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Víctor Gaviria al recibir el premio Mayahuel en el Festival

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Guadalajara a la colombiana

Este viernes culminó el Festival de Cine de Guadalajara, el más importante centro de mercado en América Latina, y el cine colombiano fue el gran homenajeado. Por María Alejandra Pautassi, de SEMANA, desde Guadalajara*.

28 de marzo de 2009

"A 20 años del estreno de su ópera prima, 'Rodrigo D: No futuro', dedicamos nuestro homenaje internacional a Víctor Gaviria, uno de los directores colombianos de mayor trayectoria". Con estas palabras se inauguró el Festival de Cine de Guadalajara el pasado 18 de marzo. Minutos después, Víctor Gaviria recibió ante el aplauso de unos 10.000 espectadores el Premio Mayahuel a la vida y obra de la mano de Gabriel García Márquez. A continuación vino una calurosa bienvenida de parte de Jorge Sánchez, director del festival.

El cine colombiano comenzaba a convertirse en la estrella de un festival que durante más de 10 días mostró que cuando esta ciudad decide hacerle honores a un país, se lo toma en serio. En una ceremonia cerrada Aida Putnik, guionista de La historia oficial, le entregó el guión de Noticia de un secuestro al premio Nobel; en una muestra de selección de las mejores películas colombianas de los últimos 10 años se celebró por lo alto; y los filmes colombianos en competencia produjeron expectativa: el largometraje de ficción La pasión de Gabriel, el corto Marina, la esposa del pescador y el documental Bagatela.

Con más de 40 delegaciones presentes, 4.000 participantes, una competencia oficial respetada por los críticos, una muestra de más de 200 películas, además de ser el primer escenario de las películas que más sonarán durante este año, el Festival de Cine de

Guadalajara es la más importante ventana para el cine latinoamericano en el mundo. Por sus alfombras rojas caminan actores de la talla de Gael García y directores como Emir Kusturica. En los pasillos de los hoteles se reúnen directores de festivales de cine de gran prestigio internacional como el de Cannes y Amiens, representantes de Warner, Paramount y Altavista, y de canales de televisión como HBO.

Pero más que por su glamour, el Festival de Cine de Guadalajara se perfila como el centro de mercado más importante de la región. Y para Colombia, que este año fue invitado de honor, tener el despliegue y visibilidad que tuvo significó para la naciente industria estar en el lugar indicado y en el momento oportuno.

Además del homenaje a Víctor Gaviria, y de que los más importantes largometrajes y cortos colombianos, y las películas del realizador antioqueño tuvieran un lugar privilegiado en las salas pese a estar fuera de competencia, este festival llegó en un momento bien particular para el cine colombiano: justo en un año en el que se estrenaron 13 películas (una cifra histórica gracias a la Ley de Cine), pero en el que las taquillas de películas nacionales bajaron de forma alarmante. Un momento en el que producción llegó a su pico dando un campanazo de alerta sobre la calidad del cine que se muestra en salas -porque no es un misterio para los directores, productores y distribuidores que si la taquilla bajó no sólo obedeció a razones de sostenibilidad de la industria sino a la baja calidad de algunas producciones-. Y tal vez, en un momento para entender que el lugar de algunas películas no son las salas tradicionales y que ya es hora de buscar nuevos mercados.

De hecho, el principal objetivo de Colombia como invitado de honor al Festival era internacionalizarse. Un paso lógico para una industria ya consolidada y un paso importante para un cine que, como el colombiano, desde hace poco empieza a hacer eco en el exterior con directores como Víctor Gaviria y su éxito de hace 10 años, La vendedora de rosas, y recientemente con producciones de calidad como Perro come perro, y las taquilleras Paraíso Travel y Rosario Tijeras.

