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Y el ganador es...

El próximo domingo se llevará a cabo una nueva entrega de los Premios Oscar. El comentarista de cine de SEMANA, Ricardo Silva, hace, por cuarto año consecutivo , sus predicciones.

22 de febrero de 2004

Sería insólito que la tercera parte de El señor de los anillos no obtuviera, el próximo 29 de febrero, el Oscar a la mejor película del año. Después de todo, la trilogía -ganadora, hasta hoy, de seis distinciones en desatendidos apartados técnicos- ha recaudado un poco más de 2.700 millones de dólares en los teatros del mundo, ha invertido unos 150 en avisos publicitarios en los diarios que leen los miembros de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood (que elige por votación popular, desde hace 76 años, a los ganadores de las pequeñas estatuas) y ha recibido 56 reconocimientos internacionales en los últimos tres meses. Sería increíble que el estupendo final de la saga, El retorno del rey, no fuera reconocido como la obra más importante de 2004, sí, pero si algo nos dejó la pasada entrega del premio más conocido del mundo, si aprendimos alguna cosa sobre la naturaleza de ese juego la noche del domingo 23 de marzo de 2003, es que cada una de las ceremonias nos trae al menos tres grandes sorpresas.

¿Qué adivino habría podido imaginar que un maestro polaco perseguido por la justicia norteamericana, el genial Roman Polanski, se llevaría el premio al mejor director de 2002 por uno de los trabajos más convencionales de su admirable carrera?, ¿a quién se le iba a ocurrir que un actor poco popular, Adrien Brody, conseguiría quitarle el trofeo a un Daniel Day-Lewis totalmente convertido en el ‘carnicero’ de Pandillas de Nueva York?, ¿era posible anticiparse a la imagen en vivo y en directo de un guionista surafricano, Ronald Harwood, con la distinción al mejor guión adaptado en la mano derecha? Los expertos en el tema, creadores de libros y de páginas de Internet dedicadas al tema, responden que las sorpresas del Oscar son sorpresas previsibles. Recuerdan que cuando una decisión es tomada por 5.800 electores, frente a un tarjetón blanco que pide no ser firmado, lo más probable es que las vicisitudes diarias afecten los resultados.

Dicen que Ciudad de Dios les debe sus postulaciones a las estrategias publicitarias de los estudios Miramax. Piensan que El pianista -un largometraje que habla, al fin y al cabo, sobre el infierno de la guerra- se llevó tres de los cinco premios principales, el año pasado, porque así los votantes podían (uno) protestar por los incoherentes bombardeos sobre Irak sin decir nada, (dos) manifestarse en contra de las vergonzosas campañas emprendidas por los más poderosos estudios de cine y (tres) darle su apoyo a un largometraje de calidad aclamado por la crítica para demostrar el buen gusto de la organización.

El crítico norte-americano Robert Osborne, autor del libro 75 años del Oscar, asegura que, aunque El retorno del rey parezca una apuesta segura, les ha oído a varios miembros de la Academia que votarán para mejor película por Río místico o Perdidos en Tokio: “La idea que tienen sobre lo que significa hacer cine, explica, no se encuentra tan relacionada con la tecnología como la que tienen los más jóvenes”. Tom O’ Neil, redactor del manual Movie Awards y editor de www.goldderby.com, reconoce que El señor de los anillos es la obra que hay que vencer, pero advierte que la Academia de Hollywood jamás en toda su historia ha escogido un relato fantástico como mejor producción del año: “Alma de héroes y Perdidos en Tokio pueden ocasionar el disgusto de la noche”, dice.

El DVD de la primera, recuerda, se encuentra en poder de los electores desde hace varios meses. El de la segunda, vaticina, debe estar llegándoles a todos en este mismo momento: Focus, la productora, utilizó la misma estrategia para la campaña de El pianista. No debemos olvidar, al final, que la calidad artística es un problema y el Oscar, otro. Sí, las finalistas son, todas, producciones de primer orden. Pero todo se reduce, para nosotros, a un juego con unas reglas muy claras.

Se trata de pronosticar los nombres de los ganadores: nada más, nada menos. Y lo mejor, si queremos ganarlo, es no ceder a la tentación de apostarlo todo a un solo candidato y tener en cuenta hasta el más mínimo detalle del espectáculo (por ejemplo: como la premiación se ha adelantado todo un mes, de marzo a febrero, en esta edición les ha ido mucho mejor a los largometrajes estrenados antes de noviembre de 2003 porque han tenido mucho más tiempo para hacer sus campañas), desde las biografías de los nominados hasta los resultados de las demás premiaciones de la temporada. Se debe comprender, en resumen, que estas predicciones podrían aparecer en la sección de deportes sin ningún problema.