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De izquierda a derecha: Jorge Orlando Melo, Antonio Caballero, Hernando Corral, Enrique Santos y Bernardo García. | Foto: David Amado

MEDIOS

Gran homenaje a los 40 años de ‘Alternativa’

Una exposición en el Archivo de Bogotá revive lo mejor de esta publicación. Reseña de su legado.

Miguel Reyes, periodista de semana.com
28 de noviembre de 2014

Alternativa sólo ha habido una. El 18 de febrero 1974 se lanzó su primera edición. Su autenticidad, su calidad y la valentía de aquella publicación no han tenido parangón hasta el momento. Duró apenas seis años, pero sus secuelas calaron hondo en la memoria del país.

Con motivo de los 40 años de la fundación de este ambicioso proyecto, este jueves el Archivo de Bogotá inauguró una exposición para revivir lo mejor de la revista. En el homenaje conversaron Enrique Santos, Antonio Caballero, Hernando Corral, Bernardo García, Jorge Orlando Melo y Jaime Abello ante más de cien personas que se abarrotaron en un moderno salón del Archivo. Allí, a partir de hoy y hasta el 30 de enero, la exposición estará abierta al público.

Estos íconos del periodismo, junto a los muchos otros que también contribuyeron como Orlando Fals Borda, Jorge Villegas y Gabriel García Márquez, entre las decenas de redactores y columnistas de alta talla, efectivamente lograron ofrecer un medio alternativo –y quizá superior– a los tradicionales.

Alternativa nació como un medio de izquierda, comprometido con la causa socialista pero distante de las arengas trasnochadas; siempre cuidó la elegancia en la prosa y en sus diseños. “Dábamos valor a la imagen, a todo lo gráfico, que no era algo característico de la izquierda”, recordaba Enrique Santos ayer.

“Amplios sectores de la opinión pública colombiana están sintiendo, ahora más que nunca, la carencia de una publicación nacional, periódica, independiente y crítica. La progresiva concentración de los medios masivos de información en manos de quienes detentan del poder político y económico ha permitido que esta minoría oculte, deforme y acomode a su antojo los grandes hechos nacionales. (…) No es fácil en Colombia abrir una ventana por donde entre el viento fresco de un pensamiento de izquierda”. Con esas palabras, escritas en el editorial del primer número, Santos abrió el conversatorio.

Este grupo de escritores, periodistas, artistas, investigadores, y ante todo, pensadores, se propuso decir lo que ocultaba la “gran prensa” y le apostó a unir a la izquierda colombiana, un proyecto que aún nadie ha logrado. Precisamente, “uno de los fracasos de Alternativa fue que nunca consiguió una unidad de la izquierda. Y en eso seguimos 40 años después”, dijo Antonio Caballero en la sala.

Tan novedoso era tener una revista que no hablara desde la barrera conservadora ni liberal, que los primeros 10.000 ejemplares se agotaron en 24 horas. Las plumas de Alternativa eran leídas con respeto en todo el país: desde los sectores populares hasta los altos estamentos.

‘Gabo’ –quien entró al proyecto a regañadientes pero luego se convirtió en uno de los mayores contribuyentes en términos económicos y periodísticos– dijo: “Yo creo haber encontrado en Alternativa una forma de militancia que he buscado durante muchos años: un trabajo periodístico serio, comprometido hasta el tuétano. No tengo vocación, ni formación, ni decisión para ir más allá. Sé que circulan algunos rumores, pero que nadie espere de mí, en el campo de la política, nada distinto, ni más importante, ni más heroico, que mi trabajo en esta revista”. El mensaje se lee en una pared de la exposición.

En la sala del Archivo se pueden ver muchas de las carátulas de los 257 números que sacaron, las caricaturas de Antonio Caballero, una línea del tiempo con los eventos mundiales que antecedieron a la revista: el Frente Nacional, la Revolución Cubana, la consolidación del ELN, la muerte del ‘Ché’ Guevara, Mayo del 68, el golpe de Estado de Pinochet y finalmente el surgimiento del M-19 (un mes antes del lanzamiento de Alternativa).

La exposición también muestra los grandes momentos que cubrió la línea editorial y las secciones de la revista, con artículos que, casi cuatro décadas después, sorprenden por su vigencia. Se puede leer, inclusive, la correspondencia que mantuvieron los miembros durante las crisis internas.

Como es usual en los buenos medios independientes, Alternativa tuvo problemas económicos y de seguridad: Hernando Corral recordaba en el conversatorio los dos atentados que recibió Enrique Santos, la censura (la primera edición fue decomisada de los quioscos y voceadores por la policía), el bloqueo económico y el sabotaje en la distribución. Sin pauta, con poderosos enemigos y con fuertes divisiones internas, la revista tambaleaba.

En 1980 publicó su último número a modo de despedida. En el editorial de aquella edición del 27 de marzo del 80 se leía: “Si hoy Alternativa se despide, tampoco queremos dar la impresión de que se debe exclusivamente a las canalladas del sistema, también hemos sido víctimas de la improvisación, del sectarismo, de nuestra incapacidad empresarial y de nuestro ingenuo desprecio por las implacables reglas económicas de la llamada libre empresa”.

Aunque las causas de su deceso incluyeron la falta de recursos, las ventas de la revista superaron todos los pronósticos desde su primer número. “A la larga, Alternativa fue un fracaso económico pero un triunfo político”, dijo Jorge Orlando Melo, quien resaltó el compromiso que la revista tuvo con la defensa de los derechos humanos en los años del Estatuto de la Seguridad, de persecuciones, torturas y desapariciones.

Alternativa fue un medio que transformó la manera de hacer periodismo en el país y, sin embargo, su aniversario había pasado inadvertido; nadie había vuelto a hablar del impacto de la revista”, dijo la historiadora Gloria Vargas-Tisnés, curadora de la exposición. Gustavo Ramírez, director del Archivo, y todo su equipo le pusieron el alma a este proyecto.

“Hoy en día, sin duda, Alternativa estaría a favor de la paz. La lucha armada está totalmente descartada y hemos visto cómo exguerrilleros llegan al poder por las vías legales en toda América Latina. Hoy la izquierda tiene posibilidades de movilidad que en esa época no tenía”, dijo Santos en una entrevista con El Tiempo, al reconocer que en ese entonces la revista tenía “una mal disimulada simpatía por la lucha armada”.