Porque en contra de la idea que da la taquilla interna, la percepción que se tiene del cine colombiano en el exterior es bastante buena: la de una industria que crece de manera saludable. Hugo Villa, director de Apoyo a la Producción Cinematográfica en México -la institución hermana, por decirlo de alguna forma, de la Dirección de Cinematografía del Ministerio de Cultura-, dice que Colombia "tiene una industria que empieza a crecer de una manera interesante: cada vez produce más cine, en mejores condiciones, y es decisiva en el mercado iberoamericano por su amplia oferta (que va desde el cine de confrontación de Víctor Gaviria hasta el 'thriller' urbano con películas como 'Satanás') y está abierto a las coproducciones como pocos países en Iberoamérica". Ésta, precisamente, fue una de las motivaciones para invitar a Colombia a una reunión cerrada de coproducción que se llevó acabo el pasado 20 de marzo con unos 60 productores y distribuidores de ambos países. Los resultados, para colombianos y mexicanos, fueron realmente impresionantes: fue una cita muy concurrida en la que se hicieron contactos y se vio que ya había muchos proyectos en marcha.

Desde el viernes pasado, por ejemplo, se supo que la agencia de ventas francesa Elle Driver -la misma encargada de llevar películas como Longdriver a Berlín, Deadsnow y el documental

September Issue a Sundance, y Paper Soldier al de Venecia, donde ganó la Concha de Oro- se hará cargo de la estrategia de ventas de Los viajes del viento. La última película de Ciro Guerra se asegura así no sólo la entrada a Cannes sino muy probablemente las de otros festivales, con lo que empezará a ser reconocida por los grandes distribuidores de todo el mundo y pondrá a Colombia en el mapa del cine internacional.

Pero si la intención es dar a conocer el cine colombiano en todo el mundo, éste también será difundido por televisión y cable de toda Iberoamérica. La taquillera Paraíso Travel se verá en más de 50 canales en México y España. Además se cerraron las ventas para cable en toda América Latina de Satanás, El man, Los actores del conflicto, La ministra inmoral y Ni te cases ni te embarques. Y las proyecciones a futuro no son menos alentadoras. Clara María Ochoa, de CMO Producciones, una de las productoras más importantes del país, responsable de películas como Bolívar soy yo, Soñar no cuesta nada y Esto huele mal, no sólo cerró el negocio para coproducir con España Espérame en el cielo, capitán, que se empezará a rodar en noviembre, sino que se fue con 15 proyectos de coproducción por evaluar con Argentina, Perú, Guatemala, México, Brasil y Cuba.

Si en festivales pasados la asistencia de Colombia era reducida (venían acaso los productores y distribuidores de las películas en competencia), este año vinieron unas 30 personas que representaron a la industria. La agenda de los productores, en consecuencia, estuvo apretada en busca de conseguir financiación para desarrollar y producir nuevos largometrajes, y la posibilidad de ampliar mercados. Además se hizo especial énfasis en promocionar a Colombia como un lugar para filmar, con el reciente lanzamiento de la Comisión Fílmica Nacional. Fuera de eso se realizó el encuentro de coproducción Colombia-México, y en menos de una semana los productores asistieron a dos desayunos de la industria y a un encuentro de coproducción internacional en los que se reu-

nieron con representantes de Warner, Paramount y Altavista. Como si esto fuera poco, 15 de los 60 invitados al Talent Campus -una sección del festival que este año se inauguró en Guadalajara siguiendo el ejemplo de Cannes, para nuevos creadores- fueron colombianos. Ellos tuvieron la oportunidad de entrar a charlas privadas sobre guión y producción con personajes como John Malkovich y la directora francesa Claire Denis.

Durante 10 días el cine colombiano tuvo el honor -la invitación no fue en vano- de ser protagonista en el Festival de Guadalajara. Una oportunidad para empezar a sonar en circuitos internacionales de festivales, salas de cine y televisión de toda América Latina. Un lugar que más que merecido es necesario para una industria que acaba de demostrar que ya está consolidada.

*Invitación del Ministerio de Cultura de Colombia.