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GOLPE A GOLPE

Alfonso Díaz Uribe trabaja en París buscando las formas que lo acerquen a lo elemental.

9 de abril de 1984

Tallando el mármol, la piedra y la madera, Alfonso Díaz Uribe -bogotano, 29 años-, se enfrenta directamente con la materia trabajada. Dibuja, memoriza, golpea y penetra el bloque con manos rudas, labios apretados, y esa visión inquietante de lo inesperado.
"Mi trabajo está basado últimamente en la búsqueda de formas simples que me permitan acercarme a lo ancestral, lo elemental de la figura" dice Díaz Uribe, joven escultor que vive y trabaja en París desde 1980. El cincel, la gurbia, el mazo se atan a través de las horas perdidas para desbastar el bloque de mármol, la piedra o la madera, hasta que nazcan las formas, se determinen los perfiles definitivos y sutiles que darán belleza y firmeza a la escultura. Una escultura fina y armoniosa, serenamente fijada en su tiempo y espacio, personalizada y perfectamente construida. Existe en la escultura de Díaz Uribe una actitud que se revela obvia debido a la tarea exigente del proceso de lo estructurado primariamente, hasta encontrar el vigor y un cierto aliento en los límites de sus figuras; hombres y mujeres, cuerpos llenos de ambiguedades que son en un instante volúmenes y voz dentro de lo esculpido. Un equilibrio capaz de establecer un diálogo entre el marmol, la piedra, la madera. Alma y poesía.
"Homenaje -Los esclavos de Miguel Angel Buonarroti" (1983) en mármol blanco, es una escultura ricamente liberada de los valores figurativos que navegan en una respiración evocatoria de modernidad. Esquema -leyenda de un cierto universo poético. "Serie Mujeres" (1983) en madera, es una obra en la cual germina una figura coyuntural dentro de una órbita de sugerencias abstractas. Díaz Uribe ha expuesto sus obras en varias muestras colectivas en París.
Plásticamente adhiere la escultura al privilegio de la contemplación, el potencial del acierto creador y la conciencia de la madurez de su vivencia.