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HELLO, THIS IS JULIO

Todo Hollywood habla telefónicamente por Caracol gracias a las maniobras de Julio Sánchez Cristo.

14 de agosto de 1989


"Yo no conozco molto di la Colombia", afirmaba una voz dulce, casi maternal, con acento italiano a los radioescuchas de Caracol, el martes pasado en la mañana. Se trataba de Sofía Loren y su interlocutor no era otro que Julio Sánchez Cristo, uno de los integrantes del equipo de Yamid Amat en 6 a.m.- 9 a.m.

Sánchez Cristo, con el apoyo de Yamid ha consolidado una nueva modalidad de periodismo radial que consiste en localizar telefónicamente, estén donde estén, a algunas de las personalidades más famosas del planeta. Por la línea internacional de Caracol han desfilado personajes como Claudia Cardinale, Charlton Heston, Linda Evans, Anthony Quinn, Bo Derek, Robert Redford, Benazir Bhutto, el general Noriega, Roman Polanski, Gina Lollobrigida, Brigitte Nielsen, Federico Fellini, Bernardo Bertolucci, Franco Zefirelli y muchos otros, hasta completar 120 estrellas.

¿Cómo hace este madrugador ejecutivo de televisión para establecer contacto con luminarias que, generalmente, no sólo no saben quién es él o qué es Caracol, sino que ni siquiera saben dónde queda Colombia? La respuesta es sencilla y parece estar en el elemental descubrimiento de que los famosos, al igual que los anónimos, contestan el teléfono cuando suena. Inclusive más en el exterior, ya que las empleadas domésticas no son muy comunes. Por tanto, la clave del éxito no es sino ubicar los números telefónicos y esperar que la personalidad seductora y la melodiosa voz de Sánchez Cristo comience a romper barreras y a producir milagros.

El camello de levantar los números, en la mayoría de los casos, corre por cuenta de Jairo Velasco y Rubén Castañeda, dos ayudantes de Caracol que nunca han viajado pero que se saben de memoria el nombre y el número del teléfono de los mejores hoteles y restaurantes en las grandes ciudades del mundo, y como experimentados sabuesos rastrean la huella de los personajes por diferentes sitios. Pero el jefe de la cacería es generalmente Sánchez, quien adaptando un poco el eslogan que hizo famoso a su padre, Julio Sánchez Vanegas, encuentra a sus personajes,"desde Colombia a cualquier lugar del mundo".

Una actividad de esta naturaleza no podía estar exenta de anécdotas divertidas que Sánchez relata con su característico sentido del humor. Elizabeth Taylor, por ejemplo, le ha contestado unas tres veces y cuando él se ha identificado ella se le niega diciéndole que se trata de la hermana y que la famosa actriz no puede pasar porque se está duchando. Sánchez, quien es uno de los mayores expertos en chismografía internacional, sabe que no hay tal hermana y que ningún anglosajón se baña tantas veces al día.

Pero unas son de cal y otras de arena. Si Elizabeth Taylor se le niega con Robert Redford pasa lo contrario. El que no le pasa es Julio Sánchez. Un día Julio lo ubicó, ni más ni menos, en el teléfono de su carro cuando manejaba de Nueva York a Newark para tomar un avión. Como estaba desprogramado al volante, Redford atendió gustoso la llamada. Redford se puso a echar carreta con Sánchez para distraerse y el resultado fue otras de las "entrevistas exclusivas" de Caracol. Lo inusual fue que al parecer al actor le cayó muy bien Sánchez Cristo o le quedó gustando deshogarse a través de la emisora colombiana y volvió a llamarlo diciéndole que quería precisar sus declaraciones. Esta actitud se repitió más de una vez hasta que se invirtieron los papeles y Sánchez no sabía cómo escapársele al galán número uno del cine mundial, que buscaba más micrófono que Santofimio.

En otras llamadas la suerte ha estado de parte de Sánchez Cristo, como cuando murió Cristina Onassis. No sólo encontró el teléfono en Buenos Aires, en donde la Onassis había estado pasando sus vacaciones, sino que contestó entre lágrimas la amiga de Tina de toda la vida, Marina Dodero. Velando el cuerpo de la millonaria griega en la sala de su casa, la Dodero en 15 minutos le contó a la audiencia de Caracol la vida y desgracia de Cristina Onassis.

Al propio Sánchez, inventor de este tipo de periodismo en Colombia, no deja de sorprenderle que casi todo el mundo pasa al teléfono. El día de la posesión de Benazir Bhutto, por ejemplo, el equipo de Caracol decidió llamar a Islamabad, aplicando el refrán de que la peor diligencia es la que nose hace. Una telefonista comunicó a Sánchez Cristo con la casa de habitación de la Bhutto. Allí respondió una muchacha, quien a su turno pasó a un asistente, este a un edecán y el a la secretaria privada. Ninguno logró entender muy bien quién era el misterioso, "Mr. Caracol", que buscaba tan urgentemente a la primera ministra. Finalmente, después de una larga espera, pasó la señora Bhutto, quien en forma cortés y amable, pidió que la excusaran, pues se estaba vistiendo para su posesión que comenzaría en contados minutos.

En todas estas entrevistas el gran problema no sólo está en que pase el interesado, sino en que tenga algo interesante que decir. En este sentido Sánchez Cristo se ha llevado grandes desilusiones. Omar Shariff resultó "jartísimo" limitándose a contestar con monosilabos. Otra llamada de no muy grata recordación fue la que le hicieron a Anthony Quinn. La cosa fue peor. La entrevista transcurría muy bien hasta que a Sánchez Cristo se le ocurrió, haciendo gala de conocimiento sobre la vida del actor, mencionarle su edad. En ese momento el protagonista de "Zorba el griego" entró en ira santa y dio por terminada la animada entrevista.

Las anécdotas son infinitas, pues al fin y al cabo son pocos los colombianos que aunque sea por unos minutos y por teléfono, han estado de tu a tu con los personajes que el resto de los mortales sólo pueden ver cuando van a cine.--