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GENIO Y FIGURA

Polémico, genial, aventurero. Todas las facetas de Alejandro Obregón en una recopilación de entrevistas y fotos de Fausto Panesso.

30 de octubre de 1989


"Alejandro Obregón...
a la Visconversa!"
Fausto Panesso. Crítica. Ediciones Gamma. 134 paginas

Treinta años atrás. En Puerto Colombia, donde el muelle carcomido por los cangrejos, la sal y la memoria nostálgica de los amores náufragos, sobrevive a sí mismo. Alejandro Obregón camina por la playa. Repentinamente aparece en formación, haciendo una gigantesca "V", una enorme cantidad de alcatraces. El dice que eran 87. Volaban muy bajo. El pintor corre, toma un tronco y dibuja en la arena una flecha pero en sentido contrario al vuelo de los animales. Comenzó a gritar, a armar un tremendo jaleo. Los alcatraces se sintieron desorientados por los gritos y esa inusitada señal de tráfico que los frena en el aire. Cuando lograron reagruparse, cuando pudieron acostumbrarse a ese hombre con facha de pirata que les había alterado el pulso, ya era tarde y entonces cada animal tomó por donde pudo y seguramente esa noche contaron el extraño incidente a los demás alcatraces y decidieron evitar esa playa.

Esta escena no pertenece a una película de Alvaro Cepeda. Es un incidente real que le ocurrió a Alejandro Obregón y de esos alcatraces desorientados surgió un poema. Esa escena, sin embargo, es el mejor resumen de este libro que acaba de aparecer, hermoso y lujoso y digno de ser guardado en casa o abierto sobre la mesa de la sala para cuando lleguen las visitas.

Fausto Panesso, el autor, es uno de los más conocidos comentaristas sobre arte nacional. El libro recoge los diálogos sostenidos a la orilla del mar con este Obregón impúdico y salvaje para quien el arte no encierra misterio alguno, para quien los alcatraces y los bocachicos y las mojarras y los toros y los tigres y los cóndores y las mujeres embarazadas y asesinadas encierran más significado, le importan más que todos los conceptos de críticos de Londres o París o Nueva York o Tel Aviv. Obregón, el menos intelectual de todos nuestros artistas, el más auténtico, el más desabrochado, el más sincero con él los demás, el más emocionante de nuestros pintores, aparece aquí de cuerpo entero, hablando sin parar como un loco, excitado por las preguntas invisibles de un interlocutor que lo conoce muy bien y conoce su pintura y, en ocasiones, frena esa corriente verbal al analizar con un lenguaje frio, inapropiado para la ocasión, es decir, para este libro, los elementos de la obra de Obregón.

Es un libro delicioso, entretenido porque es el retrato de un hombre para quien el arte es una aventura de todos los días, una aventura sudorosa que huele a negra que vende frutas en la playa, una aventura que tiene el dolor de un alcatraz lastimado o el rencor por un color que no pudo ser capturado en ese cuadro donde los tigres se comen las langostas; quizás no exista en este inventario de locos pero no puede ser descartado desde ahora.

Es un libro precioso, con fotos de Abdú Eljaiek, Olga Lucia Jordán, Scopell, Carlos Caicedo, Elkin Mesa Jaime Balbuena, Pilar Gómez, fotos familiares y la diagramación de Enrique Franco Mendoza, con el rostro de Obregón en distintas etapas de su vida, con reproducciones de sus pinturas más recientes recogidas bajo el título de "Los vientos azules de Jerónimo el Bosco". Entonces la gente seria buscará el rastro del autor de "El jardín de las delicias" y se encontrará con este hombre que pinta siempre de pie, que realizó su primera exposición en 1945, que encabezó una auténtica revolución en bellas artes cuando no había cumplido suficientes años luego, en 1947, pintó su primer pez en 1948 las masacres. Confiesa que los primeros recuerdos que tiene de su vida son un loro, el viaje de Barcelona a Barranquilla, los caimanes cazados en la ciénaga, los 4 años en Inglaterra y cuando se marcha al Catatumbo de camionero y regresa. Luego se marcha a Boston y después al viceconsulado en España. Está luego su regreso y el primer cuadro vendido en 500 pesos, y vuelve a París y conoce a Picasso y sigue aprendiendo y los amigos, Cote, Gaitán, Cepeda, García Márquez, Germán Vargas, Fuenmayor y Scopell. Después los toros, Pepe Cáceres y los alcatraces que quedaron desorientados con un loco que les gritaba que no siguieran, que bajaran, que la playa estaba tibia y con la arena podía armarse un circo con un payaso que tiene un solo ojo. -

"Uno no copia la naturaleza uno compite con ella"
Obregón habla como pinta. Con desparpajo, sin pudor, agresivamente, asustando a los que todavía no lo conocen bien y se sienten intimidados con sus tacos y sus salidas de tono. De los diálogos interminables sostenidos con Fausto Panesso, estas frases suyas:

·"Mi pintura es intuitiva. Siempre el contrapunteado entre la intuición y la intención. La intuición es como un reflejo automático, como un estornudo, es inmediato".

·"El drama en la pintura no es lo que se utiliza sino el cómo... Ahí esta el impasse de lo indecible".

·"A los temas se llega descubriendo cosas... Se los va depurando, hasta que te los sabes de memoria... Entonces te queda un ratico, no más, si tienes suerte para hacer el cuadro perfecto... Y entonces hay que matar el tema" .

·"Inspiración es una linda palabra; mi oficio es ese: andar inspirado. Por disciplina mis ingredientes son 10 por ciento de talento, 27 por ciento de trabajador manual, de carbonero y un 63 por ciento de suerte, buena proporción, ¿verdad?".

·"Es muy importante fijar al espectador. Crearle un pequeño shock. La gente no sabe ver, entonces es bueno crearle un tamborazo a base del impacto visual, inicial, meterlo un poco, fijarlo y luego soltarlo. Uno no copia la naturaleza, uno compite con ella" .

."Cuando pinto siento desespero. Uno siempre empieza a pintar el cuadro más importante que se ha hecho en la historia de la humanidad eso creemos de todos, de cada uno cada mañana se piensa... ¡este va a ser el cuadro! A mediodía honestamente uno lo mira y dice: bien, no va a ser el mejor, pero va a estar entre los mejores, y a la noche sólo, ¡ay carajo!, un cuadro más: nada es jamás lo que uno espera: es una desilusión a diario" .

·"Me tiene sin cuidado que mi nombre o mi pintura pasen... hay que estar en contra de las modas fáciles... las únicas modas que valen son las que vienen cada 500 años y no es un problema de inmortalidad... yo lo único que he hecho por el arte colombiano es pintar... Pintar todos los días... lo demás es paja".