Home

Cultura

Artículo

música

Grammy gaitero

Los Gaiteros de San Jacinto lograron el reconocimiento de la industria discográfica mundial y su álbum es uno de los mejores del folclor colombiano. ¿Qué viene ahora?

Juan Carlos Garay
17 de noviembre de 2007

A la llegada de los Gaiteros de San Jacinto a Las Vegas, donde estaba por celebrarse la ceremonia de entrega de los premios Grammy, la gente los miraba sabiendo que participaban en la categoría folclórica, pero sin certeza de quiénes eran. A Alexandra Posada, la productora que los acompañaba, llegaron incluso a preguntarle si se trataba de "auténticos monjes shaolines". Luego vino el Grammy y dos horas después, en calles, restaurantes y casinos, todo el mundo los abordaba para tomarse fotos con ellos. Y en incipiente castellano gritaban al señalarlos: "Gaiterrous, gaiterrous".

La anécdota es diciente del poder que tiene esa estatuilla dorada de la industria discográfica. Pero también es una buena metáfora de lo que sucede en Colombia: los Gaiteros de San Jacinto existen desde hace más de medio siglo, lo que los convierte en la agrupación folclórica más antigua del país (el grupo ha sobrevivido gracias a un sistema espontáneo de relevo generacional). Sin embargo, nunca han recibido apoyo oficial y su presencia en la ceremonia se debió a la invitación por parte del grupo puertorriqueño Calle 13. Sólo después del Grammy han venido los homenajes políticos. En San Jacinto, por ejemplo, se decretaron cuatro días cívicos consecutivos.

Ojalá, cuando pase el furor que vivimos ahora, haya tiempo de escuchar el disco, que es uno de los más bellos y mejor grabados de la historia de nuestro folclor. En Estados Unidos se publicó el año pasado bajo el auspicio del Instituto Smithsonian, que se dedica a la investigación y la museología. Los colombianos tuvimos que esperar un año, pero coincidió con la nominación, y eso, de todas maneras, es publicidad. Se llama Un fuego de sangre pura, título cuyo brío cumple lo que promete desde la cumbia fogosa del arranque hasta esa gaita cadenciosa del cierre, que los Gaiteros bautizaron Acabación. En la música tradicional colombiana no había un disco así desde aquel clásico de nombre también ardiente: La candela viva, de Totó la Momposina.

Pero no todo es festividad en el repertorio de los Gaiteros. La grabación incluye una pieza en que las gaitas imitan el canto de los pájaros de la región de los Montes de María. Hay también un ejemplo de 'canto de zafra', un género vocal que casi no se ha grabado y que se distingue por su contenido doloroso. Y están, por supuesto, los ejemplos de una poesía nostálgica y sencilla que surge en la evocación del terruño: "Cuando me pongo a cantar / yo me siento divertido / Y es que nunca puedo olvidar / a mi San Jacinto querido".

Con tantas referencias locales, ¿por qué el disco de los Gaiteros de San Jacinto se produjo y circuló primero en Estados Unidos? Tal vez porque aquí el pop sigue eclipsando al folclor. Otra explicación la tiene Iván Benavides, productor de Un fuego de sangre pura. Según él, la escena musical norteamericana pasa por un período creativo que le permite escuchar con nuevo asombro una propuesta como la de los Gaiteros. "Son gaitas que no están afinadas para oídos occidentales, dice, y en Nueva York un compositor moderno como Philip Glass mataría por un tema así. Finalmente esto, que es muy arcaico, se junta con lo más contemporáneo".

Así que Gaiteros y oyentes tenemos motivo para estar felices: es el primer reconocimiento de la industria discográfica internacional en medio siglo. Pero, a riesgo de cerrar con una nota menos fogosa, hay que decir que no son suficientes estatuillas, homenajes y días cívicos. Valdría la pena recordar que estos veteranos que han recorrido el mundo representándonos con sus gaitas no tienen seguridad social, por ejemplo.