Farándula, la hizo ganadora del 33° Premio Herralde de Novela
 
Semana.com: ¿Por qué el papel que juega la cultura ha sido una preocupación suya?

Marta Sanz.: Siempre me ha interesado indagar en cómo se manipula interesadamente el concepto de belleza, cómo se fuerza la idea de que la cultura es banal y superflua, secundaria, cuando, de hecho, la cultura nos conforma. Me cuesta entender la cultura al margen de la educación y de la vida. La literatura importa porque se nutre de la vida y regresa a ella en forma de texto que alguien leerá y digerirá y se convertirá en una acción, una manera de entender el mundo, o en un libro nuevo que saldrá a la luz para que otro lo digiera.

Semana.com: ¿Cómo se hacen esas transformaciones?

M. S.: Los libros pueden servir para transformar la realidad. A mí al menos me gustaría intentarlo y tal vez un modo de afrontar el reto consista en preguntarnos por qué la literatura ha perdido influencia en el espacio público. Quizá es que llevamos muchos años tomándonosla muy poco en serio. Bestsellerizándola como si los bestseller fuesen asépticos, neutrales y no dejasen una cicatriz en el ADN ideológico de los receptores. No hemos valorado las posibilidades, para bien o para mal, de la literatura como arma cargada de futuro.

Semana.com: Usted ha sido muy crítica con la crisis económica de su país, se nota en sus libros donde dice “que nos quiere hacer ver la crisis como una oportunidad”

M. S: Yo eso lo veo como una manera de mentir. Quizá el objetivo es que no te rebeles contra las cosas que de verdad te producen dolor. Por ejemplo, mi marido, de más de cincuenta años, nunca volverá a encontrar trabajo en el mercado laboral español. Ni en ningún otro. No tiene dinero para convertirse en un emprendedor porque ser un emprendedor consiste básicamente en que inviertas tus ahorros en poner una tienda. La crisis para él es la crisis. No una oportunidad.

Semana.com: Farándula (la historia de unos actores) es una metáfora de una sociedad que “brilla por fuera, pero que está hueca por dentro”…

M. S.: Sí, es el vacío que da la espectacularización de la cultura y de la política. La falta de concentración y de sentido crítico. La convicción de que la apariencia esconde maravillosas vidas interiores y que, por debajo de alguien aparentemente superficial o mezquino, se esconde un corazón de oro: como decían Oscar Wilde y Kurt Vonnegut, cada uno es exactamente lo que parece ser.

Semana.com: No le preocupa esconder su ideología (feminista y de izquierda) porque no le interesa utilizar más mascaras ¿Se puede estar libre de máscaras en el oficio del escritor?

M. S.: Quienes nos dedicamos a este oficio nos desnudamos a través de nuestras máscaras. A mí se me ve la patita por debajo de la puerta cuando escribo una novela autobiográfica pero también cuando escribo una ficción detectivesca. Pero no me importa, porque yo nunca he pretendido camuflarme detrás de la neutralidad porque creo que solo funciona como una aspiración, igual que la objetividad en el periodismo. Solo intento ser honesta y entablar una conversación asumiendo, como la poeta estadounidense Adrienne Rich, todas las geografías de mi escritura: mi nacionalidad, mi género, ni clase social, mi nivel de estudios… Todo eso inevitablemente se refleja en los libros que escribo.

Semana.com: ¿Ya hay alguna nueva obra en camino?

M. S.: Hay un texto al que llevo dándole vueltas desde hace años. Pero aún no me he puesto a escribirlo y la verdad es que un texto no es nada hasta que no encuentra su forma. Su cuerpo. Yo me paso la vida dándole vueltas al lenguaje del cuerpo y al cuerpo en el lenguaje. En resumen, que no, que de momento no hay nada en camino. ¡Solo el camino!