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FUERTE Y ACTUAL

El crítico francés y jurado del Salon de Artistas, Pierre Courcelles, escribe para SEMANA su opinión sobre ese evento colombiano

8 de septiembre de 1986

El XXX Salón Anual de Artistas Colombianos, para el observador extranjero, expresa toda la vitalidad, toda la fuerza y sobre todo, toda la actualidad de las artes plásticas colombianas. Hay pocos países hoy en América Latina, capaces de ofrecer un panorama artístico tan ampliamente abierto a los múltiples cuestionamientos a los cuales está sometido el arte a través del mundo. Y, en mi opinión, estos cuestionamientos, en Colombia, se realizan según direcciones temáticas y formales que les son propias -o al menos, ¡que no se les encuentre o que se les encuentre poco en Europa!
Así, una lectura transversal del Salón hace aparecer preocupaciones relativas a lo urbano con todo lo que este tema implica de violencia social, de realidad política y de miseria húmana, sea esta última colectiva o individual. En oposición a este tema, es posible distinguir otra orientación: la del individuo y sus mitologías secretas, de sus fantasmas asumidos de sus angustias existenciales. Hay finalmente una tercera gran temática, la de la celebración de la naturaleza. Por supuesto, un análisis más profundo haría aparecer otras temáticas, pero estas tres me parecen dominantes en el XXX Salón.
Otro hecho notable de este Salón es la diversidad de las proposiciones plásticas y de las aproximaciones formales, ya sea en pintura o en escultura. Se constata, como en todas partes del mundo, un eclipse bastante claro de las tendencias conceptuales o minimalistas, al menos en su expresión más intransigente. Puesto que me parece que artistas como Gustavo Zalamea y Víctor Laignelet, al interior de una pintura figurativa, utilizan un método conceptual en la aproximación a sus temas. Lo mismo podría decirse de Miguel Angel Rojas, quien se sitúa por su parte en la frontera entre figuración y abstracción.
Los otros artistas premiados, Leonel Góngora, Alicia Viteri y Angel Loochkartt, también artistas figurativos, proponen aproximaciones plásticas y pictóricas extremadamente ricas, poderosas y ante todo contempo ráneas.
Una sola queja: que el jurado no haya otorgado uno de los premios a un escultor, aunque cuatro de ellos se encontraban entre los artistas nominados: John Castles, Ramón Carreño, Ospina, Rony Vayda y Ezequiel Alarcón Silva. Especialmente este último, con tres extraordinarias pequeñas esculturas, donde a partir de un gran sentimiento de la naturaleza, realiza la alianza esencial de la piedra, la tierra seca, la madera y los materiales textiles.