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El montaje recrea la atmósfera de la Bogotá de los años 40. Rob Barrton se hizo cargo de la coreografía

MÚSICA

Gaitán superstar

María Isabel Murillo, 'Misi', acertó con 'Gaitán, el hombre a quien amé', la propuesta de su Compañía Grandes Musicales, que se estrenó la pasada semana en el Teatro de Colsubsidio. Hizo lo impensable: convertir al mártir liberal en protagonista de un musical.

Emilio Sanmiguel
23 de agosto de 2008

­Se la juega y sale victoriosa. Porque además del riesgo que supone el montaje mismo, se le midió a escribir la música que sigue el libreto de Arturo Tovar y María Valencia, la nieta de Gaitán.

No es un éxito fortuito. La idea misma, madurada durante años, es original: entretejer la vida afectiva del caudillo y su esposa, Amparo Jaramillo, con facetas de su ideología, no propiamente las más divulgadas: la tolerancia, el respeto por la democracia y su visión moderna del papel de la mujer en la sociedad.

Temas que habrían podido pecar de panfleto con acompañamiento de música. Pero la compositora (Murillo lo es) y sus libretistas construyen sobre una estructura dramatúrgica sólida: dos actos, cada uno con nueve escenas contrastantes y de similar duración: las de corte íntimo y lírico están seguidas de las dramáticas o festivas, enmarcadas en dos pasajes orquestales relacionados con el magnicidio del protagonista (valdría la pena revisar la escena de Amparo Jaramillo como una Scarlett O'Hara haciendo de cortinajes un traje de fiesta).

Como compositora, María Isabel Murillo logra un resultado que se inscribe en la gran tradición del género (parlamentos con fondo musical, trozos para voz solista, dúos, tríos y cuartetos, matizados con la intervención del coro y ágiles coreografías), además incluye aires nacionales: sutiles (escenas en Medellín), directos (el porro de la Plaza de toros) y hasta una parodia (el bolero del Café).

La gran responsabilidad está en manos del coro y cuerpo de baile; por experiencia el director y coreógrafo Rob Barron conoce sus fortalezas, intuye el gusto del público, y el resultado es intenso y variado.

Jorge Cárdenas calza los zapatos de Gaitán: el punto más alto de su trabajo es haber logrado, con bastante fidelidad, el timbre del personaje y en los discursos sus gestos característicos; como cantante se desenvuelve y con el tiempo encontrará el tono en la actuación.

Juliana Reyes es una Amparo Jaramillo resuelta, muy paisa y comprometida en sus actuaciones vocales. A su lado, Juliana Velásquez, como Gloria Gaitán niña, conquista por un talento francamente excepcional.

La feliz idea de la historia paralela (Laura y Alberto) está en manos de Mariana Bernal y Felipe Salazar con la más convincente actuación de todo el elenco; aunque como cantante, la voz de Miguel Ángel Ramírez (solista en el campo de tejo y en la vida pública) es la más brillante.

Impecable la orquestación de Moisés Herrera y el trabajo de la orquesta dirigida desde el piano por Ricardo Uribe, también la escenografía de Hernán Peñuela, vestuario de Juliana Reyes, luces de David Castañeda y las dramáticas proyecciones de Camilo Cuéllar.

Pero sobre todo hay que elogiar el inteligente manejo del 'Bogotazo'. Porque la propuesta del montaje no es otra que abordar una faceta desconocida del político y el pensador. En síntesis, Gaitán, el hombre que amé es un salto al vacío... ¡pero con paracaídas!