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FUERA DE ONDA

Al acercarse a sus 50 años, la Radiodifusora Nacional vive sus momentos más difíciles.

11 de diciembre de 1989

En buena hora la Radiodifusora Nacional de Colombia ve cercana la conmemoración de sus primeros 50 años de vida. De no ser por este importante aniversario que obligó a Inravisión a acordarse de su existencia, la radio del Estado estaría prácticamente en vías de desaparecer, pues su cobertura de escuchas cada hora es más limitada.
Fundada el 1° de febrero de 1940 bajo la administración del presidente Eduardo Santos, por espacio de años fue no sólo el vehículo más eficaz para transmitir cultura a los colombianos, sino el canal de comunicación entre el gobierno y sus conciudadanos. Un número importante de intelectuales y artistas del país, a lo largo de la historia de la radio, han prestado su concurso para la elaboración de programas, y gracias a ello hoy existe un valioso archivo de voces y testimonios, quizás el más importante que hay en el país. La realidad es que hoy esta entidad sobrevive gracias a la mística y el trabajo de un puñado de empleados -cada vez menos- que saltando toda suerte de obstáculos y superando toda clase de limitaciones, intentan mantener con vida la institución.
La situación de abandono y postración ha llegado a tal estado de crisis, que el actual director de Inravisión, Carlos Medellín, es el primero en reconocerla: "Desafortunadamente, y para nadie es un secreto, en este momento la Radiodifusora Nacional ha perdido la imagen que tenía de ser la decana de la radio en Colombia, no sólo por su potencia sino por su programación. Ha sufrido, como el instituto, muy complicados problemas técnicos por falta de recursos, pero el primer compromiso que tiene Inravisión con la radio en sus 50 años es que suene, y suene bien. Esperamos que el 1°de febrero de 1990 todo esté marchando".
No se equivoca el director Medellín cuando hace tales afirmaciones, pues la realidad actual no puede ser más desconsoladora. La estación de El Rosal, ubicada, según expertos, en el lugar menos idóneo, lleva meses operando con apenas el 5% de su potencia. En el oriente y Costa norte del país la radio del Estado no se escucha, ni siquiera mal. Un número importante de equipos que fueron retirados por vejez, nunca se remplazó, y otros muchos más se encuentran inservibles por la falta, algunos de ellos, de un simple repuesto.
Con el archivo, a lo largo de 50 años, se han cometido los más atroces crímenes. Un ejemplo está en el radio teatro que hiciera Bernardo Romero Lozano. En épocas pasadas, un funcionario ordenó enviar a El Rosal la totalidad de los acetatos de aluminio que consignaban estos invaluables documentos, y allí, se dice, fueron vendidos a los gitanos por chatarra para hacer ollas. La única grabación que existía de la sinfonía de Olav Roots, dirigida por el autor y grabada con la Orquesta Sinfónica de Colombia, fue borrada, al igual que el discurso que pronunciara el presidente Santos el día de la inauguración de la Radiodifusora. Vaya a saberse cuántos documentos más -irrecuperables todos- han desaparecido a lo largo de estos 50 años, y lo más grave aún es que se siguen borrando testimonios ante la carencia de elementos de trabajo y la necesidad de dar cumplimiento a la programación.
Las instalaciones donde está ubicado el archivo son dos habitaciones sin ningún acondicionamiento técnico, sin ventilación, donde las altas temperaturas, el polvo, y la humedad están destruyendo el material que allí se consigna. Pero una vez más la televisión muestra que en Inravisión lleva la voz dominante. Debido a la salida de las instalaciones de San Diego, la edificación del CAN tuvo que ser ampliada para recibir a los nuevos moradores y esos espacios que hoy se construyen son los mismos que hace años lleva pidiendo el archivo de la radio para operar con un mínino de comodidad.
Durante muchos años la Radiodifusora Nacional de Colombia mantuvo intercambio con multitud de emisoras estatales del mundo, que enviaban diversidad de material grabado exigiendo sólo a cambio que el país retribuyera haciendo lo propio. Era no sólo la contraprestación a un servicio sino la manera de proyectar la imagen de Colombia en el exterior . Nunca hubo presupuesto ni interés por adelantar esta tarea, y así muchos servicios se dejaron de recibir. Desde hace aproximadamente tres años se dañó un tubo, indispensable para poner a operar la voz de la radio en onda corta, de suerte que desde esa época Colombia, por este medio, no tiene comunicación con el resto del mundo.
Ya la radio del Estado escasamente sirve para transmitir educación curricular por ambas frecuencias, que si bien es una función de gran importancia, no es la única que en sus estatutos está contemplada.
Ante la situación apremiante de agonía, el gobierno decidió volver sus ojos hacia la entidad y, según el director Medellín, pronto todo empezará a marchar de nuevo. Dentro de la reestructuración administrativa programada quedaron independientes la radio y la televisión en su parte técnica. Repuestos y equipos nuevos fueron adquiridos y en breve lapso podrán ser utilizadas las dos frecuencias, AM y FM, lo cual permitirá normalizar la programación.
Como parte de los festejos, en la agenda está incluido volver a reeditar el boletín de programas que hacía más de dos años había desaparecido. Serán retransmitidos importantes ciclos de programas de archivo que hicieron época en la radio en Colombia. Serán lanzados tres concursos,la verdad, con premios no demasiado atractivos. Los programas de conciertos de las orquestas Sinfónica de Colombia y Filarmónica de Bogotá volverán a ser transmitidos y de nuevo tendrá la radio un jefe -cargo vacante ¡hace más de un año!- y un consejo de programación.
Lo anterior demuestra que con excepción de los concursos, pocos festejos en grande verá la Radiodifusora Nacional de Colombia en sus 50 años de fundada. Simplemente se dotará de implementos técnicos indispensables para que exista. Se reanudará emisiones que hasta hace pocos años hacían parte de la programación normal, y se retransmitirán algunos importantes ciclos de archivo, pero todavía quedan muchas obras por adelantar, muchos nombramientos por hacer de verdaderos expertos, muchos proyectos ambiciosos por realizar y sobre todo, muchas promesas por ver cumplidas, pues tantos años de orfandad y errores repetidos acabaron por lesionar hondamente la imagen, actividad y calidad de la radio.
Lo que para nadie es un misterio,es que mientras la Radiodifusora Nacional de Colombia siga siendo una simple división de Inravisión, donde ni director propiamente dicho tiene, sino apenas un jefe que carece de autonomía administrativa y presupuestal,la radio del Estado no dejará de ser una cenicienta del Instituto Nacional de Radio y Televisión, pomposo nombre que a la primera de estas entidades,en plata blanca,pocos dividendos le ha dejado.