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Hecho en Colombia

La creatividad de los productos colombianos se verá en la novena Feria del Diseño que arranca este martes en Bogotá. Un espacio para destacar los logros y reflexionar los problemas que aquejan al sector.

9 de mayo de 2004

El diseño industrial es como el oxígeno. Casi nadie piensa en él pero todos lo utilizan. Las sillas para sentarse, los relojes para ver la hora, los zapatos para caminar y hasta los cubiertos para comer fueron diseñados por un profesional que pensó, ante todo, en el bienestar de los usuarios.Para poder acercar este mundo a los consumidores empieza este martes en Bogotá la novena versión de la Feria Internacional del Diseño, la cual reunirá los trabajos más destacados en decoración, arquitectura, diseño industrial y diseño gráfico. A la feria asistirán cerca de 120 expositores colombianos y extranjeros que traerán los trabajos más novedosos del mercado. En la feria también se realizarán eventos atractivos como la casa Axxis, en la que diseñadores expertos mostrarán la disposición ideal de objetos como la nevera, el comedor, las cocinas y los muebles. Untitled Document También se entregarán los premios Lápiz de Acero a los proyectos más destacados en diseño y arquitectura. Por último, se darán a conocer las obras seleccionadas que competirán en la bienal de arquitectura, cuya premiación se realizará en julio en Cartagena.En los últimos años la globalización y el acceso a la información han permitido que una nueva generación se identifique cada vez más con productos con altos estándares de calidad y creatividad. “El diseño colombiano está bien posicionado a nivel latinoamericano; sin embargo, hay que acercarse a lo producido en los países desarrollados para poder competir en este nuevo mundo”, dice Harry Child, promotor de la feria.Una ventaja comparativa entre Europa y Estados Unidos frente a Latinoamérica es que en esas regiones los productos son asequibles a la mayoría de los consumidores, ya que no sólo están dirigidos a sectores con amplio poder adquisitivo. En esta parte del mundo los altos costos de producción hacen que los mismos productos sean un lujo que pocos pueden pagar. Pero un buen diseño, más que un lujo, es una herramienta para elevar la calidad de vida de las personas. Una oficina construida con adecuada iluminación, distribución de espacios, ventilación y colores mejora el rendimiento de los trabajadores de una empresa, al tiempo que consolida su imagen corporativa. Un ejemplo son las oficinas de Cemex Colombia, diseñadas por Marta Gallo y Juliana Fernández de la firma Arquitectura e Interiores, donde se resaltaron las bondades del concreto, producto insigne de la empresa, para que los visitantes apreciaran las posibilidades del material. Este proyecto fue el ganador en la categoría de diseño interior el año pasado.Si bien en los espacios interiores y públicos hay avances, en el diseño de objetos el panorama es inquietante, y no porque haya poca capacidad creativa sino por la falta de leyes que combatan la piratería. Es común que el trabajo de creación de objetos novedosos se vea al poco tiempo reproducido por piratas, que basados generalmente en fotos de revistas, reproducen un trabajo que a un diseñador puede llevarle meses o años lograr. En Colombia, como en todos los países, las leyes están escritas pero no existen suficientes métodos de control para hacerlas cumplir. Esto ha redundado en un aumento significativo en la piratería. “Debemos trabajar con materiales y tecnologías propios y en procesos que sean difíciles de copiar”, explica Iván Cortés, director de la revista Proyecto Diseño.Pero además de la piratería, el diseño colombiano afronta otro problema y es la falta de una agremiación sólida que los represente. La queja sobre la falta de apoyo del Estado es generalizada y los pocos esfuerzos que se han visto no han llegado a buen puerto, ya sea por la misma falta de agremiación o porque los recursos estatales se pierden en los recovecos de la burocracia. Los diseñadores industriales y gráficos deben aprender del ejemplo del mundo de la moda. Este campo tiene agrupados a sus trabajadores a través de una entidad tan organizada y consolidada como Inexmoda. A pesar de que la demanda de estudiantes en estas carreras ha aumentado, la falta de apoyo de los sectores privado y público, conjugada con los pocos espacios para trabajar, está atentando contra la creatividad que muestran los diseñadores colombianos, a quienes se les reconoce internacionalmente por su alto nivel. Entre los más destacados están Alberto Mantilla y Juan Montoya en Nueva York, Eduardo Botero en París y Margarita Matiz en Suecia. A pesar del buen nivel de los diseñadores y sus productos, aún falta trabajo, pues en un futuro no muy lejano la competitividad de los productos colombianos en los mercados regionales va a estar determinada por la alta calidad de sus diseños.En este juego de la competitividad varios factores desempeñarán papeles importantes. Es necesaria la acción de los empresarios para crear más espacios y oportunidades de trabajo, y las universidades deberán orientar a sus estudiantes sobre los campos profesionales a los que pueden acceder. Además, el Estado debe facilitar la creación de microempresas para que los nuevos profesionales no salgan todos en manada a buscar trabajo, sino que se conviertan en generadores de empleo. Algunas entidades, como las cámaras de comercio del país, ya están haciendo esfuerzos en esta materia. El diseño siempre estará presente en la vida de las personas. Por eso es muy significativo que en Colombia se haya logrado alcanzar estándares de calidad y creatividad reconocidos internacionalmente. El siguiente paso es asegurar el acceso de estos productos a una mayor cantidad de usuarios.