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GOL DE PECHO

La ópera agregará a su 'corpus musical' un tema jamás abordado hasta el momento: la pasión por <BR>el fútbol.

7 de junio de 1999

A estas alturas del partido todo el mundo creía que la ópera, luego de cuatro siglos
de vida desde el estreno de Dafne, de Peri en el Palacio Ducal de Florencia, en 1597, había ya abordado
todos los temas, habidos y por haber. Desde los escabrosos, como Arsace, que asesina a su madre
en Semiramide de Rossini, hasta los domésticos, como La serva padrona de Pergolesi, con la criada
esperanzada en ser señora de la casa.
Igualmente se pensaba que la escena lírica habrá representado todos los lugares imaginables: el Olimpo,
en Walhalla (Wagner), el desierto (Saint-Säens), la plaza de toros (Bizet), el circo romano (Boito), la selva
(Meyerbeer), las cárceles (Beethoven), el Lejano Oriente (Puccini), la luna (Haydn), los juzgados
(Janacek), y hasta Bogotá, donde se desarrolla un acto del Bolívar de Milhaud, de 1950.
Y ni hablar de personajes, porque han aparecido desde la mismísima Virgen María en Le Jongleur de
Notre-Dame (Massenet) hasta el temible Jack el destripador en Lulú (Berg), pasando por héroes,
santos, dioses, nobles, gigantes, enanos.
Pero faltaban el fútbol y sus estrellas. Y con Opera de fútbol, una obra encomendada al compositor
brasileño Francis Hime, con los libretos de la escritora Silvana Gontijo, la lírica abordará la pasión
por el fútbol. Concretamente el mundo del campo del Maracaná en medio del acelere incontrolable del
Carnaval de Rio, que tampoco había sido representado hasta la fecha.
La trama será una de las más socorridas del mundo lírico: el triángulo amoroso, con dos hermanos, un
famoso jugador de fútbol y un traficante de drogas, enamorados de la misma mujer. Para la dirección
artística se contrató a Yves Pepin, el francés encargado de la escenografía de la ceremonia del Mundial de
Francia. Por su parte Hime trabaja la música, que recurre a la tradición popular e incluye un ballet
inspirado en El gran dictador, de Chaplin, en el que aparecerán los protagonistas.
Las exigencias incluyen recrear la atmósfera de los grandes partidos y el mundo del carnaval, exige toda
suerte de efectos a la orquesta de 80 músicos, así como escenografías descomunales. Lo que implica que
Opera de fútbol no se representará en teatros tradicionales sino en lugares de excepción. El estreno se llevará
a cabo el año entrante en una carpa de circo, lo que permitirá la asistencia de 3.000 espectadores cada
noche. "Será una ópera con alma brasileña", declararon los creadores del espectáculo, que abren siglo
con su golazo lírico.

Novedades
If ever i would leave you
Bryn Terfel, barítono
English Northern
Philharmonia
Paul Daniel, director
Deutsche Grammophon

Efectivamente, es el extraordinario barítono galés Bryn Terfel en su recorrido por los momentos
culminantes de My Fair Lady, On a Clear Day, Camelot, The Little Prince y Brigadoon, los musicales de
Broadway de Alan Jay Lerner. Va así a otra esquina del repertorio luego de hacer Händel, arias románticas
y canciones inglesas. De nuevo se sitúa en la cumbre por la natural colocación de su voz, la amplitud de
su registro, la forma desafectada de interpretar estas canciones y un buen gusto que merecería
comentario aparte. Terfel canta con autoridad pero tiene el buen juicio de no convertir en arias de ópera
estas melodías y por momentos hasta parece estar jugando con la voz. Adicionalmente está muy bien
acompañado por los magníficos oficios de la English Northern Philharmonia, dirigida por Paul Daniel,
quien también sabe medir el punto justo de la sonoridad. Atmósfera y 'distancias' sonoras son magníficas.



Astor Piazzolla
María de Buenos Aires
Julia Zenko,
Horacio Ferrer, Jairo
Coral Lírico Buenos Aires
Gidon Kremer, director
Warner Music Unica y magistral ópera de Piazzolla. Esta versión tiene el necesario ingrediente
argentino (el trío de solistas y el coro) con los oficios internacionales de un octeto bajo la dirección
del gran violinista alemán Gidon Kremer, quien a su vez interpreta el violín. En el mejor sentido de la palabra
Kremer ha querido resaltar el carácter de composición camerística de esta ópera _apología de la historia del
tango que, por otra parte, parece emparentar con composiciones líricas del siglo XVII_. Kremer se une así
al movimiento en moda de músicos de gran prestigio internacional _como Yo-Yo Ma y Emmanuel Ax_
convencidos del enorme valor del legado de Piazzolla. A manera de anécdota: Horacio Ferrer, autor del
libreto, hace de 'duende', al igual que en el estreno mundial de la ópera en 1968 en Buenos Aires.